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¿Cuándo fue fácil adaptarse a los cánones de belleza? Piel sin poros, atributos marcados, cintura delgada, caderas ligeramente anchas, pelo bien cuidado, belleza completamente natural, pies pequeños, muslos gordos, etc.

¿Era humanamente posible cumplir con todos aquellos requisitos que la sociedad implantaba en las mujeres? Para Hanabi no, nunca fue posible y mucho menos necesario. Ella no quería ser bonita para un hombre, quería ser bonita para ella misma, pero los humanos somos crueles y despiadados, terminamos por lastimas a aquello que más amamos siempre.

Nakamura Hanabi es gorda, siempre lo fue y la sociedad le llevó a tener asco de sí misma al punto de optar por casi nunca salir de su hogar ya que no quería que los demás sufrieran por ver un cuerpo asqueroso como el suyo. No quería escuchar las ofensas y las críticas de nadie, por eso optó por aislarse.

¿Qué era lo malo? Que las decisiones de sus amigas la terminaron involucrando con el chico más volátil de toda la preparatoria y ella era muy lenta como para correr y no ser atrapada.

Una ovejita en manos de un lobo hiperactivo sin ningún complejo. Alguien que duda de su propio ser y otro más que orgulloso de sí mismo. Alguien que, a base de acciones, le mostró que ser gorda no es malo y que, los demás no debían influir en lo que es ella. Alguien que la hizo amarse y cuidarse con cariños, pero también fue alguien que la hizo gemir y gritar en varias madrugadas por el mejor sexo que su mente pervertida fue capaz de imaginar.

-Estoy gorda.-

-Gorda me la pones, nena.-

FattyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora