XXII

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Hanabi

Cuando regresó mi novio yo estaba más dormida que despierta así que me vistió y nos despedimos de los demás para que él me llevase a casa. El viaje en moto fue relajante, no voy a negarlo. Keisuke no es realmente de los que hablan mucho, normalmente nos suele escuchar a mí y a Chifuyu conversar y da su opinión muy pocas veces. No, no es exactamente alguien callado, es solo que prefiere escuchar, según sus palabras textuales: tanto tú como Chifuyu brillan cuando hablan de lo que les gusta, me gusta verlos brillar. No debo decir que aquello me hizo sonrojar demasiado y a mi rubio amigo también, solo que él sí murmuró un Baji-san es genial, yo solo me quedé callada. Ahora, todo el silencio se va a la mierda cuando le preguntas algo sobre veterinaria, Keisuke es capaz de desarrollarme ocho tesis de una y sin pensarlo.

El trayecto a mi edificio fue corto y solo me percaté cuando mi novio tuvo que despertarme para poder bajarse de la moto. Me despedí con un pequeño beso en sus labios y él esperó hasta que notó la puerta de mi departamento cerrarse detrás de mí. Sin pensarlo mucho me quité la ropa con la que fui a la casa Sano y me coloqué mi pijama. Revisé mi móvil acostada en mi cama y noto el mensaje, frunciendo un poco el ceño antes de abrir el chat.

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Con la sensación de que me estaba perdiendo algo apagué el teléfono y lo dejo en la mesita de noche cargando

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Con la sensación de que me estaba perdiendo algo apagué el teléfono y lo dejo en la mesita de noche cargando. Sin más me acuesto a dormir por fin, sin obviar la sensación de malestar en la boca de mi estómago. Tengo un mal presentimiento…

A la mañana siguiente…

Desperté demasiado temprano para mi gusto por el ruido que creaba mi madre al salir. Me levanto de mi cama solo para arrastrarme a la entrada y saludar a mi progenitora que simplemente me besa la frente antes de murmurar un suave sigue durmiendo, princesa. La veo irse con los ojos entrecerrados y regreso a mi cuarto una vez pasaron unos segundos. Aunque me acosté de vuelta se me es complicado volver a dormir así que agarro mi celular y le doy un repaso a la conversación de anoche.

No hay nada extraño en los mensajes, nada que me diga algo malo, solo que mi intuición me dice que me mantenga alerta, que tenga cuidado. Chasqueo mi lengua incómoda y me termino de desperezar, volviéndome a levantar, lamentablemente demasiado rápido y me termino mareando al borde de necesitar agarrarme de las sábanas de mi cama para saber que no voy a caerme. Con unas cuantas respiraciones me calmo, moviendo mi cuello para liberar tensiones y evitar otro mareo.

Camino a la cocina aprovecho para encender un incienso a los dos altares de mi hogar, uno a mi dios Itachi y el otro a una fotografía algo vieja donde resalta un hombre vestido de traje. Es irónico que la única foto que tengo de mi padre donde aparece él solo sea minutos antes de su muerte. Mi progenitor nunca fue dado a las fotografías, no le gustaban. Sé de mano de mi difunta abuela que siempre fue así, ni siquiera en el álbum escolar se le ve. Mi madre dice que me parezco mucho a él pues a mí tampoco me llama la atención aparecer en imágenes, pero yo no estoy tan segura. Yo odio como me veo en las fotografías, mi padre era hermoso, no tenía nada que ocultar.

Llego al comedor y ahí yace un sobre con dinero, probablemente para que compre algo y me haga de comer algo para todo el día. Lo ignoro y agarro una manzana de la frutera, devorándola en poco tiempo y botando el corazón. Agarro un poco de agua para pasar la fruta y voy al baño para por fin asearme y vestirme. Arata debe llegar en unas dos horas así que tengo suficiente para limpiar al menos la sala, el cuarto donde él duerme a veces y el pequeño pasillo.

Pensando en eso me apresuré, escuchando la puerta abrirse una vez que el tiempo calculado pasó. Me sorprendió ser embestida por el cuerpo pequeño del que considero mi hijo. Me asusté al pensar que algo pudo haberle pasado y es que sus ojos estaban rojos y se negaba a soltarme bajo todos los métodos.

-¿Qué pasó, mi vida? ¿Te lastimaste al subir?- le siento negar en mi cuello una vez me agacho a abrazarle de vuelta. No insisto en que hable aunque la angustia me llene el cuerpo. Lo dejo desahogarse entre lágrimas y sollozos sin despegarme de él.

Son necesarios 20 minutos completos para lograr relajarlo a base de mimos en el cabello, besitos y palabras de amor. Estoy sentada en el pasillo, con el short mojado, pero no me siento incómoda, solo me duelen las nalgas por el tiempo estática.

-Anoche…- le presto total atención una vez se dignó a hablar, deteniendo mis besitos pero continuando con los movimientos de mi mano. -Mamá y yo discutimos mucho… Lo de siempre ya sabes, me recrimina por mis notas y por no hablar casi con ella. Me amenazó con quemar mis películas si no sacaba diez en el próximo exámen de ciencias…- la madre de Arata siempre fue muy estricta con la escuela, al punto que incluso a mí me preguntó mis notas antes de permitirme ser la niñera de Arata.

Recuerdo su cara de orgullo cuando vio mi puntaje perfecto desde primaria, entregándome a su hijo casi en bandeja de plata poco después. -La ignoré como siempre, prometiéndole mejorar y que iba a estudiar más… Pero mami, no quiero hacerlo, odio las ciencias, no me gustan, ¿por qué no lo acepta? ¿Por qué quiere que sea doctor como ella? No me gusta, lo odio, lo odio, lo odio…- vuelve a sollozar en mi pecho y yo muerdo mi labio para no hacer lo mismo. Me siento inútil pues no soy capaz de ayudarlo, si me meto lo alejarán de mí, ambos lo sabemos. Muerdo mi labio inferior con fuerzas, sacándome un poco de sangre que no tardo en limpiar con mi lengua.

-Arata, cariño… ¿Odias las ciencias porque es lo que más trabajo te cuesta entender o por tu mamá?- pregunto, maquinando un plan que probablemente le agrade si es que la opción es la segunda.

-... Por ella… Aunque también me resulta complicada...- me responde después de unos segundos largos, relajando mi cuerpo.

-Entonces, ¿qué te parece si hablo con Baji para que te ayude a estudiar?- propuse, asustándome cuando se aleja de forma inmediata, mirándome con los ojitos brillosos.

-¿Él podría? ¿En serio?- su entusiasmo me hace sonreír y asentir con gusto, besando la punta de su nariz.

-Si cariño, vamos a llamarlo más tarde y se lo proponemos, ¿vale?- no le doy tiempo a responder pues me lanzo a hacerle cosquillas. No soporto verlo llorar, su risa es hermosa y él definitivamente tiene que soltar muchas. Él es un pequeño ángel al que yo protegeré de todo el mal del mundo.


No muchas cosas que agregar. En serio muchas gracias por las palabras del capítulo pasado :'3 les adoro. Díganme si las imágenes aparecen bien por fa. Pasen buen/a día/tarde/noche

FattyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora