- No puede ser – gruñó caminando de un lado a otro.
- Mi amor – llamó un poco más tranquilo, mirándole desde el pie de la cama – por favor, trata de calmarte –
Su esposo lo miró incrédulo y notablemente irritado.
- ¿Cómo si quiera puedes pedirme eso? – gritó en un susurro - ¿acaso no lo escuchaste? –
El otro asintió, suspirando pesado.
Extendió su mano hacia él, y lo atrajo gentilmente para sentarlo consigo y abrazarlo.
- ¿Por qué está haciéndonos esto? –
- No sé – sinceró – no me imagino qué fue lo que pasó por la cabeza de ese niño cuando decidió burlarse de nosotros de esa manera –
- ¿Crees que solo quiere molestarnos? – se encogió de hombros - ¿suena descabellado? –
- Creo que sólo es una etapa –
- Una etapa – repitió, cubriendo su rostro para comenzar a sollozar - ¿qué hicimos mal?-
Aceptar.
Eso es lo que habían hecho mal.
Jungwoo y Sicheng tenían una vida que muchos deseaban tener.
Se habían conocido en una fiesta durante su último año de universidad y desde ese momento, la atracción había sido innegable.
No hicieron mucho, sin embargo.
Ambos habían decidido que estaban demasiado ocupados para siquiera intentar, por lo que habían optado por una relación meramente amistosa.
Básicamente se encontraban para estudiar, comer, salir al cine, o simplemente quedarse a pasar la tarde y noche en el dormitorio de alguno de ellos.
Fue cuando uno de sus amigos en común señaló que de eso se trataban las relaciones cuando decidieron dar el siguiente paso y formalizar, haciéndoles la pareja más cariñosa y envidiada a donde quiera que fuesen.
Bastó con terminar la universidad y conseguir un trabajo estable para que, en una noche romántica a la luz de la luna y que, Jungwoo recuerda perfectamente, olía a rosas, Sicheng se colocara sobre su rodilla para pedirle que fuese su compañero, amante, y mejor amigo por el resto de su vida.
Por supuesto, el menor aceptó encantado.
A los años de casados, luego de mucho esfuerzo y planificación, habían adquirido una maravillosa casa en la zona residencial de su ciudad, cada uno era propietario de un coche, y tenían el dinero suficiente para comprar unas casas más sin necesidad de ahorrar un centavo.
Por ello, la pregunta que más escuchaban por parte de amigos y familiares era la indeseable "¿cuándo planean tener hijos?".
Nunca.
En opinión de ambos, tenían una perfectamente saludable relación que no querían ensuciar poniendo un retoño en el panorama.
Ambos se sentían satisfechos con su pacífica rutina y, cada vez que deseaban cambiarla, salían a dar un paseo por la carretera.
Se amaban muchísimo y no necesitaban nada más.
Pero eso no era lo que opinaba aquella desconocida que llegó una lluviosa tarde de noviembre a casa del par.
Había llamado a la puerta y Jungwoo atendió.
La joven mujer solamente quería saber si necesitaban personal del aseo o algo por el estilo, pues necesitaba un trabajo con urgencia.

ESTÁS LEYENDO
The marriage
FanfictionHizo lo que cualquier adulto saludable haría en su lugar de haber tenido el mismo pesado día que él había tenido. Miró al agitado chico junto a él y suspiró, cerrando los ojos. A tientas buscó su mano sobre el colchón para tomarla y apretarla con un...