XVII

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Narrador

La posición actual les impedía besarse, pero ninguno de los dos sentía la necesidad de hacerlo. En cuestión de minutos la pose resultó incómoda y se tuvieron que detener, maldiciendo internamente por ello.

-Nena, arriba.- ordenó el chico, levantándose del sofá, dejando un espacio notable entre su cuerpo y el espaldar. Con lentitud y enterneciendo al muchacho la contraria se colocó como él pedía, con el torso apoyado al mueble y las rodillas en los cojines. Básicamente en cuatro pero con más apoyo.

Las manos masculinas trazaron la espalda y las nalgas con adoración, dejando varios besitos en la zona antes de apoyar las rodillas a cada lado de la de la chica y volver a introducirse en el agujero goteante. En esta nueva pose tiene acceso total al resto de piel descubierta y no desaprovechó eso. Tocó todo a su disposición, concentrando su atención en los dos globos de agua que rebotaban con cada embestida.

De vez en cuando también bajaba algunos dedos al botoncito de placer para apresurar la corrida de la contraria pues él ya estaba a punto de llegar. Y tal cual lo pensó, a los pocos minutos se corrió directo en el condón, maldiciendo por lo bajo cuando se obligó a salir. No pensaba seguirla follando cuando el látex estaba en movimiento, recuerdos graciosos de su pasado le vinieron a la cabeza.

Aún así no fue idiota de simplemente dejarlo ahí, sino que rellenó el espacio con sus dedos, estimulando con el pulgar el clítoris y con la otra mano uno de los pezones contrarios. Rápido y fuerte, sintiendo el cuerpo femenino temblar debajo de él antes de explotar en un orgasmo que le quitó la voz justo cuando su nombre iba a salir de su boca.

Dio pequeñas palmaditas a la vagina mojada después de todo el éxtasis, dejándola descansar en el sofá mientras él se sacaba el preservativo y lo iba a botar al baño, no sin antes comprobar que no se botaba nada, era costumbre ya. Regresó igual de desnudo como cuando se fue y con lentitud le colocó primero las prendas a ella, no queriendo que se enferme al estar como su madre le trajo al mundo.

Baji

Hanabi estaba media dormida, la actividad física le cansó bastante al parecer. Tuvo un poco de miedo de haberle sobreexigido mucho a su cuerpo, pero en ningún momento dijo la palabra de seguridad así que supuse que sería por ser su primera vez teniendo sexo. Fue muy cooperativa al ayudarme a vestirle, pero no dejé que se levantase, empujándola de vuelta al sofá cuando hizo el amago de levantarse.

-Yo me encargo de todo bonita, descansa un rato.- besé su frente y acaricié su mejilla antes de vestirme yo también, pero mucho más rápido. -¿Quieres que-

-Hay peyoung yakisoba en la alacena, puedes prepararlo y comer eso.- Como buena novia que es siempre intenta tener mi comida favorita disponible para cuando pasamos horas viendo películas en el mismo sofá donde acabamos de follar. Lastimosamente ese plato no era de su gusto, pero aún así a veces lo cocinaba para mí.

Son muchos los recuerdos que creamos en pocas semanas de novios y estoy seguro de que crearemos muchos más. Nuestra historia acaba de empezar y no permitiré que nadie la arruine, siempre que eso esté en mis manos...

Unas semanas después...

Hanabi

-Perdón por las molestias Mitsuya-kun... Siempre es lo mismo...- si bien la postura es muy incómoda, ni siquiera pienso quejarme después de todas las molestias que mi pareja le hace pasar al de cabellera plateada.

-Réstale importancia al asunto. Si bien me molesta que el bastardo de Baji no sepa pedir favores, siempre me viene bien el dinero que me paga.- la cinta métrica en mis pechos era algo a lo que me acostumbré con el paso de los días. Ya era costumbre venir al taller de Takashi-kun una vez a la semana. Keisuke agarró la costumbre de pedirle que adaptase las distintas prendas que ambos veíamos en internet y nos gustaban. Claro, no eran exactamente iguales, pero siempre intentaba hacerlas lo más parecidas posible.

Por una parte era bueno ya que por fin tengo ropa adaptada a mi peso y tamaño, pero no llegaba a acostumbrarme a recibir tantos regalos sin ser mi cumpleaños. Aunque esto era un efecto secundario de ser novia de Baji Keisuke, supongo.

-Por cierto, lindura.- Takashi dejó de abrazar mi cuerpo para apuntar las medidas en una libreta. -¿Piensas ir a la fiesta de este sábado en el dojo? Al animal de Baji le encantaría que estuvieras allí.- la noticia de la celebración no me es sorprendente, de hecho estoy enterada desde hace una semana pues Keisuke me pidió permiso para ello (no entendí por qué lo hizo, pero me resultó tierno).

-Puede... Tengo que ver si no voy a cuidar de Arata este fin de semana.- Suspiré por eso, recordando la tensión que últimamente reinaba en la casa de mi pequeño hijo. Con algo de suerte no sería nada de lo que preocuparme al final.

-Piénsalo, ¿vale? Bueno, sigamos con esto que ambos estamos cansados.- Su comentario me hizo gracia, pero acepté, dejando que midiera mis brazos.

La razón de la fiesta era simplemente, ganas de tomar. A veces, casi siempre una vez al mes, los miembros de la Touman se reúnen en una casa previamente elegida y montaban una fiesta, a veces salían a hacer carreras de motos, pero con el tiempo esa energía se fue desgastando entre la escuela y el club, lo que llevó a simplemente quedar y emborracharse en la comodidad de una casa mientras se contaban verdades y secretos vergonzosos.

Con algo de suerte tendré el fin de semana libre y podré ir a pasarla bien por primera vez con gente de mi edad.






Bueno, finalmente les terminé el lemon y si soy sincera no me gustó nada como quedó :'v espero que a ustedes sí. Si soy sincera la historia debía haber terminado después de la primera sesión de sexo y lo demás eran especiales, pero decidí darle un poco más de trama a esto.

Ahora, para la fiesta pondré el típico verdad o reto así que ustedes decidan qué quieren que hagan o revelen nuestros chicos.

Pasen buen/a día/tarde/noche. Les adoro <3

FattyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora