Capítulo 10

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- ¿Jisung? –

El mencionado puso una mano sobre su pecho y apretó los ojos.

- Mierda, me asustó – suspiró - ¿qué hace aquí? –

- ¿Qué haces tú aquí? – enfrentó – me llegó la alerta de que alguien había irrumpido en la oficina –

- Solamente vine a enviarle los documentos – señaló su computadora – ya deben haberle llegado –

El mayor negó molesto y puso una de sus manos en su cintura.

- Levántate –

El otro cumplió la orden sin rechistar y se mantuvo cabizbajo.

- ¿Cómo puedo estar seguro de que no estás robándome información? –

- ¿Me cree tan astuto? – rió – solamente vine por eso. Lo prometo –

El japonés asintió conforme.

- Tienes razón – concordó – no eres tan inteligente –

- Me alegra que estemos en la misma página – frunció el ceño – disculpe la pregunta, pero, ¿qué planeaba hacer con eso? –

Yuta miró el objeto en su mano y rió divertido.

- Golpearte – admitió – pensé que eras un intruso y... -

- ¿Tomó un bate? –

- Bueno, no tengo un arma – dijo caminando hacia su escritorio para sentarse frente a él.

- ¿Qué está haciendo? –

El otro le miró extrañado.

- Voy a trabajar ¿qué te parece? –

- Es viernes –

- ¿Ajá? –

- Viernes en la madrugada –

- No entiendo tu punto – dijo retrocediendo en su lugar para rebuscar en un cajón.

- ¿Su esposo no va a preocuparse? –

- Mi esposo estaba dormido cuando salí de casa – recordó – si se da cuenta me llamará y ya. No es la gran cosa –

- Señor.... –

- Pásame uno de esos vasos tras de ti – señaló mientras colocaba una botella sobre la superficie.

El menor le entregó lo que pidió y esperó en silencio.

- ¿Necesitas algo? –

- ¿Quieres que te ayude? – murmuró inseguro.

- No es necesario – hizo una mueca – vuelve a esa fiesta, sonaba divertida –

- No... - rascó su nuca – no creo poder volver con la consciencia tranquila ahora –

- Jisung, no es como que vaya a morir aquí – sonrió – estoy acostumbrado a esto –

- Entonces acostúmbrate a la compañía – acercó su silla junto a la de él - ¿en qué estamos? –

Yuta le miró molesto por un momento antes de bufar.

- El expediente está casi limpio – respondió girando su vista hacia la pantalla - ¿un trago? –

- Por favor – aceptó emocionado.

El mayor le observó cuidadosamente mientras se levantaba para tomar un segundo vaso.

Bueno, podría totalmente acostumbrarse.





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