XXXIII

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Hanabi

Sentía el cuerpo pesado, más de lo normal. Aunque dormí bien, el cansancio permanecía en mis huesos y músculos, impidiéndome moverme sin rechistar por lo bajo. La pereza fue desapareciendo de mis párpados a medida que rebuscaba en el colchón y la presencia caliente de Baji no se sentía por ningún lado.

Lo primero en llegar a mi cabeza fue una posible ida al baño, pero no escuchaba ningún movimiento en la habitación y si hay algo que sé perfectamente, es que él no saldría antes de que yo me despertara. Con lentitud me incorporé en la cama, abriendo mis ojos mientras los limpiaba y bostezaba, esperando alertar a mi lindo novio de mi pereza, pero no fue hasta que encontré su figura durmiendo en una posición demasiado incómoda para mi gusto que se notó su presencia.

Literalmente estaba en forma fetal, muy tenso para haber descansado correctamente y sentado contra la pared de la ventana. Con las piernas temblando me levanté y me acerqué, llamándolo con cuidado mientras me apoyaba en la estructura para no caerle encima, sin embargo, todos mis intentos fueron nulos cuando después de gritarle un poco siguió sin despertar.

Era impresionante como aún con esa incómoda pose era capaz de dormir tan pesadamente. No me quedó otra opción que sentarme junto a él y acomodarlo, obligándole a caer en mis muslos y arreglando su postura como pude, acariciando los puntos que sabía que sí o sí estarán contraídos en cuanto despierte. Me preocupaba su aspecto, sus labios presentaban roturas que no eran por el frío, sus brazos tenían algunos rasguños que no hicieron mis uñas además de algunos moretones en forma de dedos.

Conozco todas las malas manías de Baji. Sé que suele hacerse daño cuando quiere controlarse, sabiendo que puede lastimar a alguien querido. Sé que prefiere llorar en su cama, con la puerta corrediza cerrada y un pequeño peluche de gato cubriendo su boca. He compartido con él bonitos momentos donde permanecimos en silencio, teniendo suficiente con la presencia del contrario. Sin embargo, siempre me pareció necesario este tiempo solo para nosotros. Una temporada donde fuéramos realmente él y yo, nadie más…

O eso quería…

Un número raro y sin registrar hizo que su teléfono vibrara con la notificación de varios mensajes. Al parecer no era la primera vez que me lo enviaba y el contenido de estos se basaba en imágenes y videos que daban asco. Una de las fotos que más me impactó fue una donde aparecemos Baji y yo de espaldas, con el pequeño Arata entre nosotros. No sé qué fue lo que más me asustó, si el hecho de que alguien nos había estado siguiendo o que mi figura estaba cubierta de arañazos hechos con algún cuchillo o algo semejante. Los videos eran más de lo mismo, mi figura era “borrada” o “tachada” de forma rabiosa con lápices, plumones, cuchillas, etc. Dios, aquello si me estaba dando miedo. Mi límite llegó cuando apareció la parte inferior de una mujer masturbándose y gimiendo el nombre de mi novio. La bilis subió por mi garganta, provocándome mareos y arcadas que tuve que aguantar para no despertar al hombre que aún dormía.

Tenía varias interrogantes, sin embargo la que más me preocupaba era, ¿desde cuándo nos seguía? Era obvio que no fue una sola vez, en la mayoría de fotos teníamos conjuntos distintos. Varias citas, con o sin Arata. La seguridad de mi niño estaba en juego por esta persona loca y la de nosotros también. Si hasta ahora no nos habíamos dado cuenta de su presencia, quizás podía estar incluso en este hotel. Quizás mirándonos en este mismo momento. Quizás nos escuchó teniendo sexo, quizás sabe dónde vivo, quizás, quizás, quizás…

-¿Hanabi? ¿Hanabi?- salté en mi sitio cuando las manos de mi acompañante me sujetaron por los hombros, balanceándome al no responderle después de un rato.

-Keisuke…- se notaba preocupado. Miró por un segundo la pantalla de mi celular y yo le seguí la mirada, asustada de que el chat abierto fuera visto por él, pero por suerte, el tiempo que pasé en el limbo fue suficiente para que el bloqueo automático actuase.

-¿Qué sucedió?- después de soltar esa pregunta se alejó de mí casi como si mi piel quemara, mirándome desde una distancia “segura”. Tal fue el nivel de confusión que me provocó que mi primer instinto fue olerme.

-Nada, solo… Olvídalo.- sabía que Baji quería insistir y de hecho estaba preparada  para seguir negándome a hablar, pero me sorprendió que dejara el tema sin concluir y por otro lado se sentara con la cabeza inclinada hacia el suelo. -¿Cariño? ¿Todo bien?- Ahora los papeles se invirtieron, yo era la insistente y la que se acercó preocupada.








Un capítulo corto y que no me gustó nada, pero les debía la actualización TwT. Les adoro <3

FattyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora