Capítulo 25

132 28 30
                                    

𝘾𝘼𝙄𝙉

Play: The Loneliest - Maneskin

Mentiría si no dijera que me comían las ansias por verla, mentiría si no dijera que estuve contando las horas para aquel momento y que ni siquiera dormí esperando el día.

Mis ganas por verla eran enormes, sentir su aroma, su piel, ver su sonrisa, reírme de sus babosadas, abrazarla, besarla. Ya no me importaba lo que había ocurrido, quería recuperarla y que volviéramos a ser lo que éramos, quería intentarlo y amarla como solo ella lo merece.

Mentiría si no dijera que verla marcharse me terminó de romper.

Quizás muy en el fondo lo sabía, quizás fue solo una estúpida ilusión esa de creer que ella querría estar conmigo a pesar de que yo estuviese en la cárcel, pero no fue así, prefirió irse y dejarme, tal vez fue su forma de vengarse por como la traté, tal vez mi reacción aquella noche fue exagerada y debí darle la oportunidad de hablarlo.

Quizás estaba sobre pensando demasiado la situación y ni siquiera era aquello que creía.

Tal vez el único que había puesto el corazón en juego era yo. Tal vez siempre puse sentimientos de más y ella de menos.

Entre tantos tal veces se me pasó el día tan rápido que no quise siquiera comer, en los momentos de relajo no hacia más que pasear por el patio con cigarrillo en mano, me quedaba por delante mucho tiempo encerrado y debía buscar la forma de adecuarme a ello, ya que para los planes que tenía contra mi padre esto sería cuestión de mucho tiempo y es que la venganza es algo que debe llegar en el momento indicado.

Mis días se basaban en comer un poco, ejercitarme y fumar mientras me perdía en mis propios pensamientos, también solía relajarme ya que drogas no me faltaban.

Había un tipo que distribuía drogas y otros suministros al interior de la cárcel pero cualquiera que lo viera no pensaría ni lo peor de él. Además de tener mucho dinero tenía a muchos hombres a su disposición, lo cuidaban e incluso hacían sus que haceres, incluso había gendarmes que le servían.

Ramsen Fiorell; tenía treinta años aproximadamente, siempre llevaba el pelo desordenado, usaba lentes y parecía rata de biblioteca, siempre traía una gabardina o un saco por encima del traje de presidiario, se la pasaba leyendo o dibujando, era un nerd cualquiera, nadie pensaría que es un asesino, de hecho esa es la condena que está cumpliendo; el asesinato de dos personas hace diez años, para ser específico, los padres de Fenrir y Tyr.

Esa era una de las razones por las que se había ganado tanto respeto, era un símbolo de revolución para quienes odian a los fundadores, lo idolatraban.

Mucho no se sabe de él, solo que era el único de la familia Fiorell (ex familia fundadora) que seguía en el pueblo, el tipo es muy cerrado y pocos conocen el verdadero motivo que lo llevó a cometer esa locura, su familia fue expulsada del pueblo y nadie lo visita, más allá de eso no se conoce más sobre su historia, pero yo me estaba acercando poco a poco a él, la principal razón era por las drogas claramente pero además de ello me serviría para algo más en el futuro ya que el tipo tenía una mente realmente brillante, aún no sabía cuánta condena le quedaba aún por cumplir, pero era un hecho que me iba a servir.

Era día de visitas lo cual me emocionaba un poco, Alastor y Juls eran los que más venían, Óscar también venía seguido con la rubia, mi madre en cambio brillaba por su ausencia.

Al salir fruncí el ceño ya que ví tras el vidrio a Isabella y Tyr lo cual me pareció bastante extraño, no sabía mucho de ellos y Alastor solo me hablaba idioteces cuando venía, ambos me sonrieron en cuanto me senté frente a ellos.

Just Like An EngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora