Empieza a barrer la zona llena de polvo y más rota que la pizzería de FNAF. ¿Hay alguien aquí con vida? No creo… Bueno, voy a probar a encender las luces de este espectáculo.
Baji
Tanto en los partidos como en las peleas de las pandillas, las comparaciones con una bestia o un animal salvaje nunca me habían molestado, muy al contrario, eran casi elogios infundidos por el miedo de mis rivales, pero la idea de ser visto como algo capaz de lastimar a la mujer que amo era el peor insulto hacia mi raciocinio. ¿Lo peor? No podría culparla de pensar eso. Me había descontrolado por completo, el cuerpo de mi novia (¿seguía siéndolo?) estaba lleno de mordidas, chupetones y moretones. -Una obra de arte, pero que visto desde mi perspectiva actual, parecía una escena de violencia doméstica.
-¡Keisuke!- salté en mi sitio cuando el grito de mi chica llegó a mi oído y un tinnitus salvaje dolió en mi oído por unos segundos. -Perdón, no respondías…- la preocupación de mi novia fue un bálsamo que alivio mi preocupación y pronto me lancé a abrazarla. Su cuerpo cálido y suave contrastó con el mío frío por el tiempo en el suelo. -Cariño, hicimos este viaje para conocernos mejor, tenemos que ser sinceros.- suspiré, tontamente enamorado de la increíble mujer que me había dado la oportunidad de estar a su lado.
-Te lastimé.- fue la torpe explicación que tuve hacia mi comportamiento que, de estar con mis amigos, sería la burla del siglo. ¿A dónde quedó la pantera? No sé, pero para mi mujer soy un gatito con lazo rosado.
-¿Según quién?- el hecho de que me devolviera la pregunta me hizo congelarme y comenzar a hacer algo que usualmente Mitsuya me ruega que haga, usar la cabeza.
-... Dijiste la palabra de seguridad…- aunque dolió más que examen de próstata sin lubricante, tuve que alejarme de mi novia para hablar con ella. Conocía bien sus mañas y si hay algo que me enseñó junto a Arata era dar la cara ante un problema, daba igual si era pequeño o grande.
-No. Dije la palabra de seguridad porque necesitaba un descanso, no porque me hayas lastimado.- el suspiro y la sonrisa que me dedicó hizo que mi boca formará un puchero humillante, recibiendo una suave caricia por parte de su mano a mi mejilla.
-Pero…-
-Pero nada, Kei.- ni siquiera me dejó terminar la muy linda, yo quería seguir armando drama. -No me lastimaste, no te odio y me gusta que seas agresivo en la cama.- tuve que reírme, Hanabi no era de las que hablaban sucio y fue increíblemente tierno como se sonrojó solo por decir que le gusta mi… ¿Acaba de decir que le gusta como soy en la cama? Okey, ahora yo también estoy ardiendo.
Hanabi
El sonrojo que tomaron las mejillas de mi novio dejaron de hacerme sentir culpable por el malentendido ocasionado y, sobre todo, del contenido desagradable en mi teléfono. Volver a pensarlo me hizo sufrir de un escalofrío, mas no ocuparía mi mente en ello. No podía arruinar el buen ambiente que por fin se había recuperado.
Sin dudarlo, junté mi boca con la de mi chico y lentamente me coloqué en su regazo, sintiendo sus cálidas manos en mis muslos, subiendo por la piel desnuda hasta abarcar la curva de mi culo sin vergüenza. Si ayer estaba cansada ahora no me acuerdo pues mi cuerpo ardía ante la oscura mirada de la pantera que sabía que sería capaz de devorarme. Ahora que tenía ese pensamiento en mi cabeza, extrañaba la lengua de Baji allá abajo, tan húmeda y áspera que provocaba temblores con solo imaginarlo.
-Estás distraída.- regresando a la tierra, los besos de Kei descendieron por mi cuello hasta apoderarse de mi escote, teniendo especial cuidado con las mordidas salvajes y los chupetones perversos que manchaban mi piel por su culpa. ¿Me quejaba? Ni un poco, que se mueran de envidia los aliens que leen mis pensamientos. -Quiero hacerte pasar un buen rato.- comentó, cargándome con la bestial fuerza que tenía para dejarme encima de la cama, con un short más corto que el coeficiente intelectual de Pah-chin, todo desacomodado y mostrando más que modelo de Playboy. Fue aún más vergonzoso cuando de forma obvia Baji se quedó mirando ahí, embobado y sin morverse un par de segundos en los que intenté cerrar las piernas. Al parecer esto le hizo despertar y el próximo momento de lucidez que tuve fue la sensación clara de una lengua raspando mi clítoris mientras mis muslos apretaban la cabeza de quién sabía que era mi hombre.
-¡Kei!- el quejido mezclado con gemido era la palabra más invocada en el cuarto mientras el sonido húmedo y chicloso de la saliva regada volvía más sensibles a mis oídos. Cómo si estuviera sucediendo a mi lado, era capaz de identificar desde la irregular respiración de Kei hasta el sonido chicloso de mis jugos chocando con la saliva de Baji. Era vergonzoso y seguramente mojaría toda la prenda que a duras penas se encontraba a un lado, pero era la menor de mis preocupaciones. Ahora solo éramos él y yo.
Narrador
Uno de los dedos gruesos del chico dibujó varios círculos en el clítoris para estimularlo mientras su lengua abandonaba el trabajo para bajar hacia la entrada aún algo abierta por el ejercicio de hace unas cuantas horas. Tan deliciosa, roja como una manzana y mojada para el paladar del mayor. La punta de su músculo se fue introduciendo poco a poco por el espacio presente, mientras su cuello era continuamente apretado por los muslos de la chica, misma incapaz de controlar sus espasmos. Si bien, a Keisuke no solía molestarle nada sentir la falta de aire, en ese momento le estaba entorpeciendo bastante el trabajo de darle placer. Usando su mano izquierda, apartó la pierna del mismo lado sujetándola por la rodilla para darse más espacio, mismo que de inmediato aprovechó para reemplazar su lengua por dos dedos y seguir raspando el botoncito de placer de su novia, agregando chupadas y círculos cada ciertos segundos.
Si bien Baji era fanático del rock, no había melodía que le gustara más que los gemidos de Hanabi al borde del orgasmo, eran perfectos, suaves y dulces como un dango. Ni siquiera el yakisoba se lo comía con tanta hambre y es que cada estímulo por parte de la morena eran punzadas directas a su polla y, por supuesto, a su instinto. Con el clímax haciendo temblar a la chica, Keisuke aprovechó para alejar su boca y buscar como pudo un condón sin separar sus dedos que seguían haciendo estragos en el interior de la mujer, saliendo y entrando a ritmos irregulares que, más que darle un segundo de descanso, parecían aumentar de velocidad con cada apretón por parte de sus paredes húmedas. No encontrar uno de esos círculos de látex significó un terrible dolor para la verga de Keisuke pues no podría entrar. Maldijo en voz alta y se giró a besar a su chica, acariciándole los muslos con las dos manos cuando lloriqueó por culpa de la sobreestimulación.
-¿N-No quedan condones? Mgh, estoy sensible~- el quejido de la chica fue bien recibido por los labios de su novio, mismo que mordió a su antojo su boca, ansioso de beber de ella como si fuera la última botella de agua en el desierto.
-No, buscaré más tarde una farmacia.- prometió, bajando con besos de vuelta a su cuello, agregando diversas tonalidades de rojo y morado a la piel rosada de la más gordita.
-¿Va-Vas a quedarte así~?- preocupada por el placer de su pareja, Hanabi iba a proponer atenderlo con la boca, pero antes de siquiera llegar a expresar su interrogante, las manos pícaras de Baji quitaron por completo la prenda inferior que cubría su piel. -¡¿Kei?!- avergonzada y sonrojada, la chica intentó cubrir su coño con una de sus manos, mas pronto fue apartada con delicadeza por el chico.
-Usaré tus muslos, ¿te incomoda?- si bien, responder aquella interrogante le daba vergüenza, no tardó en asentir, dándole su permiso. Dicho y hecho, Keisuke desenfundó su miembro y pronto lo colocó entre las carnes de la contraria, rozándose primero contra su coño mojado para recibir un poco de ayuda con la lubricación. La situación después fue caliente y rara, siendo la primera vez de ambos haciendo algo así, se estaban sorprendiendo por lo bien que se sentía. La cabeza de la polla de Baji rozaba constantemente con el botoncito de placer de la Nakamura, haciéndola temblar y apretar varias veces sus piernas, brindándole más placer a su acompañante, que no dejaba de moverse de adelante hacia atrás. Los pies de la chica descansaban de forma cómoda en el hombro del chico, sirviendo de una especie de almohada para este pues el calor y la excitación lo mantenían agotado. No había terminado fresco como una lechuga después de lo de anoche.
Fueron necesarios unos cortos minutos para que el orgasmo tocara las puertas del hombre, provocando unos largos hilos de semen sobre el estómago de la menor. Agitados, cansados y enamorados, se miraron unos segundos antes de dedicarse una sonrisa y caer en los brazos del otro, adorándose con varios besos que despejaron los demonios de cada uno, relajando los nervios y encerrándolos en una burbuja donde solo eran ellos dos, sin nadie que les molestara.
Eeehhh… ¿Hola? (¿debería salir corriendo?) No tengo excusa real para mi desaparición ni tampoco una razón exacta por la que regresé. Solo… ¿Vino la inspiración? Algo así. Espero que les haya gustado el cap, avísenme de cualquier error que pude haber cometido y, ¡un placer regresar!

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Fatty
FanfictionOye nena, manda a todos a la mierda, mueve tu cuerpo y muéstralo cómo gustes. No tienes que gustarle a otros, solo a ti misma. El que me la pongas gorda en un efecto secundario. ⍟AU! Tokyo Revengers. Aunque la Tōman existe esta historia está complet...