Capítulo 28

114 23 1
                                        

Cuando llegó del trabajo, para su sorpresa, Xiaojun estaba ahí.

Resultaba que el chino quería festejar haber podido ganar un caso que llevaba meses jodiendo su cabeza, por lo que preparó una rica cena para ambos y bebieron una costosa botella de vino.

Después de un par de horas, los dos se sentían con humor de tener relaciones luego de casi un año de la última vez que había sucedido.

Había resultado ser genuinamente satisfactorio para ambos, aunque muy poco familiar.

Más bien se sentía equivocado.

Pero era su esposo, mierda. No debería sentirse tan culpable como se sentía.

Después de todo, hizo lo que cualquier adulto saludable haría en su lugar de haber tenido el mismo pesado día que él había tenido.

Miró al agitado chico junto a él y suspiró, cerrando los ojos.

A tientas, buscó su mano sobre el colchón para tomarla y apretarla con una familiar calidez, antes de llevarla a sus labios para besarla con suavidad.

El otro rió confundido en respuesta.

- ¿Estás bien? – se acomodó de lado para observarlo – te ves extraño –

- Creo que sí – murmuró.

- ¿Crees? – comenzó a acariciar su pecho.

El otro detuvo el tacto y se giró a mirarle a los ojos.

- Creo... - tragó duro – creo que estoy enamorado –

Su pareja se congeló por un segundo antes de asentir de acuerdo.

- También yo -

El japonés suspiró pesado y se giró para quedar frente a él.

- ¿Entonces por qué hacemos esto, Jun? – acarició su mejilla - ¿por qué estamos juntos? –

- Ah, ¿no te referías a mí? – bromeó – no sé. Es lo correcto ¿no? –

- No si nos sentimos así – rió – estoy seguro de que piensas que es a él quien acabas de engañar conmigo –

- Soy horrible – sonrió con tristeza – perdóname –

- Te perdoné hace mucho – besó sus labios – perdóname por no decirte que lo sabía –

- ¿Desde cuándo? –

- Como la segunda vez – hizo una mueca – iba a decírtelo, pero me dio miedo quedarme solo y, bueno, tú tampoco te fuiste –

- Porque te amo – sus ojos brillaron – en serio lo hago, pero... -

- No soy él – asintió – lo sé. Lo entiendo –

- Entonces tú también encontraste a alguien ¿verdad? –

- Sí, pero no como tú – reprochó – yo no pude mantener una relación con él. La culpa me estaba haciendo pedazos y tuve que dejarlo –

- Lo siento – susurró – por hacerlo todo tan complicado –

- Está bien, no es tu culpa – lo atrajo hacia su pecho – no es culpa de nadie más que mía –

- Quisiera no haberlo conocido nunca, Yuta. Quisiera no haberte traicionado, haberte sido leal como prometí que lo sería –

- Eso no cambia que él sea el amor de tu vida – comenzó a acariciar su cabello – estoy bien siempre que sepa que tú en serio pensaste que yo lo era –

The marriage Donde viven las historias. Descúbrelo ahora