²³ | Cómeme

70 17 85
                                    

Existen tres criterios para categorizar un objeto. Los que hieren, y los que no hieren. Las herramientas de entrenamiento, y las que no son de entrenamiento. 

— Toma — Sam le extendió un tenedor con un trozo de ensalada.

Ese día Lucifer sabía que algo malo estaba pasando, no porque lo hubiera visto, más bien era la extraña actitud de Sam. Su expresión se veía decaída. Podía jurar que estaba de mal humor.

— ¿No quieres comer? Pensé que estabas de mal humor porque sólo te daba cebollas ¿o me equivoco? — alejó el tenedor y el plato con ensalada.

A pesar de que Lucifer abriera la boca a través del bozal, el tenedor no entraba, se trababa entre el metal. Desilusionado de si mismo apretó sus dientes, le hubiese gustado poder comer esa ensalada. Sam parecía mirar constantemente a la puerta de hierro.

— Mira la ensalada no a mi — dijo fingiendo una sonrisa — Es un regalo que te preparé, no es la gran cosa pero al menos me esforcé porque sepa bien. Mas o menos.

Cosas que le pertenecen a Sam, y cosas que no le pertenecen a Sam.

Intentó pasar el tenedor por el bozal pero no pudo, al contrario pinchó a Lucifer con él.

— ¡Perdón! ¿Te lastimé? — Lucifer negó con la cabeza. Sam resopló —. No tienes que mentir, sé que te pinche.

Sam suspiró con cansancio levantándose de su lugar y caminando hacía la puerta. Lucifer se preguntaba si ya tenía que irse ¿tan pronto? no quería que se vaya. Ni siquiera habían comido cebollas, o abierto un libro, tampoco le contó una historia. ¿Acaso se iba porque no fue capaz...?

— Te quitaré el bozal para que puedas comer, volveré tan pronto cómo pueda — susurró el castaño guiñándole un ojo a Lucifer.

Así cómo prometió, cumplió. Sam regresó con una llave oculta entre su uniforme. Se inclinó sobre Lucifer y se colocó unos guantes de tela blancos alrededor de sus manos. Luego lentamente, le quitó el bozal. Liberando a Lucifer de ese jaula alrededor de su boca que impedía que mordiera a los guardias.

— Es pesada — dijo sosteniendo el bozal y dejándolo sobre el suelo — ¿Cómo te sientes?

Lucifer tocó su rostro un par de veces, había tenido que usar ese bozal desde que mordió al doctor Winchester hace meses. Su cara ya no tenía ese metal pesado que lo lastimaba. Cuando notó que Sam lo miraba fijamente, se cubrió con sus brazos.

— Oh, no te preocupes. Eres muy lindo — lo animó a descubrirse.

— Sama... Sha... Samu... el — intentaba pronunciar su nombre sin el bozal. Sin embargo cada intento era un desastre. Lucifer se maldijo en su cabeza por no haber practicado más. Tuvo que haberlo dicho bien, quería ver a Sam feliz —, sha...

— Es Samuel, no te preocupes, lo hiciste bien — el castaño acarició su cabello desordenándolo.

Desde ese día Lucifer no dejó de pronunciar el nombre de Sam.

— Sam.

— ¿Que pasa?

— Samuel.

— Ya te escuche, ¿que pasa?

— Sam. Sam. Sammy.

— ¿Enserio estás hablando conmigo? No me gusta que me llamen "Sammy"— el menor lo reprochó.

Cena romántica con un asesino © [Samifer AU.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora