²⁰ | Las cebollas

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Cuando Sam regresó tenía un grave golpe en su mejilla izquierda, que intentaba disimular con su gorra y sus manos, pero que era visible desde la posición de Nick.

— ¿Por qué me ves de esa forma? — cuestionó el menor cargando una bolsa grande sobre sus hombros —. No te preocupes por el moretón, pronto sanará.

Se inclinó dejando el costal sobre el suelo, mientras Nick lo miraba atentamente con un bozal de perro alrededor de su cabeza.

— Me dijeron que pude haberme sacado un ojo, pero afortunadamente no pasó. Me imagino que me habré gastado la suerte de todo un año — sólo hubo silencio, ni una sola palabra salió de Nick — Acabo de decirte que casi pierdo un ojo, ¿no te da curiosidad saber cómo pasó?

¿Cómo? se preguntó el rubio ladeando su cabeza.

— Supongo que no te resulta interesante — sopesó Sam, tratando de aflojar la atadura alrededor de la bolsa — Sabía que nada sería feliz contigo, pero no esperaba que fueras tan frío.

Finalmente Sam decidió contarle.

— Fui yo, casi me saco un ojo — sonrió de oreja a oreja, dejando ver dos hoyuelos alrededor de sus mejillas  — Claro, a mi hermano no le pareció divertido pero esperaba que al menos tú te rieras.

Nick rodó los ojos, ¿entonces el mismo se golpeó hasta que el ojo se le hinchó?

— De hecho, no eres tan malo salvo por creer que eres un perro... que destroza cosas ajenas e ignora todo lo que le pide, que casi nunca habla ni sonríe incluso si se lo piden — dijo mientras mordía la bolsa para abrirla.

Ahora que lo pensaba; ¿el guardia Sam había hecho su entrenamiento? Nick no se acordaba de ello.

— La mayoría suele decir, que no hay nada mas frágil que el cuerpo de un humano, pero yo soy la excepción, sin importar que me hicieran me sentía bien. Por eso decidí tomar prestado unas herramientas... y herirme un poco.

Nick lo miró sorprendido, ¿por qué un humano medianamente sano haría eso?

Entonces cómo si pudiera escucharlo, Sam le contestó — Necesitaba una excusa para que me recetarán analgésicos; entonces yo se los daría a ti.

Gloriosamente, logró abrir el condenado costal, y de ahí Sam tiró un montón de cebollas.

Cebollas.

— Se supone que estas plantas limpian la sangre humana, también reducen la inflamación, previenen resfriados y ayudan a mejorar la fatiga — explicó Sam sosteniendo una cebolla entre sus manos —. Oh, y eliminan el olor de un cadáver. O por lo menos eso me dijo Dean.

Nick lo miró amenazante, no le creía ninguna de sus palabras.

— Cuando pregunté que tipo de analgésicos les daban al personal de menor rango me dijeron que los medicamentos eran muy caros para dárselos a los guardias, por eso me dieron un costal de cebollas ¿puedes creerlo? pareciera que estamos en la época medieval.

¿Cuando la sangre se "limpia" significa que se vuelve clara cómo el agua? repetía Nick en su cabeza.

¿Inflamación? ¿Prevenir resfriados? ¿Que significa todo eso?

De pronto Sam le lanzó una cebolla y Nick logró atraparla a centímetros de su rostro.

— Tienes buenos reflejos — felicitó Sam al lado suyo. — Es increíble que me dieran un costal de cebollas, no te culparía por no creerme.

Cena romántica con un asesino © [Samifer AU.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora