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— A veces la vida es injusta para muchos, dos miligramos de fentermina serán suficientes. Te harán perder el apetito ¿que dices? — decía Dean a medida que inyectaba los medicamentos en la suave piel del paciente número 7.

El famoso paciente número 7 era un joven muchacho, de unos pocos años de edad, quizás 18 o menos. Su aspecto era deplorable, tenía el cuerpo ensangrentado luego de los entrenamientos y era un recién ingresado a cargo del doctor Winchester.

— Nick, saluda a nuestro nuevo compañero, Jack — dijo el doctor tirando de las cadenas que estaban atadas al cuello del joven — Entrenaremos juntos a partir de ahora, él estará en la habitación número 7 ¿no es genial?

Si las emociones negativas describieran a una persona, ese seria Jack. Su expresión era ambigua, taciturna y callada. A la vez sus ojos brillaban de color amarillo, a diferencia de los de Nick que brillaban de color azul. Cuando se sentó a su lado, supo que el muchacho era demasiado joven para estar allí.

— Padece de fibromialgia, maldición — murmuró su doctor revisando el expediente del joven — ¿No es divertido Nick, este muchacho mató a mas gente que tú? Eso es... molesto.

— ¿Me extrañaron? 

De pronto una extraña voz familiar interrumpió la conversación, llamando la atención de los dos pacientes y el doctor. La puerta de hierro chirreó mientras se abría dejando ver a una mujer risueña, con una bata blanca que le llegaba hasta las rodillas y el cabello naranja como las zanahorias. Ella llevaba unos lentes, los cuales bajaba mientras sonreía.

— ¿Charlie, que demonios? — Dean murmuró notando como la mujer prontamente se encaminó en la habitación sin temerle a los pacientes.

— Si si, lo sé. Me extrañaste no hace falta que lo repitas — inmediatamente la pelirroja sacó un estetoscopio y acomodó sus gafas examinando las pupilas de los pacientes 6 y 7.

— ¿Que crees que estás haciendo? Ellos son mis pacientes.

— Lo sé, pero mira a este muchacho — estiró los descuidados brazos de Nick — Tiene cortes profundos en sus brazos, quemaduras de grado 3 en su piel y claramente sufre anemia. ¿Qué tipo de doctor eres Winchester? ¿No eres siquiera capaz de cuidar a tus pacientes?

Dean apretó los dientes con rabia. Odiaba que alguien cuestionara su trabajo. A medida que gruñía apretaba sus uñas en las palmas de sus manos.

— Tranquilo, era broma ¿no puedes siquiera tomarte una broma? — ella sonrió sacando un grupo de instrumentos de su maletín.

— ¿Quien te mandó aquí? ¿Cómo es que sigues viva?

— Fácil, Castiel... el vela por la salud de todos aquí y me envió para recordarte que aunque eres un doctor en una penitenciaria, tienes que cumplir tu trabajo — ni siquiera miraba a Dean a los ojos —. Dime Winchester, ¿les has dado morfina a tus pacientes?

— ¡Eso es algo que el propio jefe me ordenó que hiciera! — exclamó con rabia — El maldito de Novak no es el jefe, ¿o si? ¿Prefieres seguir a un desviado antes que seguir las ordenes de Chuck?

— Detente, estás gritando mucho. Posibles síntomas de ira —  ella colocó sus manos en frente del rubio — ¿Y a que le llamas desviado, Winchester?

— Al maldito de Castiel y su grupo de visionarios idiotas. No arriesgaré mi vida y la de mi hermano por ir en contra del jefe. Fui muy claro con él, no quiero problemas.

Cena romántica con un asesino © [Samifer AU.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora