— Háblame.
— Está bien — contestó Sam.
— Dilo otra vez.
— Está bien — repitió.
— Una vez mas — imploró Lucifer.
— Está bien — repitió por segunda vez.
Sam se encontraba sentando de piernas cruzadas en una silla carcomida de madera, a su lado, permanecía Lucifer con el cabello rubio desordenado y la cabeza cabizbaja para no mirar a la luz. Estar cerca de Sam o escuchar su voz era simplemente magnifico.
— Háblame — volvió a pedir el rubio.
Ésta vez fue Sam, prestándole atención dijo — ¿Qué quieres que te diga exactamente?
Fue sorprendente, por primera vez en semanas Sam le dirigió la palabra para preguntarle algo. ¿Qué debería pedirle que le diga? Simplemente sólo quería que: 0:), de nuevo.
— Tú decides, porque yo no tengo nada que decirte — se colocó la gorra de guardia acomodándose de nuevo sobre la silla. Su expresión era neutra, aludía a Lucifer con la mirada.
¿Estaba enojado? se preguntaba Lucifer.
Efectivamente, estaba enojado con él. Si está enojado probablemente no vuelva.
— ¿Puedes leerme el soldadito de plomo? — su voz salió suplicante.
Sam lo miró de reojo, tan hostil que Lucifer sintió cómo si fuese capaz de morir por esa mirada. Sin embargo aún mirándolo con odio, se inclinó y tomó del costal de cebollas un libro rojo con dibujos en la tapa.
[...El soldadito de plomo...]
"Erase una vez, veinticinco soldaditos de plomo. Todos hechos de la misma cuchara.
Exactamente iguales en tamaño y forma.
Excepto por uno.
Habían muchos otros juguetes sobre la mesa, de todas las formas y colores.
Pero lo más llamativo era una una bailarina hecha de papel que estaba de pie frente a las puertas del castillo.
La bailarina tenía los brazos en alto y una pierna levantada. La había elevado tanto que el soldadito creyó que a ella le faltaba una pierna cómo a él.
—Está mujer es tan maravillosa para mi, tanto que vive en un castillo. Yo en cambio, sólo tengo una cajita en dónde habitamos 25 soldaditos. No es lugar propio para ella, es imposible que viva aquí —pensó el soldadito.
Aún así el soldadito concluyó que quería conocerla. Él no podía quitarle los ojos de encima.
Entonces un día, el reloj..."]
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Cena romántica con un asesino © [Samifer AU.]
FanfictionUna reciente serie de asesinatos comienza a asustar a los inquilinos de un edificio, sin embargo, no a Sam Winchester, él no parece asustarse por los cuerpos sin vida que aparecían. Vive su vida encerrado en su apartamento escribiendo novelas que no...