- Listo – canturreó el menor extendiéndole, la mano para ayudarlo a bajar de la camilla - ¿cómo te sientes? –
- Superando el mareo inicial, bastante bien – bromeó - ¿cuándo tendré mis resultados? –
- Hoy mismo, si quieres – dijo mirando su computadora.
- ¿Puedes hacerlo? –
- Sí, pero no se lo digas a nadie – rió – es tu trato preferencial –
El mayor se acercó y acunó sus mejillas, orgulloso.
- Mi bebé es todo un profesional de la salud – sus ojos brillaron – uno muy guapo –
- Gracias – besó su mejilla – nadie nunca lo dice –
- Claro que sí – rodó los ojos.
- Tal vez –
El otro rió, girándose a tomar su chaqueta.
- Amor, ¿sabes si tu papá va a impartir los cursos de primeros auxilios? – preguntó casualmente.
- Creo que no – respondió leyendo distraído una hoja – ninguno de ellos –
- Genial – celebró – no te ofendas pero si quisiera ver su cara diario, no me habría divorciado de él –
Jeno asintió divertido.
- Lo que no entiendo es por qué quiso que todo el mundo entrara a uno –
- Hijo, esa es la forma en que tu papá se asegura de que todos estaremos bien en caso de que algo pase – hizo una mueca – así es como nos cuida. Ya sabes –
- Entiendo – se giró hacia el escritorio y le alcanzó una paleta – toma, fuiste un buen paciente –
- Muy valiente ¿no? – aceptó el caramelo y se dirigió a la puerta – suerte, bebé –
- Gracias pa – dijo viéndolo salir.
Un par de minutos después de eso, entró el siguiente.
- ¿Qué tenemos aquí? – canturreó el recién llegado - ¿dónde están las gafas que me prometiste? –
- Aquí – palmeó el bolsillo de su bata – toma asiento, por favor – pidió señalando la camilla.
El menor se sentó de un brinco y comenzó a balancear los pies.
- Está muy ordenado – miró alrededor – y huele muy bien –
- Bienvenido a mi consultorio – rió con sus ojos en la tabla de escribir.
- ¿Esto es tuyo? –
- Ajá – tarareó.
Luego de unos segundos haciendo un intento inútil por leer, frunció el ceño y soltó un bufido para tomar las gafas de su bolsillo y colocárselas.
- No te pongas raro – dijo al recién llegado.
- Trataré – bromeó.
- Bien – sonrió mirándolo – ahora, necesito verificar unos datos contigo –
- Creí que los sabías –
- Es protocolo – se encogió de hombros – si te portas bien, te daré un caramelo al terminar –
- Claro –
- ¿Nombre completo? –
- Liu Yang Yang –
- ¿Día y mes de nacimiento? –
- 10 de octubre –
- Perfecto – se acercó a él - ¿me permites? –

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The marriage
Fiksi PenggemarHizo lo que cualquier adulto saludable haría en su lugar de haber tenido el mismo pesado día que él había tenido. Miró al agitado chico junto a él y suspiró, cerrando los ojos. A tientas buscó su mano sobre el colchón para tomarla y apretarla con un...