- Vamos, mi amor – masticó con dificultad – llévate mi auto –
- ¿Qué hay de ti? –
- ¿Qué hay de mí? – negó – John puede llevarme consigo. Díselo, John –
- Yo puedo – asintió – él me alimenta, le doy un aventón. Es lo justo –
- Eso es muy amable, pero no – se levantó de su silla – llevaré el mío, pa –
- Bebé – se levantó también – esa carcacha puede dejarte en medio de la carretera y provocar un accidente, ¿quieres que me muera de tristeza? –
El menor rió y lo atrajo en un protector abrazo.
- Voy a estar bien – besó su mejilla - ¿por qué mejor no me deseas suerte? –
- Suerte – murmuró desanimado – prométeme que me llamarás si tienes algún problema –
- Lo prometo – miró al otro – adiós, John –
- Adiós, niño – balbuceó con la boca llena – suerte –
El menor sonrió agradecido y salió del comedor.
- Deberías dejar que tome sus decisiones – comentó una vez que se quedaron solos.
- Es fácil para ti decirlo – replicó molesto – cuando tengas hijos, dime cómo te sientes con tu pequeño bebé poniendo en peligro su vida –
- Él estará bien – rió – y creo que es más problema que tú estés constantemente tratando de hacerle sentir inseguro con sus elecciones –
- Sólo quiero que lo haga bien – se sentó nuevamente junto a él - ¿eso es tan malo? –
- Él tiene derecho a equivocarse algunas veces ¿no? –
- ¿Arriesgándose así? –
- Taeyong, he visto ese auto ¿sí? – alzó las cejas – créeme cuando te digo que si le dan el trabajo esa cosa no va a durar más de dos viajes y, entonces, no le quedará de otra más que aceptar tu trato –
- Espero que tengas razón – susurró, extendiéndole una servilleta.
- La tengo – limpió sus labios – no te preocupes por Jisung. No va a salir lastimado –
El castaño lo miró en silencio y sonrió enternecido.
- A veces sólo olvido que eres mi empleado –
- Mejor para mí – se encogió de hombros - ¿puedes también olvidar que no envíe las facturas del mes pasado? –
- Ni en un millón de años – tomó ambos platos vacíos y de dirigió a la tarja.
- Aún no terminaba – hizo un puchero.
- Te empacaré algunos – miró el reloj tras él – llegaremos tarde –
- Podemos hacerlo. Eres el dueño –
- Yo puedo hacerlo – asintió – tú no –
El alto rió divertido y se encaminó a la puerta.
- Te esperaré en la camioneta –
- Ajá – respondió desinteresadamente.
Una vez solo, se tomó un momento para respirar hondo y ordenar sus pensamientos.
Tal vez John tenía razón y estaba siendo demasiado protector con su hijo.
No podían culparlo, él sólo quería darle lo mejor.

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The marriage
FanfictionHizo lo que cualquier adulto saludable haría en su lugar de haber tenido el mismo pesado día que él había tenido. Miró al agitado chico junto a él y suspiró, cerrando los ojos. A tientas buscó su mano sobre el colchón para tomarla y apretarla con un...