— ¡Háganse a un lado, tengo que pasar! — gritaba Sam, empujando a toda persona que se atreva a cruzarse en su camino.
En el transcurso de su viaje desde el cementerio hasta el hospital Sam no dejó de agradecerle a Dean. Sabía que su hermano fue quién escuchó sus plegarias y le había devuelto a Lucifer. A cambio de ese deseo cumplido, Sam prometió llevarle pays de manzana todos los meses.
Cuando entró al hospital corriendo, tuvo que empujar a los enfermeros que deambulaban en la entrada, incluso empujó a un anciano que caminaba luego de su operación -por obvias razones se disculpó- y siguió corriendo hasta llegar a los ascensores. La espera fue interminablemente larga hasta que llegó a la habitación 116. Y abrió la puerta estruendosamente.
— ¡Despertaste!
Lo primero que Sam vio fue a un grupo de enfermeras, Jack e incluso Castiel a los pies de la camilla. Sam empujó a todos ellos, abriéndose paso hasta llegar a Lucifer, quién aún permanecía soñoliento de su larga siesta.
Sam no tardó en lanzarse encima suyo rodeándolo con sus brazos.
— ¡Lucifer despertaste! — sollozó de alegría cerrando sus ojos a medida que hablaba —. Pensé que estabas muerto, vine a verte cada día del mes y...
Cuando Sam abrió los ojos pudo notar las expresiones de preocupación de todos en la habitación.
— ¿Qué... qué pasó? — se alejó para mirar y se encontró con Lucifer y una mueca de disgusto —. ¿Lu? ¿Qué pasa?
— ¿Quién eres? — preguntó el rubio sin entender quienes eran todos a su alrededor.
— Cómo... cómo que quién soy...
Sam tuvo una crisis.
— Sam por favor, hablemos afuera — interrumpió Castiel. Pero fue muy tarde porque el castaño tomó a Lucifer del cuello.
— ¡¿Cómo que quién soy yo?! ¡¿Soy tu maldito novio, él que esperó por ti durante meses?! ¡No puedes decirme que te olvidaste de mi!
Lucifer se encogió de hombros —. Mamá, ¿eres tú?
— ¡No soy tu mamá, soy Sam Winchester! ¿Me recuerdas? ¡Sam! ¡Al que llevaste cortejando durante meses! ¡El inquilino de la habitación 303 de la 1ra avenida de Bunch! ¡El escritor fracasado! — al ver que Lucifer se hacía el desentendido, Sam empezó a quebrarse —... Soy el guardia de seguridad, él que trajo las cebollas... no puedes olvidarme así, no tú.
De pronto una carcajada se escuchó en la habitación, proveniente de Lucifer.
— ¿Por... qué te parece gracioso?
— No lo sé lindura, ¿que crees que me parece gracioso?
— ¡Lucifer! — el rubio se ganó un zape del castaño —. ¡No vuelvas a bromear conmigo así!
Pronto Sam fue apresado por los fuertes brazos del rubio, que casi provocaron que cayera en la camilla.
— ¡Jefe, está despierto! — Jack se unió involuntariamente al abrazo.
Castiel fue el único que no se acercó a abrazarlo, más bien se quedó desde la lejanía con una mueca de alegría y sus manos ocultas en sus bolsillos. Lucifer por encima del hombro de Sam, lo saludó con la cabeza, acto que el pelinegro correspondió.
Al separarse, el primero en hablar fue Jack.
— Jefe, ¿me recuerda? ¿se acuerda de mi? Jack Kline, el paciente número siete.
Lucifer acarició su cabello rubio casi igual al suyo. Si no fuera porque toda su vida la pasó encerrado, creería que Jack era su hijo.
— Por supuesto que te recuerdo campeón, te hiciste un excelente oficial de policía.
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Cena romántica con un asesino © [Samifer AU.]
FanfictionUna reciente serie de asesinatos comienza a asustar a los inquilinos de un edificio, sin embargo, no a Sam Winchester, él no parece asustarse por los cuerpos sin vida que aparecían. Vive su vida encerrado en su apartamento escribiendo novelas que no...