El ruido de la lluvia chocando con las hojas amarillentas de los árboles y el sonido del viento en sus lejanas copas calmaba al menos un poco el alma perturbada de Shoto mientras este observaba con cierta melancolía el caer de la lluvia frente a él.
Se encontraba sentado en en el desnivel que daba al porche observando lo que para él, era un fenómeno que hace tanto no había apreciado.
Hace ya una semana que Yaoyorozu no había regresado de su viaje a Tokio y el temor de que haya sido abandonado por ella, lo mantenía aterrado a cada minuto en el que ella no se encontraba ahí.
No sabia que estaba haciendo, con quien estaba o convivía y eso lo atormentaba sin cesar desde que ella había partido a Tokio. Había pensado en ir a buscarla, pedirle a Jirou que lo llevase o a Midoriya que lo transportara pero, siempre se terminaba arrepintiendo. Momo por algo no había regresado y si ella necesitaba un tiempo lejos de él para pensar las cosas, se lo daría sin rechistar. Ya la había dañado lo suficiente como para hacerlo de nuevo.
La lluvia torrencial resonaba en sus oídos y la brisa fresca traída por el viento chocaba contra su rostro inexpresivo mientras observaba sin parar el caer de las gotas del cielo.
¿Hace cuanto que no presenciaba la lluvia misma? No podría decirse, pero, simplemente, un día decidió dejar los placeres del mundo humano atrás y encerrarse en una soledad que supuestamente sería eterna hasta que aquella pelinegra que se había adueñado de su corazón llegó a su vida derribando los muros que tardo siglos en construir.
Ella le devolvio la vida, le enseñó lo que era amar y sonreír por igual y sin ella el fuego de su corazón se apaga poco a poco siendo remplazado por agua helada en vez de sangre y hielo en vez de corazón.
No podía vivir sin ella, definitivamente, no podía.
De pronto para su sorpresa, oyó como la puerta de la entrada de la casa era abierta de par en par y al oír un par de pasos corriendo hacia él, escuchó el mayor deleite que sus oidas han presenciado jamás.
—¡¡¡SHOTO!!!— la voz de Momo resonó en sus oídos haciendo que se volteara y rápidamente se levantara al ver a la pelinegra correr directo a sus brazos con un rostro que no reflejaba más que desesperación y llanto.
Finalmente, Momo se abalanzó sobre él comenzando a derramar lagrimas sobre sus pecho mientras abrazaba fuertemente el torzo del bicolor en un intento de sentir su seguridad.
—¡¡¡¡PERDONAME, NO FUE MI INTENCIÓN!!! ¡¡¡POR FAVOR PERDÓNAME, SHOTO!!!— gritaba Momo con desespero confundiendo de gran manera al bicolor.
—Momo, ¿de que... de que estas hablando?— pregunto Shoto confundido sin dejar de abrazar a la pelinegra. Más ella no contesto, solo se limito a llorar desconsolada entre sus brazos dejando que el miedo y el dolor que había cargado durante toda esa semana se manifestara en aquel delicado llanto que era acompañado por la lluvia en el exterior.
Shoto estaba confundido pero, sobre todo, preocupado. ¿Qué había pasado en Tokio para que Momo regresara de aquella manera tan desastrosa? Más no preguntaría nada y solo se limitaría consolar a su amada sin pedir nada a cambio. Es lo que conlleva un amor incondicional hacia alguien a quien amas.
Momo se mantuvo así un tiempo, haciendo no más que derramar lagrimas tras lagrima sin dejar descansar sus sollozos ni siquiera un momento mientras que Shoto solamente la consolaba acariciando sus largos cabellos de cuervo entre sus dedos o susurrandole al oído suaves palabras de aliento repitiendo una y mil veces que no llorara más, porque ahora están juntos y no permitirá que nada los separase de nuevo.
Tardó un poco en calmarse lo suficiente como para dejar de llorar a mares y, simplemente, soltar pequeñas gotas saladas de sus ojos y pequeños sollozos que no podía retener en lo absoluto.
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"轟" (Shoto) La Bestia de Hielo y Fuego (Todomomo)
FanfictionEn un pueblo al oeste de Japón, yace una leyenda enterrada en lo más profundo del tiempo. La leyenda de la bestia conocida como "Shoto". No existen muchos registros de la bestia, pero, muchos dicen que su existencia nació en aquel pueblo y yace enc...