XXV

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Hanabi

-Buenas tar- aplicando la educación básica que mi madre me enseñó, decidí empezar la conversación, pero era imposible ser educada con tales personajes.

-Ahórrate la charla inútil, mocosa. No vinimos acá para eso.- El tono hostil de mi familiar más joven me hizo levantar la ceja, cruzando mis brazos y arreglando mi postura, cambiándola por una más recta y firme.

-¿Y para qué vinieron entonces? No creo que sea precisamente para llorarle a mi padre, al fin y al cabo fueron tú y tu padre quienes no dudaron en pagarle al juez para que mi madre no recibiera ni un 1% de las acciones de la empresa de la mi padre era dueño.- disparé, tratando de no alterarme y llorar allí mismo. No soy fuerte, no tengo la capacidad de enfrentarme cara a cara a mis familiares sin sentir culpa y sé que lo que estoy haciendo está bien, pero sigue siendo difícil.

-Yukihime, cállate.- el hombre que llegó con mi prima por fin interrumpió la conversación y fue en ese momento que me percaté mejor de su aspecto.

La familia de mi padre adora aparentar. No son millonarios, no cagan dinero o lloran oro, pero aún así disfrutan de endeudarse para comprar ropa, joyas, vehículos y más que cuestan lo mismo que el apartamento donde vivo o el doble. A todo esto, era normal verlos con trajes de etiqueta bien planchados, el cabello más tieso que el cadáver de mi progenitor gracias al gel y la soberbia tatuada en su rostro como diciendo que todos los ajenos a ellos eran unos inútiles.

Por eso me sorprendió su porte actual, era bastante empobrecido comparado con el del último año. Su cara naturalmente blanca se notaba más pálida, al parecer por una falta de sol extrema. Sus ojos se notaban cansados, con bolsas oscuras adornándolos por debajo. Los pómulos antes rosados y jóvenes eran tan delgados que la figura alargada de su rostro se marcaba más. Daba pena, demasiada, pero no iba a ser yo quien comentase algo a respecto.

-Sí papi…- vale, aquello era raro. Yukihime suele obedecer a sus padres sí, pero siempre después de algún que otro enfrentón queriendo salirse con la suya.

-No venimos a discutir Hanabi…- quise comentar algo al respecto, pero decidí mejor callarme y escucharlo, tampoco tengo ánimos de discutir. -Necesito tu ayuda. La empresa te necesita.- la declaración definitivamente me sorprendió, era algo que ni en mis peores pesadillas logré imaginar y eso que mis sueños parecen sacados de un filósofo con 40 Kg de marihuana en las venas.

-¿Y se supone que deba ayudarlos? No tengo nada que ver con ustedes y mucho menos con la empresa que le robaron a mi padre.- no quería ni siquiera darles la oportunidad de tratar de comprarme, no caería y si Yukihime perdía la paciencia (que no es que sea mucha) terminaría armando un espectáculo de comedia que no estoy dispuesta a ver.

-Nos estafaron…- levanté una ceja sin creerme eso del todo y al parecer lo logré incomodar, ya que no tardó en corregir la oración. -Me estafaron.- eso sonaba más creíble. El padre de mi padre podrá ser un imbécil machista con complejo de Dios, pero lo que tiene de insoportable lo tiene de inteligente y sería casi imposible engañarlo. Todo lo contrario a mi tío si soy objetiva.

-Vale. ¿Y cuál es mi muerto en este entierro?- permanecí calmada, mordiéndome la lengua cada vez que las ganas de insultarlos picaban en mi garganta.

-Tu intelecto junto al de papá será capaz de sacarnos de esta crisis, podremos resurgir y con mucha más fuer-

-Corta tu palabrería porque no me interesa y lo sabes. Creo no tener que recordarte que no tengo nada que ver con esa empresa.- sentí el sabor metálico de mi sangre filtrarse por una pequeña hendidura que abrí con mi colmillo cuando mi subconsciente decidió que era buena idea morderme el labio.

-Admito que actuamos mal en ese momento, nuestra codicia cegó nuestra vista y no fuimos capaces de ayudarles a ti y a tu madre cuando más lo necesita- no pude más, era poco lo que había dicho y ya sentía la bilis removerse en mi estómago. Odio esa hipocresía, odio la forma en que miente, odio que se relama los labios al ver mis tetas de forma poco disimulada y odio que piense que caeré con un discurso más falso que el de un político.

-Tío, sea lo que sea que quieras acepte, la respuesta es no. Es más fácil vender la empresa y sacar unos pocos miles que convencerme a mí o a mi madre de ayudarles. Creo que lo dejamos muy en claro el año pasado cuando discutimos justo frente a esta tumba. Por nuestro lado, tú y tu familia pueden hundirse en la mayor de las miserias que no nos va a importar, incluso puede que nos riamos en su cara. Si eso es todo lo que intentaban lograr me despido. Espero no verlos el año que viene e intenten morir en el camino.- vale, me pasé un poco, pero la bronca interna que tenía no se iba a amainar con unas pocas palabras.

Quiero llorar, lanzar cosas, drogarme, emborracharme y morir de paso. Quiero olvidar nuevamente los últimos momentos que pasé con mi padre, quiero salir de ese maldito cementerio y no volver jamás, quiero desaparecer, tan simple como eso…

-¡Hanabi!- un grito ronco de una voz que conocía demasiado bien me sacó de mis pensamientos cuando ya era muy tarde, no lo vi venir, simplemente todo se volvió negro para mí, de la nada y en un instante.

Eeeeeehhhhhhh... 5mentarios :3

FattyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora