Capítulo 16

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Sicheng condujo en un silencio sepulcral por incontables minutos.

Jaemin sabía que tenía que decir algo pero no sabía qué y, honestamente, la persona a quien tenía en mente no estaba en ese auto.

Para sorpresa del menor, su padre lo había llevado por una ruta desconocida, deteniéndose en un lugar desolado a lo alto de la colina.

Se preguntó si era muy descabellado considerar la idea de que su padre pudiera matarlo y dejarlo por ahí.

No era biológico, después de todo.

El chino apagó el motor y bajó ambas ventanas.

Acomodó el respaldo de su asiento para recostarse en su lugar, palpando los bolsillos de su pantalón antes de sacar una caja de cigarrillos.

Encendió uno y cerró los ojos, relajado.

- Pa – lamió sus labios resecos.

- Lo siento – abrió un ojo - ¿quieres uno? –

- Estoy bien – negó - ¿qué hacemos aquí? –

El mayor suspiró pesado y lo miró.

- Ambos sabemos que tenemos que hablar –

Jaemin asintió de acuerdo y se encogió de hombros.

- ¿Qué quieres que te diga? Sabes que toda la mierda que dije era una mentira –

- Lo sé – entornó los ojos – lo que quiero saber es por qué dirías algo tan horrible como eso –

- Yo... - hizo un puchero – estaba muy enojado –

- No llores – pidió el mayor con semblante aburrido.

- Perdón – sollozó por lo bajo.

Su padre suspiró frustrado y le extendió nuevamente la caja de cigarros, esta vez recibiendo una respuesta positiva por el otro quien tomó uno y lo encendió rápidamente.

- Sabes que no me molesta que llores – recordó – pero necesito que tengas la cabeza fría en este momento –

- Es que – sorbió su nariz – no sé por qué lo hice –

- ¿No sabes? –

- Sí sé – tomó una larga calada – quería lastimarlo –

- ¿Por qué? –

- ¿Por qué crees? – lo miró herido – ¿en serio no te das una idea? –

- Jaemin – suspiró – trata de ponerte en nuestros zapatos ¿sí? Para nosotros no eres más que un niño, ¿cómo esperas que reaccionemos? –

- No de esa manera – limpió su mejilla – por algún motivo esperaba que estuvieran felices por mí –

- Lo estaremos, hijo – palmeó su hombro – lo estaremos cuando sea el momento –

- No lo entiendo – dejó salir más humo - ¿por qué no ahora? –

- Eres demasiado joven para entenderlo – sonrió compasivo – no puedo explicártelo porque no lo entenderás hasta que tengas una familia –

- Trata – pidió por lo bajo – por favor, trata –

El chino hizo una mueca y asintió.

- Mira, nosotros no estamos tratando de cortar tus alas ¿bien? – aclaró – es sólo que sabemos lo complicado que es asentarse, conseguir una casa, un empleo que pueda sustentarlos a ambos. Sabemos y hemos sido testigos de que, cuando eres inexperto, problemas tan estúpidos como esos arruinan tu relación, sin importar cuanto amor haya de por medio. Nosotros no podemos verte sufrir, hijo, yo no... - parpadeó – yo no podría vivir con eso, y no lo haré si lo puedo evitar –

The marriage Donde viven las historias. Descúbrelo ahora