El sol golpeo bruscamente sobre mi cara y una molestosa pero ya conocida voz interrumpió mi sueño, tardé un poco en despertar del todo pero finalmente lo hice, mi primera reacción fue revisar si estaba vestida.—Tranquila, que no te hice nada —Caín estaba ofreciéndome un vaso con refresco de naranja —Vaya que estabas pesada anoche, me costó bastante traerte hasta aquí —exclamo riéndose mientras se sentaba a mi lado en la cama, yo bebí del refresco para luego mirarlo seria.
—Bueno de algo que te sirvan esos tremendos brazos ¿no? —dije en tono de burla mientras jugaba con el vaso entre mis manos, él en tanto sonreía mirándome de costado, por un momento recordé lo ocurrido en la noche, ese fugaz momento que habíamos tenido él y yo, suspire quitando esos pensamientos de mi cabeza y bebí un sorbo del refresco para luego volver a mirarlo.
—El sofá no era tan malo después de todo, solo desperté con dolor de cuello pero nada más
—¿Y el cuarto de huéspedes? —Supuse que debía tener uno.
—Ahí está pero no iba a ordenarlo solo para dormir una noche, además la señorita costal de papas debía dormir cómoda —Se largó a reir.
—No pues que considerado... ¿Y cómo estás de los golpes?
—Eso no te incumbe —Respondió en un tono seco muy característico de él.
—Mhh yo creo que si me incumbe, al menos así lo fue para sacarte de ese lugar donde andabas peleando igual que un delincuente
Caín se puso de pie negando con la cabeza —Es que contigo no hay caso, siempre buscas la forma de joderme el buen humor ¿sabes? —frunció levemente el ceño —Además yo jamás te pedí que te metieras, tu todo lo haces por tu propia voluntad, porque tu quieres.
—No sabes ni lo que dices
—Claro que lo sé
—Tú y tus malditos cambios de humor me tienen arta
—Te molesta que diga la verdad... Te atascas de drogas PORQUE TU ASI LO QUIERES! —su tono de voz se elevo bastante y deje el vaso a un lado para salirme de la cama.
—Tú me diste las malditas drogas y tampoco fue como que me hubiera metido tantas dosis, solo lo que TÚ ME DISTE —dije imitando su tono viéndolo con los ojos llorosos. —No viene ni al caso lo que estás hablando
—Ahora me culpas a mi por darte pero venga que no te puse una puta pistola en la cabeza para que lo hicieras y bien que te gustó
—Eres un completo idiota ¿Sabes qué? Las mismas drogas son las que te tienen así, fíjate en todo lo que haces, en como cambias tan repentinamente tu estado de ánimo... Estás jodido —Terminé de colocarme los zapatos y me puse de pié.
—Vete —exclamo sin mirarme.
—Eso es justamente lo que haré.
Un nudo se formo en mi garganta y un pequeño puchero se posó en mi boca, no quería llorar delante de él pero me sentía realmente humillada, busque mi cartera y mi celular para salir de allí, ni siquiera sabía bien donde estaba lo cual era normal cuando salía con él y no tenia batería como para buscar en internet, suspire y sin demorarme más salí de su departamento caminando por el largo pasillo hacia el elevador. Presione el botón de este esperando que llegara al piso donde yo estaba. Para mi desgracia el ascensor recién venía bajando desde el piso 27.
—Espera —una voz desde el fondo del pasillo caló en mí haciéndome voltear, lo vi aproximarse hacia mí con un corto trote que hacía que su cabello desordenado se balanceara, me quedé mirándolo con el ceño fruncido.

ESTÁS LEYENDO
Just Like An Engel
RandomEn un pueblo siempre habrá secretos y Graydale no es la excepción. Un asesinato hará que la telaraña de mentiras comience a deshacerse mientras que el imperio que se creó sobre Graydale sigue creciendo. Una chica con un hambre insaciable por crecer...