"轟" (Shoto) La Bestia de Hielo y Fuego (Todomomo)

꧁Cap. 30꧂

Los primeros rayos del sol no alumbraron esa mañana. Una capa de ceniza tan densa que impedía el paso del sol había cubierto el campo ardiente donde alguna vez hubo grandes bosques llenos de vida y aldeas completas rebosantes de alegría.

El silencio de la muerte era lo único que se escuchaba en aquel lugar cubierto en tinieblas junto con la llamas aún ardientes que consumían los restos de los arboles que aún se mantenían en pie pero que pronto, perecían sin ninguna clase de piedad por parte del fuego que lo consumía.

El causantes de todo aquello, la bestia que yacía inconsciente en los suelos en donde alguna vez hubo bellas flores, se removió en aquella capa de ceniza con incomodidad abriendo los ojos mientras trataba de enfocar su vista borrosa en algún punto inespecifico.

Frunció levemente el ceño al no recordar nada de lo que había pasado, solo pequeños fragmentos borrosos perdido en su memoria que apenas alcanzaba a recordar.

Se incorporo sobre la cama de ceniza y miró a su alrededor observando la destrucción que se encontraba en cada parte en donde posaba la mirada ¿Qué es lo que había pasado?

De pronto, como si se tratase de un golpe certero que destrozo cada una de las defensas que había impuesto, los recuerdos de aquella noche volvieron de golpe trayendo consigo la culpa y la desgracia que conlleva matar a cientos de vidas sin misericordia alguna. Pero, el impacto más fuerte de todos siendo acompañado por un dolor infernal tan insorpotable que en ese instante sintió que moría, llego cuando el recuerdo de la muerte de Momo invadio su mente, oyendo en la profundidad de su mente aquel grito de agonía que la pelinegra lanzó al ser carbonizada entre las llamas de una furia inconpensible y la ultima mirada que le dirigió diciendo entre la nada "¿Por qué tú?".

Cuando aquel recuerdo llegó a su mente, su vista se nubló por las lagrimas que amenazaban con salir de sus ojos comprendiendo lo que había hecho y en lo que se había convertido en ese instante y agarrando entre sus dedos sus cabellos mientras jalaba fuertemente de ellos tratando inútilmente de amortiguar su dolor con otro, lanzó un grito atroz a la nada que fue acompañada por una ráfaga de hielo que congeló todo a su paso mientras las lagrimas de culpa y dolor bajaban por sus ojos como cascadas de agua salada que se resbalaban por sus mejillas mojando su rostro como los recuerdos vivientes que tuvieron su corazón de hielo.

Se había convertido en el monstruo que los creyentes sabían que era. Había acabado con la vida de cientos de personas inocentes por un arrebato de ira incontrolable incluyendo con la única persona que no lo considero una bestia. Aquella persona que amo más que a su vida y quien lo amo por igual. Aquella que ahora yacía muerta en alguna parte de aquel basto campo de cenizas por haber confiado en una criatura como él. Él merecía un peor destino que la misma muerte, el merecía el sufrimiento eterno por el pecado que había cometido.
Y en ese instante, lloró. Lloró amargamente dejando que las horas pasaban mientras su garganta se desgarraba cada vez más por cada grito que pegaba al cielo, llorando por ser el causante de las muertes de cientos inocentes, pero, especialmente, ser el despreciable ser que acabo con la vida de su amada Momo. Aquella joven de piel de porcelana y sonrisa de luna; de nobles e inocentes pensamientos y carácter y actitud de dama; con ojos de obsidiana y cabellos de cuervo y, junto con un corazón y alma pura que fueron lo única que él conoció como amor verdadero.

Pero... Ahora, solo le lloraba a la nada, ya que simplemente, no quedaba ningún cuerpo al cual llorar.

—Te advertí que no retaras al destino, Shoto. Ahora, tú destino sera peor que la muerte y el hilo rojo que te unía con tu amada se ha roto— la voz del Omyouji llego a los oídos de Shoto deteniendo por un momento su llanto para voltear a verlo, observando su figura colorida en aquel paisaje de tonos blancos y grises.