Capítulo 23

113 17 7
                                        

- No sé cómo sentirme al respecto – dijo saliendo del edificio junto al otro – pero ¿no te molesta que mientras nosotros nos quedamos a trabajar por tiempo extra, Yang Yang solamente se va? –

- Supongo que él sí tiene una vida –

Yuta asintió de acuerdo.

- Quiero arruinárselo – admitió – pero no sería justo –

- Sólo le tienes envidia –

- Claro que sí – entró al auto – antes de que empezaras a trabajar con nosotros, yo realmente no tenía ningún motivo para que me gustara quedarme –

- Owm – tocó su pecho - ¿vamos a ponernos sentimentales ahora? –

- Te lo digo en serio – besó su mejilla y alcanzó su cinturón para colocarlo él mismo – era muy aburrido estar ahí solo –

- ¿Y por qué no volvías a casa? –

- Porque me sentía más solo – rió – además, era súper incómodo encontrarme a mi esposo tratando de lucir normal y buscando una excusa para ir a ducharse lo antes posible – negó – espero que nunca te pase –

Jisung asintió e hizo una mueca.

- Yuta – llamó por lo bajo.

- ¿Sí? –

- Sé que no es mi asunto – aclaró su garganta – pero ¿por qué no lo dejas? –

- Porque mi matrimonio es perfecto – suspiró – nunca peleamos, Jun nunca está de mal humor y cuando se molesta conmigo por algo, no me reclama porque se siente culpable – se encogió de hombros – no tengo una excusa para querer irme –

- Supongo que tienes razón – apretó los labios - ¿pero no te cansas? –

- A veces... - rió – esto es muy vergonzoso pero, algunas noches, cuando él está dormido, tengo algo como ataques de ira y quiero despertarlo para pelear con él, exigirle una explicación, e irme – lo miró por un segundo – pero luego pienso en todo lo que podría evitarme si no digo nada. Entonces no lo hago –

- ¿Tu corazón está bien con eso? –

- Por supuesto que no – bufó – pero si te soy sincero, no estoy seguro de amarlo como antes. Ahora como que me agrada, pero no hay más –

- Pues entonces ni hablar –

- Ni hablar – concordó.

Lentamente, el menor llevó su mano hacia el muslo del mayor y comenzó a acariciarlo suavemente de arriba abajo, muy cerca de su entrepierna.

- Supongo que eso me deja a mí como el clásico caso del amante en la oficina –

- No te llames así – frunció el ceño – odio esa palabra. No queda contigo –

- ¿Qué te gusta más? –

- Mi "novio de la oficina" – sugirió – o "la pareja que sí quiero" –

- Bueno – se acercó a él – entonces seré tu novio de la oficina – besó su mejilla - ¿eso te gusta? –

- Eso me gusta – sonrió – si pudiera cambiaría tu edad y así no me siento tan puerco, pero es lo que hay –

- No pensé que te incomodara –

- No lo haría tanto si no conociera a tu papá – se estremeció – es sólo un par de años mayor que yo –

- Ahora que lo dices sí, es mortificante –

- Te culpo a ti por seducirme como lo hiciste –

- ¡¿Yo?! – rió - ¿y cuándo exactamente te seduje? –

- Todo el tiempo – alzó la ceja – me hacías compañía, me hacías reír, ibas conmigo a todos lados –

- Eso es solamente porque soy agradable –

- Me tocabas bastante –

- Eso sí era porque me gustabas – mordió sus labios - ¿fui muy obvio? –

- No hasta que te encontraba mirándome mucho –

- No puedo evitarlo – hizo un puchero – eres muy, muy guapo –

- Y tú eres muy, muy lindo – dijo acariciando su rodilla.

Tal vez Yuta no lo consideraba en absoluto pero, gestos como esos, hacían que las hormonas del menor se alborotaran como locas.

Nuevamente acarició el muslo del mayor, esta vez pasando los dedos sobre su entrepierna, haciéndole contraerse.

- ¿Quieres que tengamos un accidente? – medio regañó.

- Creo que puedes manejarlo – dijo tocando directamente.

La respiración del mayor se tornó pesada y comenzó a endurecerse.

- Jisung, para ahora – pidió – estamos por llegar a tu casa –

- Entonces no te detengas – dijo en su oído – sigue conduciendo, conozco un hotel en la carretera –

Yuta no estaba seguro de no haber cruzado un rojo.

Su mente ya estaba en la habitación.

Llegaron al hotel y el mayor casi le exige a la recepcionista que se apurara.

Casi le quita la inspiración que la chica le pidiera su identificación a su acompañante, pero no dejó que le afectara a su moral.

En ese momento, no estaba seguro de tenerla.

Apenas entraron a la habitación, apresó al chico contra la puerta y comenzó a besarlo obscenamente mientras se desvestía.

- Espera – lo empujó un poco - ¿no quieres entrar a la bañera? –

- Te la quiero meter – gruñó antes de morder su cuello - ¿tú quieres? –

- Será otro día – gimió – mierda, hazlo más fuerte – dijo empujando su pelvis contra la del otro.

Yuta obedeció, sin embargo, bajó hacia su pecho para hacerse cargo de él.

No permitiría que alguien incomodara a su Jisung con preguntas sobre las marcas que muy seguramente estaba dejando.

El menor empuñó su cabello y lo jaló nuevamente hacia arriba para seguir besándolo y empujarlo hacia la cama.

Se arrodilló frente a él y miró sus ojos mientras deslizaba su pantalón por sus piernas.

Bueno, acababa de conocer un nuevo nivel de excitación.

Tomó las mejillas del menor para atraerlo hacia él y usó sus pulgares para abrir su boca mientras introducía su falo en ella.

El chico lo bombeó a la vez que se deshacía de la parte baja de su ropa y se levantó para empujar al contrario de espaldas en el colchón.

- Espera, deja que me encargue –

Rió descaradamente cuando se sentó sobre él, levantando su camisa ligeramente mientras se acomodaba sobre el miembro de su amante.

No abandonó su sonrisa, siseando satisfecho mientras se dejaba caer lentamente, disfrutando la sensación de ser llenado.

Eso estaba volviendo loco al japonés.

Tomó sus piernas y las apretó, marcando sus dedos en ambas extremidades.

Se miraron a los ojos por unos segundos hasta que el menor asintió.

Entonces Yuta comenzó a subir y bajar su pelvis con brusquedad.

Jisung no era más que lamentos y balbuceos.

Sus ojos se empañaron y se inclinó sobre el otro para besarlo con fuerza, mordiendo sus labios tanto como quiso.

Yuta quiso reír por la situación.

Eso no estaba ni cerca de lo que quería hacer con el niño.

No, no existía la moral.


No sé que estaba esperando de ustedes dos, pero definitivamente no era esto. Que decepcionada estoy.

The marriage Donde viven las historias. Descúbrelo ahora