Capítulo 18

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Jaemin esperaba a la entrada del supermercado cuando su teléfono comenzó a sonar.

Sonrió brillante cuando reconoció el contacto y respondió.

- Hola, mi amor –

- Hola – saludó desganado.

- ¿Qué sucede? – frunció el ceño - ¿estás bien? –

- Tuve un día muy pesado. Sólo quería hablar un ratito contigo –

- Puedes decirme lo que quieras –

El otro rió a través de la línea.

- No tengo muchos ánimos de recrear mi día. Mejor háblame sobre el tuyo –

- Pues, ¿recuerdas los cursos que estúpidamente sugerí en la oficina? –

- Sí –

- Tuve que ser el estúpido voluntario – hizo una mueca – hoy sacaron sangre de mi cuerpo, bebé. Fue horrible –

- ¿En serio? –

- Pero ese chico era otra cosa – provocó – muy hermoso –

- No creo –

Jaemin levantó la vista, llamando la atención de Jungwoo, quien se acercaba sonriente hacia él.

- Oh, debiste verlo – besó su mejilla sonoramente - ¿llegaste en taxi? – preguntó por lo bajo.

El mayor asintió y le hizo una seña antes de adelantarse a tomar un carrito.

- El chico lindo del consultorio no me preocupa tanto como quien sea que está contigo ahora –

- ¿Mi papá? – rió – vinimos a hacer las compras –

- Oh por Dios, me puse celoso de mi suegro –

- Que pena – siseó – cruzaste tus propios límites –

Ni modo – rió – amor, ¿puedo pedirte un par de cosas? Pasaré a recogerlas mañana, lo prometo –

- ¿Mañana? – preguntó caminando hacia adentro – estaba pensando en pasar unos días contigo –

- ¿Tú también sientes que no nos hemos visto en una eternidad? –

- Sí – lloriqueó - ¿te veo entonces? –

- Claro. Te enviaré la lista –

- Okay –

- Te amo –

- Yo también te amo, mi adoración – dijo antes de colgar la llamada.

- ¿Mi adoración? – repitió Jungwoo burlón.

- Debí venir solo – entronó los ojos – pa, ¿te molesto si meto algunas cosas en tu carrito? Puedo conseguir otro si... -

- Está bien – negó - ¿vas a dormir en su casa? –

- Sí –

- Excelente – tronó su cuello – tuve un día agotador y no quería cocinar. Será mucho más fácil para tu papá y para mí decidir qué comer si no estás ahí negándote a todo –

- No me niego a todo – frunció el ceño – perdóname por no encontrar atractivo un tomate rebanado con queso y tres hojas de algo –

- Se llama ensalada caprese – sonrió satisfecho – ya puedo saborearla –

El menor rió incrédulo y empujó a su papá a un pasillo.

- ¿Sabes si aún me queda cereal? –

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