Capítulo 27

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Después de la larga noche que habían tenido en casa de sus suegros, y luego en la suya (donde le había tomado horas reconciliarse con su novio), y luego hacerlo muy quedito para que sus papás no se dieran cuenta, el día siguiente estaba siendo considerablemente más tranquilo.

Estaban pasando la tarde en la sala de estar, como solían hacerlo cuando habían comenzado su relación.

Jungwoo había salido a almorzar con sus amigos y aún no volvía, por lo que sólo Sicheng estaba en casa, y él solía ignorarlos bastante.

Por eso no tenían ningún problema con estar acurrucados en los sillones.

El castaño se levantó a preparar algunas botanas para continuar su día frente al televisor, optando por ofrecerle a su prometido una pizza cuando casi quema la cocina en un intento de hacer palomitas.

No importaba, él podía pagar esa olla.

Rió nervioso cuando no supo cómo reaccionar adecuadamente a lo que veía.

Él era naturalmente pegajoso, pero no podría justificar el querer arrebatarle su teléfono a su novio para ver por qué mierda estaba sonriendo como estúpido a la pantalla.

No, él sería maduro y le preguntaría al respecto como lo haría cualquier adulto con curiosidad.

- ¿Tienes un amante? – enfrentó sentándose junto a él – ¿quién es? ¿por qué estas sonriendo tanto? Olvídalo, te odio, vete de mi casa – dijo cruzándose de brazos.

El mayor rió y lo abrazó por los hombros, besando su mejilla con cariño.

- Hice algo – susurró en su oído – pero no quiero que te molestes –

- No puede ser – lo miró alarmado - ¿sí me engañaste? –

Jeno lo miró cansado.

- Okay, dime – sonrió con inocencia – ya me voy a callar –

- Bien... -

- Pero si sí me engañaste voy a llorar muy fuerte y haré que mi papá venga a pegarte – interrumpió – ahora sí –

El otro tragó duro.

- Bien – continuó – ¿escuchaste que el gobierno está haciendo muchas promociones locas por las elecciones y eso? –

- Ajá –

- El ayuntamiento hizo un trato con la capilla que elegiste aquella vez – mordió sus labios.

- ¿La capilla? – frunció el ceño – ¿la que te dije en la feria como en nuestra segunda cita? –

- Yo te escucho, mi amor – guiñó un ojo – ¿todavía la quieres? –

- Es tan hermosa – sus ojos brillaron – claro que sí –

- ¿Qué dirías si te digo que reservé el lugar dentro de una hora? – sonrió – no pude evitarlo, la agenda estaba libre, nosotros... -

El desesperado beso que le dio su novio, no se comparaba con otro que hubieran tenido antes.

Había muchísima sinceridad en el acto.

- Van a matarnos – dijo separándose – nuestros papás van a matarnos si se enteran –

- No se los diremos – bufó – mi papá tiene muchas influencias. Él podría divorciarnos sin nuestra autorización –

- Bien. En lo que a ellos respecta, seguimos comprometidos – se levantó de su lugar y se sentó de nuevo – espera, no podemos hacerlo –

- ¿Por qué no? –

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