𝘾𝘼𝙄𝙉
Play: Los malaventurados no lloran - PXNDX
Cualquiera comenzaría a enloquecer luego de cuatro meses estando encerrado pero yo enloquecí desde mucho antes y curiosamente el hecho de estar encarcelado me estaba haciendo ver muchas cosas con mayor claridad que otras veces ¿Acaso estaba retomando la cordura?
¿O será que jamás la perdí?
Desde que casi mato al otro tipo y estuve en la celda de castigo tuve tiempo de pensar, ya no quería volver a perder el control así, si pensaba en romperle el rostro a Asher o a mi padre pero eso es algo más normal que ir por ahí dejando inconsciente a cualquiera.
Le había dicho a Ramsen que jamás en la vida quería volver a meterme fentanilo, me había puesto demasiado loco y definitivamente ya no estoy para andar experimentando con drogas que no conozco.
Ese tipo siempre estaba en silencio, como si constantemente estuviera pensando en algún plan, jamás contaba nada, no dejaba que nadie entrara en su cabeza y me daba demasiada curiosidad saber que pasaba por ella.
En ocasiones pensaba que mi única condena más letal era pensar en ella, mi Engel. Trataba de no hacerlo, pero era jodidamente difícil sacarla de mi cabeza y si hablamos de imposible, eso era sacarla de mi corazón.
Los chicos cuando venían a visitarme trataban de casi no hablarme de ella y yo moría por saber aunque fuera una vez como estaba. En tres ocasiones vino Asher y jamás quise recibirlo, prefería que me pusieran a un abogado público, no quería nada con él.
Me habían informado de una visita íntima lo cual me descolocaba bastante.
Al entrar en una de las habitaciones que nos tenían para ello me quedé boquiabierto.—¿Viniste a tener sexo conmigo? —Pregunté frunciendo el ceño.
—¡Por dios no! —Ella se acercó a mí y comenzó a revisar el interior de su brasier.
—No voy a tocarte ni nada de eso —Dije alejando mis manos.
—Cierra la boca Caín —Gritó la rubia sacando de sus senos algo que parecía una foto.
—No entiendo por qué pediste una visita intima Alejandra —Me senté sobre la cama, aquella era mucho más cómoda que las nuestras así que aproveche de descansar.
Ella se sentó a mi lado viéndome algo afligida —Pedí una visita así porque encontré algo que debía mostrarte y debía ser en privado
—¿Cuánto rato pediste?
La rubia hizo una mueca —Una hora ¿Por qué?
—¿Enserio piensas que duro tan poquito teniendo sexo? —Comencé a reír.
—Por dios Caín, con algo de suerte la mayoría de los hombres podría durar diez minutos y si es que... —Dijo ella poniendo los ojos en blanco. —¿Podemos hablar de lo realmente importante?
—Vale, dime qué es eso que quieres mostrarme
Ella extendió su mano entregándome la foto que había escondido en sus pechos, había tenido suerte que no se la encontraran.
—Que mierda... —Me quedé viéndola largo rato, había reconocido perfectamente bien a dos personas allí. —Son mis padres de jóvenes pero...
—¿Enserio no reconoces quién es? —Dijo ella señalando al otro tipo.
Una vez lo miré bien me quedé pensando —Es el padre de Amethyst —Exclamé viendo a la rubia casi con la boca abierta. —Dime como encontraste esto y qué demonios significa
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Just Like An Engel
AcakEn un pueblo siempre habrá secretos y Graydale no es la excepción. Un asesinato hará que la telaraña de mentiras comience a deshacerse mientras que el imperio que se creó sobre Graydale sigue creciendo. Una chica con un hambre insaciable por crecer...