Capítulo 24

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- Yuta – insistió – abre por favor –

No respondió.

- Por favor, habla conmigo –

Ambos estaban aseados y vestidos ya. No parecía que lo hubieran hecho en absoluto.

Estaban por irse cuando comenzaron a discutir, y ahora estaban ahí.

A decir verdad, sí lo había jodido.

Por algún motivo que cualquiera desconocería, cuando ambos fueron a lavarse después del sexo, Yuta se dio cuenta de que el hotel tenía su marca de jabón favorito como amenidad y, como todo un adulto aburrido, casi se pone a llorar de la felicidad.

Quiso compartirlo con Jisung al mostrárselo, claro que no esperaba su respuesta en absoluto.

- A mí también me encanta. Siempre me los llevaba a mi casa. Venía aquí todo el tiempo y... -

No notó su error hasta que el japonés se encerró en el baño durante muchos minutos. Entonces abrió la puerta y lo miró, notablemente enojado.

- ¿Qué quieres que te diga? –

- No digas nada – tomó sus manos – solamente déjame hablar ¿sí? – besó su barbilla – no sé por qué lo dije. No quería que te molestaras conmigo –

- Pero lo entiendes ¿no? –

- Claro que sí – lo abrazó por la cintura – siento mucho haberlo dicho. Soy un tonto, bebé –

El mayor mordió el interior de su mejilla e hizo un puchero involuntario.

- ¿Aún sales con él? –

- No – acarició su rostro – por supuesto que no. Nosotros terminamos hace mucho tiempo. Ya ni siquiera hablamos –

Luego de segundos de reflexión, Yuta dijo lo que cualquier otra persona, que no fuera el menor, hubiera dicho también.

- Soy un hipócrita – negó avergonzado – yo no debería sentirme con el derecho de pedirte ser el único –

- Estoy bien – besó sus labios con ternura – si me molesta algún día, te lo diré. Pero ahora estoy bien con esto ¿tú lo estás? –

- Sí – murmuró sonriente – siento mucho mi mal humor –

- Me gustas cuando te enojas – hizo una mueca – aunque podría vivir sin que lo hicieras conmigo –

- Haré lo que pueda – bromeó, acariciando sus mejillas – debemos irnos ahora –

- Ya sé – lloriqueó – mi papá me preguntó si podíamos llevar más bebidas –

- Llegaremos por ellas – asintió - ¿vamos? –

- Claro, sólo déjame buscar mis zapatos –

Mientras los calzaba, Yuta lo miró en silencio, invadido por un sentimiento muy poco familiar.

Algo que tenía que dejar para él. No podía joder su mente.

No le rompería el corazón.





- ¿Entonces tú también fuiste a uno de sus cursos? –

- Síp – mordió una fritura.

- ¿Jeno también te tomó muestras? –

- Fuimos bastante profesionales – recordó el azabache – yo ni siquiera usé apodos con él. Casi no lo beso al terminar –

- No bromea. Prácticamente me echó de ahí cuando acabó – rió – pero está bien, lo respeto por eso –

Taeyong estuvo tentado a elogiar a su hijo, cuando el menor de ellos entró con la apariencia de ser perseguido, llamando la atención de todos.

- ¿Qué te pasa? – preguntó su hermano.

- No van a creer lo que vi – alzó su mano – hola, John –

- Pollito – respondió el otro, sonriente.

- ¿Qué viste? - preguntó Jaemin esta vez.

- Mi papá... - negó – lo siento, éste es Yuta, mi jefe. Pa, ya se conocen –

- Hola – saludó Jaemin amablemente – soy Kim Jaemin, éste es Jung Jeno, y John –

- Hola a todos, un gusto –

- Jisung – presionó su padre.

- ¡Sí! – lo señaló – vi a mi papá saliendo de un restaurante tomado de la mano de alguien –

Taeyong frunció el ceño y asintió.

- Bueno – aclaró su garganta y miró a su empleado, quien sonrió en señal de apoyo – supongo que es normal ¿no? Debería tener citas y eso –

- No lo entienden – se dejó caer en una silla – él estaba con YangYang –

Yuta apretó los ojos ante el recuerdo.

No era el pequeño alemán su problema. De hecho, le aliviaba saber que estaba saliendo con alguien.

Era el uniformado a su lado, quien lo iba escuchando atentamente, lo que le preocupaba.

¿En qué situación de cordura habría decidido salir con un niño de casi la mitad de su edad siendo éste el hijo de un policía?

Las posibilidades eran pocas.

- ¿Yang? – preguntó el cuñado, sacándolo de su ensoñación - ¿el mismo con el que salimos el fin de semana? –

Sí, Jaemin nunca lo olvidaría. Le había agradado mucho.

Pero honestamente, a quién no le caería bien alguien que dice cosas como esas.

"Sí te conozco, te conozco más de lo que tú te conoces. No me mires así, no es mi culpa. Fue tu prometido que se la pasó hablando sobre ti durante toda la noche, incluso me mostró fotos tuyas, como, tiene muchísimas... ¡auch!"

Casi lo quería demasiado.

- Él – asintió abatido - ¿pueden creerlo? –

Taeyong se levantó de su lugar y miró al alto a su lado.

- John, ¿me acompañas a tomar aire? –

El nombrado asintió y lo siguió al patio trasero.

- ¿Qué le pasa? – murmuró Jeno - ¿crees que le afectó saber que mi papá tenga a alguien más? –

- No pensé que podría pasar – frunció el ceño – mierda, ahora me siento culpable –

- No deberías – apoyó Yuta – llevan mucho tiempo divorciados, ¿cómo podrías saber que le molestaría? –

- Estoy con tu jefe – concordó Jaemin – pero creo que es asunto de ellos dos. Ni siquiera ustedes pueden opinar al respecto – señaló al par de hermanos – de todos modos, háganme saber si se enteran de algo más – sonrió con inocencia.

- Eres un chismoso – acusó Jeno, tomando su mano.

Los tres menores empezaron a juguetear entre ellos y Yuta pensó que tan imprudente sería interrumpir la conversación de afuera. Como, con los adultos.

Tal vez si les llevaba una cerveza.





Llegó a casa poco después de la media noche.

Xiaojun estaba dormido ya, por lo que no hizo ningún ruido al entrar a su habitación.

La luz que se colaba por la ventana iluminaba perfectamente el rostro del menor, dejando a su esposo inspeccionarlo con claridad.

Pese a que ya no sentía lo mismo por él, el chino todavía le gustaba mucho.

Era muy guapo, muy divertido.

Mierda.

No sabía cómo era que él lo engañaba con tanta facilidad. Yuta simplemente no podía.

No podría.

Sin importar cuanto le doliera.


Ahora sí tienes consciencia.

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