capítulo 33

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En la celebración de la boda de Tetis y Peleo, se invitaron a todos los dioses con excepción de Eris dada su naturaleza problemática. Ella ofendida, apareció en la fiesta con la manzana de la discordia, una manzana de oro con la inscripción "para la más hermosa" y la lanzó en medio de todos indicando que el fruto debía ser entregado a la diosa más hermosa de todas. Las diosas inmediatamente trataron de adueñarse de la manzana, pero cuando las diosas más poderosas entraron: Hera, Afrodita y Atenea, todas las demás se apartaron.

Ninguno de los dioses quiso tomar partido, por lo que eligieron a Paris un príncipe troyano para dar un veredicto. Cada una de las diosas le ofreció regalos para que fueran elegidas. Afrodita le ofreció a la humana más hermosa del mundo que era Helena, esposa de Menelao de Esparta. Paris como joven y apasionado que era y después de mucha meditación, le entregó la manzana a Afrodita. Por lo que Paris raptó a Helena de Troya, causando la guerra de Troya.

De esa manera Eris la Diosa de la Discordia logró su cometido pues causó la confrontación entre las diosas que derivó en un conflicto de diez años entre los mortales.

-Harás lo mismo que provocó la Guerra de Troya- pregunto el dios de la Guerra mientras se mantenía sentados en silla forjado en oro y comía una manzana que le recordaba a aquel evento.

-como dije, mis hijos se encargarán de todo. Lo de ese día, fue muy divertido, pero fue su culpa por no invitarme... Además, nosotros no hacemos nada malo, solo les susurramos ideas, pero ellos son los que deciden hacerlo. Y si Artemisa decide usar la flecha, es su decisión.

La diosa quien hasta ahora se mantenía dándole la espalda al su hermano Ares, se dio la vuelta y lo vio con esa mirada fría y penetrante que la caracterizaba, golpeo su báculo en el suelo haciendo que la oscuridad la rodeara.

-Mis hijos de la noche, vayan e incendien todo.

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La castaña tomo un mechón del cabello de la pelinegra y lo coloco detrás de su oreja, le sonrió y le dio un corto beso. Las otras tres chicas observaban la escena y sonreían, les daba gusto que por fin podían estar juntas, habían visto sufrir a su amiga todo estos años por no recordar nada y no dudan que la diosa del mar había pasado por lo mismo.

Tenían casi dos meses así, Joy le llamaba "Proceso de luna de miel", cada pareja tenia un proceso para eso, para Irene y Seulgi era una pareja muy dulce, muy cursi, a decir verdad; y para Joy y Yeri su luna de miel consistió en un sesión, bueno muchas sesiones de sexo, mucho sexo.

- y ¿Cómo van? - pregunto la rubia mientras comía unos panqueques que había preparado- escuche que estuvo apunto de terminar con un ladrón, bueno con muchas personas.

Seulgi tomo la mano de la diosa - bueno ella aun no entiende que en el mundo mortal existe policías que se encargan de todo eso... y aunque existen personas malvadas que asesinan personas, no significa de también actuaremos de la misma manera.

Irene vio a Seulgi, ella aun no entendía porque debía perdonar a ese tipo de personas ¿No todo sería mejor si ese tipo de humanos no existieran? - respeto lo que dices- sonrió -ahora me necesitan en el olimpo.

La diosa apareció en el olimpo, todo los dioses principales se encontraban ahí, incluso su tía favorita, Hestia la diosa del fuego del hogar y la familia. Eso si la sorprendió, es muy difícil que salga de su mansión, incluso cedió su lugar entre 12 olímpicos a Dionisio el dios del vino.

Al verlos reunidos recordó todas las veces que fueron reunidos solo porque debían darle un castigo.

-Muy bien ¿Por qué estoy aquí? - dirigió su vista hacia Zeus quien como siempre mantenía su seriedad- no me he portado mal y yo no soy parte de este consejo de la muerte.

La Hija de Poseidon / SeulreneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora