Jungwoo tarareaba tranquilo mientras cocinaba.
Ese día especialmente estaba de muy buen humor.
Había ido a su trabajo temprano por la mañana y llegó a casa antes que el resto, dándose un par de horas para sí mismo.
Leyó un libro, tomó un baño y bebió una deliciosa copa de vino blanco espumoso.
Estaba tan relajado, que casi olvidaba el motivo por el que recientemente había comenzado a disponer de tanto tiempo libre.
- Pa – llamó Jaemin entrando por la cocina, notablemente molesto - ¿has visto mi camisa celeste? –
El mayor lo miró desinteresado y negó.
- No sé de qué me hablas –
El otro suspiró frustrado y se acercó a él.
- Ayer, antes de ir a la cama, te pedí que por favor lavaras mi camisa celeste porque iba a necesitarla mañana en mi junta ¿recuerdas? –
Su padre hizo una mueca confundida y frunció el ceño.
- ¿Hay una posibilidad de que esté en la lavandería? –
El menor salió rápidamente en dirección de dicha habitación y Jungwoo se concentró nuevamente en su tarea.
Supo que la había encontrado cuando escuchó a lo lejos el azote de la puerta y pasos enojados en su dirección.
- Está sucia – dijo mostrándole la prenda – ¿cómo pudiste olvidarlo? –
- Puedes usar otra cosa – probó la comida – mierda, esto está muy bueno – murmuró para sí mismo.
- No, pa, no puedo usar otra cosa. Te lo dije específicamente, necesitaba esta camisa porque es la única que combina con mi traje –
Jungwoo lo miró en silencio y se encogió de hombros en respuesta.
- ¡Mierda! – arrojó la camisa al suelo – de haber sabido que ibas a comportarte de esta manera no te hubiera hablado de mi matrimonio nunca –
- Tienes razón – concordó sonriente – no debiste –
- ¿Por qué estás haciéndome esto? –
- Estás siendo ridículo, Jaemin –
- No, no lo estoy siendo – rió sin diversión – desde que se los dije no hacen más que tratarme como un desconocido –
- Si te molesta tanto, puedes ir donde tu prometido y lloriquear un rato –
- ¡Deja de tratarme así! –
- ¿Así cómo? – rió incrédulo - ¿te das cuenta la estupidez por la que te molestaste? En todo el tiempo que has estado gritándome pudiste lavarla por ti mismo, pero eres un niño flojo y mimado que espera a que tus papis hagan todo por ti – negó – no, hijo. Si tienes suficiente edad para casarte, tienes suficiente edad para responsabilizarte de ti mismo –
- Entonces sí se trata de eso – inquirió furioso – pensé que sí estaba exagerando pero... -
- Estás exagerando – se giró a apagar la estufa – y francamente me estás hartando con todo este drama –
- ¿Drama? –
- Dame la maldita camisa – extendió su mano – ya que al parecer eres incapaz de hacerlo por ti mismo –
- No – la levantó del suelo y la apretó contra su cuerpo – no la toques. No quiero que vuelvas a tocar mis cosas nunca más –
- Jaemin, madura –
- Te odio – casi susurró girándose hacia la puerta.
El mayor entornó los ojos, incrédulo.
- ¿Perdón? – retó, haciéndole detenerse – ¿qué fue lo que dijiste? –
El otro suspiró pesado y apretó los labios.
- Que te odio – insistió, girándose a verlo de nuevo – ¿quieres que te lo repita? –
- Tú no lo dices en serio –
- Claro que lo hago – extendió sus brazos – odio todo esto. Odio esta casa, odio ese estúpido auto, odio esta puta camisa horrible pero, de todo, tú eres lo que más odio en el mundo – asintió – y creo que una parte de mí siempre lo ha sabido, por eso me comprometí. Para poder casarme e irme a un lugar muy lejos de ti y así no tener que verte nunca más –
Jungwoo tenía mucho que decir.
Su mente estaba haciendo ruido, pero su boca no pudo emitir sonido.
Temía que, de decir cualquier cosa, su garganta lo traicionaría y terminaría por soltar todo ese dolor que estaba sintiendo nacer en su pecho y que recorría todo su cuerpo.
Jaemin se sintió hiperventilar y sus labios temblar.
- Pa... -
- Quiero que tomes absolutamente toda tu mierda y te subas en el auto – gruñó una voz tras él, causándole un escalofrío – yo mismo voy a llevarte en este momento a la casa de tu novio, y nunca más vas a tener que preocuparte por tu papá –
El menor se giró asustado y negó frenéticamente.
- No, yo no... -
- Muévete – ordenó si aceptar negativa.
El tono de su voz hizo a su hijo salir de la cocina sin rechistar, directamente a su habitación.
Sicheng miró a Jungwoo, quien se mantuvo completamente inmóvil.
Se acercó a él y lo atrajo en un abrazo, sintiendo su corazón romperse cuando el otro se desplomó contra él, soltando un bajo llanto dolorido y lleno de resentimiento.
Su camisa se empapó con las lágrimas de su amado, y su piel se marcó con las uñas que éste enterraba en él.
No dijo nada, sin embargo. Solamente lo sostuvo con fuerza, evitando que fuera a caer al suelo.
Luego de un par de minutos, pudo escuchar a su hijo salir de su habitación, dando pasos casi imperceptibles sobre los lamentos de su esposo.
Pudo sentir cuando éste se detuvo en la entrada de la cocina, y luego se alejó para dirigirse a la puerta principal.
Sicheng besó la frente del menor, limpió sus mejillas con cuidado, y luego lo arrastró consigo hacia una de las sillas del comedor.
Sirvió un vaso de agua y lo dejó en la mesa antes de colocarse en cuclillas frente a él.
- Volveré enseguida – besó sus labios – trata de tranquilizarte ¿sí? –
- Sí – respondió en un hilo de voz – ve con cuidado –
- Claro que sí, mi amor – sonrió con cariño - ¿necesitas que te traiga algo? –
- Estoy bien – negó – sólo vuelve pronto. Estaré esperándote para cenar –
- Claro – dijo levantándose para salir.
Encontró a su hijo esperando por él dentro del auto ya encendido y suspiró pesado.
Tenía que arreglárselas para llegar a su destino intacto.
Trataría con todas fuerzas de no lastimar a su hijo.
A ese maldito monstruo.
Jaemin ☹️ que feo eres con tu papá

ESTÁS LEYENDO
The marriage
FanfictionHizo lo que cualquier adulto saludable haría en su lugar de haber tenido el mismo pesado día que él había tenido. Miró al agitado chico junto a él y suspiró, cerrando los ojos. A tientas buscó su mano sobre el colchón para tomarla y apretarla con un...