Sam despertó como muchos de sus recurrentes días. No había nada de nuevo en su vida. El techo de su departamento seguía mohoso. Su cama aún rechinaba, y posiblemente tenga ojeras enormes debajo de sus ojos. Con flojera levantó sus manos por encima de su rostro frotando sus ojos con las yemas de sus dedos.
— Buenos días, Lucifer — saludó sin tono en su voz. Al no recibir respuesta, se volteó a mirar y no encontró absolutamente nadie a su lado.
Ya hace una semana que Lucifer no volvió. No apareció en su departamento. No le escribió cartas. No le ofreció jugo de limón y tampoco le cocinó cebollas en las mañanas. Despertar con el humo quemado de las frituras de cebolla era una molestia al principio, y ahora no era más que un sueño que deseaba volver a tener.
Suspiró levantándose de la cama, con una de sus manos desparramó su cabello hacía atrás y miró a través de la ventana. Era una mañana fría, el viento hacía que los árboles movieran las copas de sus hojas hacía el lado del sur. Sam supo entonces que estaban en invierno.
Luego de cepillarse los dientes, desayunar y bañarse, Sam se sentó en su típico escritorio carcomido, se colocó los lentes y leyó los recientes trabajos que Castiel Novak le enviaba semanalmente.
— ¿Qué es esto? — Sam enarcó una ceja abriendo el sobre y encontrándose con varios manuscritos, un collar con una gema azul y dos aretes.
[ Espero te gusten ;) ]
Sam rodó los ojos y lanzó lejos el sobre, hace unas semanas, desde que empezó a trabajar con Castiel, éste no dejaba de mandarle regalos sin sentido. El primero fue un almuerzo luego del trabajo, después un conjunto de ropa extremadamente lujosa, y después fue unos productos para su cabello. Castiel solía decir cosas extrañas casi siempre sin sentido aparente, daba datos repentinos y corregía los libros con rapidez, como si su velocidad incrementara cada día.
Nadie podía darle regalos, a menos que ese "alguien" fuera un hombre alto, con cabello rubio, uñas negras, traje formal y gorra.
En resumen; Lucifer.
Lo que Castiel quisiera hacer, no sería aceptado por Sam.
— Me cree un tonto, le daré este regalo a alguien que lo merezca — farfulló cruzando sus piernas sobre el escritorio.
De pronto, la puerta de su departamento fue golpeada tres veces. Tock, tock, tock
— ¿Quién es?
Al abrir la puerta, lo primero que vio Sam fue a un joven chico con una sudadera hasta su cabeza, de ojos rasgados y una clara expresión de molestia.
— ¿Puedo ayudarte en algo? — cuestionó Sam.
— Si, de hecho si. Me llamo Kevin Tran, soy residente de la habitación 315 hace aproximadamente tres años desde que empecé a trabajar — soltó de golpe, dándole a Sam incontables minutos para procesarlo —. En mis años de alojamiento, jamás recibí un trato tan descortés como el que recibí por parte de su pareja.
Sam quedó congelado.
— ¿Mi... pareja?
— No se haga el desentendido, fui a la comisaría a denunciar al vecino Lucifer Shurley de la habitación 302 pero los policías negaron mi queja diciendo que no tengo pruebas. Luego me quejé con el conserje pero él tampoco fue de ayuda, así que terminé por enterarme a través de rumores que usted es su pareja. Mire, no tengo nada en contra de los homosexuales, pero...
— Puede ser más directo, vaya al grano por favor.
— Me refiero a que en la tarde del jueves pasado, Lucifer Shurley irrumpió en mi departamento, puso sus dedos en mi boca, me robó papeles sumamente importantes y desapareció diciéndome que la puerta de mi ático estaba rota. ¿Puede dejar pasar algo así?
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Cena romántica con un asesino © [Samifer AU.]
FanfictionUna reciente serie de asesinatos comienza a asustar a los inquilinos de un edificio, sin embargo, no a Sam Winchester, él no parece asustarse por los cuerpos sin vida que aparecían. Vive su vida encerrado en su apartamento escribiendo novelas que no...