Capítulo 14

137 22 4
                                        

Jungwoo tarareaba tranquilo mientras cocinaba.

Ese día especialmente estaba de muy buen humor.

Había ido a su trabajo temprano por la mañana y llegó a casa antes que el resto, dándose un par de horas para sí mismo.

Leyó un libro, tomó un baño y bebió una deliciosa copa de vino blanco espumoso.

Estaba tan relajado, que casi olvidaba el motivo por el que recientemente había comenzado a disponer de tanto tiempo libre.

- Pa – llamó Jaemin entrando por la cocina, notablemente molesto - ¿has visto mi camisa celeste? –

El mayor lo miró desinteresado y negó.

- No sé de qué me hablas –

El otro suspiró frustrado y se acercó a él.

- Ayer, antes de ir a la cama, te pedí que por favor lavaras mi camisa celeste porque iba a necesitarla mañana en mi junta ¿recuerdas? –

Su padre hizo una mueca confundida y frunció el ceño.

- ¿Hay una posibilidad de que esté en la lavandería? –

El menor salió rápidamente en dirección de dicha habitación y Jungwoo se concentró nuevamente en su tarea.

Supo que la había encontrado cuando escuchó a lo lejos el azote de la puerta y pasos enojados en su dirección.

- Está sucia – dijo mostrándole la prenda – ¿cómo pudiste olvidarlo? –

- Puedes usar otra cosa – probó la comida – mierda, esto está muy bueno – murmuró para sí mismo.

- No, pa, no puedo usar otra cosa. Te lo dije específicamente, necesitaba esta camisa porque es la única que combina con mi traje –

Jungwoo lo miró en silencio y se encogió de hombros en respuesta.

- ¡Mierda! – arrojó la camisa al suelo – de haber sabido que ibas a comportarte de esta manera no te hubiera hablado de mi matrimonio nunca –

- Tienes razón – concordó sonriente – no debiste –

- ¿Por qué estás haciéndome esto? –

- Estás siendo ridículo, Jaemin –

- No, no lo estoy siendo – rió sin diversión – desde que se los dije no hacen más que tratarme como un desconocido –

- Si te molesta tanto, puedes ir donde tu prometido y lloriquear un rato –

- ¡Deja de tratarme así! –

- ¿Así cómo? – rió incrédulo - ¿te das cuenta la estupidez por la que te molestaste? En todo el tiempo que has estado gritándome pudiste lavarla por ti mismo, pero eres un niño flojo y mimado que espera a que tus papis hagan todo por ti – negó – no, hijo. Si tienes suficiente edad para casarte, tienes suficiente edad para responsabilizarte de ti mismo –

- Entonces sí se trata de eso – inquirió furioso – pensé que sí estaba exagerando pero... -

- Estás exagerando – se giró a apagar la estufa – y francamente me estás hartando con todo este drama –

- ¿Drama? –

- Dame la maldita camisa – extendió su mano – ya que al parecer eres incapaz de hacerlo por ti mismo –

- No – la levantó del suelo y la apretó contra su cuerpo – no la toques. No quiero que vuelvas a tocar mis cosas nunca más –

- Jaemin, madura –

- Te odio – casi susurró girándose hacia la puerta.

El mayor entornó los ojos, incrédulo.

- ¿Perdón? – retó, haciéndole detenerse – ¿qué fue lo que dijiste? –

El otro suspiró pesado y apretó los labios.

- Que te odio – insistió, girándose a verlo de nuevo – ¿quieres que te lo repita? –

- Tú no lo dices en serio –

- Claro que lo hago – extendió sus brazos – odio todo esto. Odio esta casa, odio ese estúpido auto, odio esta puta camisa horrible pero, de todo, tú eres lo que más odio en el mundo – asintió – y creo que una parte de mí siempre lo ha sabido, por eso me comprometí. Para poder casarme e irme a un lugar muy lejos de ti y así no tener que verte nunca más –

Jungwoo tenía mucho que decir.

Su mente estaba haciendo ruido, pero su boca no pudo emitir sonido.

Temía que, de decir cualquier cosa, su garganta lo traicionaría y terminaría por soltar todo ese dolor que estaba sintiendo nacer en su pecho y que recorría todo su cuerpo.

Jaemin se sintió hiperventilar y sus labios temblar.

- Pa... -

- Quiero que tomes absolutamente toda tu mierda y te subas en el auto – gruñó una voz tras él, causándole un escalofrío – yo mismo voy a llevarte en este momento a la casa de tu novio, y nunca más vas a tener que preocuparte por tu papá –

El menor se giró asustado y negó frenéticamente.

- No, yo no... -

- Muévete – ordenó si aceptar negativa.

El tono de su voz hizo a su hijo salir de la cocina sin rechistar, directamente a su habitación.

Sicheng miró a Jungwoo, quien se mantuvo completamente inmóvil.

Se acercó a él y lo atrajo en un abrazo, sintiendo su corazón romperse cuando el otro se desplomó contra él, soltando un bajo llanto dolorido y lleno de resentimiento.

Su camisa se empapó con las lágrimas de su amado, y su piel se marcó con las uñas que éste enterraba en él.

No dijo nada, sin embargo. Solamente lo sostuvo con fuerza, evitando que fuera a caer al suelo.

Luego de un par de minutos, pudo escuchar a su hijo salir de su habitación, dando pasos casi imperceptibles sobre los lamentos de su esposo.

Pudo sentir cuando éste se detuvo en la entrada de la cocina, y luego se alejó para dirigirse a la puerta principal.

Sicheng besó la frente del menor, limpió sus mejillas con cuidado, y luego lo arrastró consigo hacia una de las sillas del comedor.

Sirvió un vaso de agua y lo dejó en la mesa antes de colocarse en cuclillas frente a él.

- Volveré enseguida – besó sus labios – trata de tranquilizarte ¿sí? –

- Sí – respondió en un hilo de voz – ve con cuidado –

- Claro que sí, mi amor – sonrió con cariño - ¿necesitas que te traiga algo? –

- Estoy bien – negó – sólo vuelve pronto. Estaré esperándote para cenar –

- Claro – dijo levantándose para salir.

Encontró a su hijo esperando por él dentro del auto ya encendido y suspiró pesado.

Tenía que arreglárselas para llegar a su destino intacto.

Trataría con todas fuerzas de no lastimar a su hijo.

A ese maldito monstruo.


Jaemin ☹️ que feo eres con tu papá

The marriage Donde viven las historias. Descúbrelo ahora