Capítulo 11

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Ambos apretaban su estómago en un inútil intento de detener los espasmos provocados por la risa.

- No puedo creerlo – lloriqueó el menor.

- Te lo juro, fue tan vergonzoso – limpió su lagrimal – incluso recordarlo –

Jisung negó aún con las secuelas y se incorporó en su lugar.

- Estamos distrayéndonos demasiado – tosió un poco.

- Culpo al alcohol – dijo el japonés, sirviendo más en su vaso - ¿otro? –

- No veo por qué no –

- ¿Tu papá no se molesta con tu estilo de vida? – preguntó mientras servía – digo, ya estabas borracho cuando llegaste, y eso no te detuvo en absoluto de seguir bebiendo –

- No sé, no creo – frunció el ceño – creo que confía ciegamente en que no me meteré en problemas –

- ¿Cómo no hacerlo? Eres un ñoño – lo señaló – estás aquí conmigo trabajando cuando se suponía que estabas en una alocada fiesta –

El menor se levantó repentinamente de su lugar.

- YangYang... -

- Olvídalo, ya se comunicó conmigo – dijo empujándolo nuevamente en su silla – acaba de enviarme un correo diciendo que te despida, pero está bien –

- ¿Cree que esté muy molesto? –

- ¿Por qué lo estaría? –

- Robé su auto –

Yuta abrió la boca, impresionado.

- Obviamente – arqueó la ceja - ¿por qué hiciste eso? –

- Tenía que llegar – cubrió su rostro con ambas manos, apoyándose en el respaldo – no quería que usted se retrasara con el caso por mi culpa. Siento que aún le debo mucho –

- ¿Y le robaste el auto? –

- Creí que estaba claro que puedo ser bastante estúpido – lo miró entre sus dedos – de verdad, a veces no sé por qué hago lo que hago –

- Debe ser tu edad – frunció los labios – o eso espero – dijo haciéndole reír genuinamente.

El timbre de un teléfono llamó su atención.

- Es mi papá – frunció los labios - ¿me permite? –

- Adelante –

- ¿Pa? –

- Hola mi amor – saludó con voz somnolienta - ¿cómo va tu noche? –

- Bien – miró a su jefe frente a él y sonrió – muy bien –

- Es bueno escucharlo, hijo – bostezó – solamente llamaba para preguntar si vas a quedarte con tu amiguito, o si debo ir a recogerte a algún lugar... o lo que sea –

- No había pensado en eso – admitió – te diré la verdad, pero no te molestes –

- ¿Qué hiciste? –

- Estoy en la oficina. Sólo venía por unos papeles que olvidé mandar pero Yuta llegó y... -

- Oh – pudo escuchar el susurro de las sábanas a través de la línea - ¿él está contigo? –

- Frente a mí –

- Salúdalo por mí ¿quieres? – pidió riendo tímido.

- Ajá – frunció el ceño – como sea, ¿me das un minuto para decidir lo que haré? –

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