El llanto desconsolado de la niña me estaba volviendo completamente loca, tenía miedo de cargarla y no porque ella se me cayera de las manos, sino más bien de que ella me ensuciara las manos o los brazos de su... Escremetnto de bebé, sus mejillas estaban rojas como húmedas del llanto que soltaba, sus pies se movían completamente inquietos y tenía estirado sus pequeños y frágiles brazos, dios que debo de hacer, saque todo lo que ella tenía en su moisés, mamilas, una sonaja, un pequeño peluche en forma de de elefante un poco gastado y una carta ¡Eso! ¡La carta!
Tomé la carta que estaba en la mesa de café y la abrí:
Querido Henry.
Soy Amber, esto es lo más difícil que hecho en mi vida y lo más doloroso que tuve que hacer, esta bebé es Harriet, tu hija. Se que debes estarme odiando por haberme ido sin avisarte ni haberte dicho un adiós, pero estaba tan dolida y tan triste de lo que me habías dicho la última vez que nos vimos.
Me sentía tan enojada que tuve que irme, tenía que despejar mi mente y alejarme de todo a mi alrededor, me fui a vivir a casa de mi madre para poder pensar y pasar mi embarazo con ella ya que estaba yo muy asustada de lo que iba a pasar. Lamento no haber constado tus llamadas y mensajes, pero era lo mejor para los dos que nos tomáramos un tiempo.
De seguro te preguntaras ¿Porque esta Harriet contigo?
La respuesta es sencilla.
Henry no puedo hacerme cargo de ella, no puedo, no tengo la economía para darle a ella lo que necesita, amo a mi hija, pero no puedo cuidarla y tengo una fabulosa oportunidad que no puedo desaprovechar por nada en el mundo.
Henry, te ame como nunca había amado alguien, amo a Harriet, pero no puedo cuidarla.
Cuidala por mi, se que serás un gran padre y le enseñaras los mejor a nuestra hija.
Te dejó un poco de la leche que ella toma, su osito de elefante siempre va con ella y duerme con ella.
Dale un beso de mi parte y cuida de ella.
Adiós Henry y espero puedas perdonarme por todo.Solté la carta en la mesa y mire a la niña que estaba frente a mi, estaba un poco más calmada y miraba el techo con interes, me acerque a ella y con todo el cuidado del mundo y aguantando el asco de que ella olía a popo, la tome en mis brazos y toque su lindo rostro de ángel, joder era jodidamente hermosa, era mi hija... Tenía una dulce niña llamada Harriet.
-Hola... Hola pequeña-. Sonreí cómo nunca antes lo había echo-. Soy papá, soy tu papá-.
La niña estiró su mano a mi cara para tocar mis labios inocentemente y yo solo pude sonreír, me sentía jodidamente raro diciendo aquello, papá, era padre de una niña tan linda como lo era Harriet, no podía creer que yoe hubiera negado rotundamente a tener hijos, nunca fueron mi pasión los niños, pero ahora que veía a esta niña en mis brazos y que era innegable que ella era mía no me lo podía creer, tenía lindas mejillas sonrojada, cabello negro como la noche y unos hermosos ojos azules como los míos, era mía, era mi hija.
El timbre de la casa comenzó a sonar y yo camine junto con la bebé a la puerta y al abrirla mi madre estaba ahí y al notar que tenía a la bebé en mis brazos sus ojos se abrieron tan grandes que podría jurar que se le saldrían de la cabeza, no pude evitar sonreír y ella después de segundos lo hizo también.
-¡Oh por dios!-.
Soltó un grito mi mamá haciendo que me asustar y la niña también haciendo que el llanto volviera ¡Carajo! No me había dado cuenta de que mamá tenía bolsas de papel en las manos y las dejó en el piso al instante y tomó a Harriet en sus brazos, comenzó a moverla de un lado a otro para hacer que se calmara, mamá entró al departamento y yo tome las bolsas del piso y mire que dentro de estas había comida para mi... ¿Creyó que era el que tenía hambre? Mire a mi madre y ella estaba con la bebé en su moisés haciendo ruidos con la boca para que la bebé se tranquilizara. Fui a la cocina a la cocina que por suerte podía ver a la sala.
-Cariño hay unos pañales para esta hermosa nena-. Dijo mamá comenzando a quitarle su pañal-. ¡Uff! Esta nena está sucia, fuchi-.
Mire en todas las bolsas, que eran tres hasta que encontré los pañales que eran para recién nacidos ¿Harriet es recién nacida? Mierda yo creo que si, no lo sé Amber nunca me dijo que edad tiene la bebé, tome los demás productos para bebé para que mi madre hiciera la magia de las mujeres, fui con mamá a la sala y de solo sentí el hedor de la popo de la bebé casi muero del asco, tape mi nariz con mi antebrazo ¡Que asco! Mire a la bebé que se chupaba los dedos y miraba a otro lado. Mamá volteo a verme y me frunció el ceño.
-¡Oh por dios Henry!-. Me dio un golpe en el pecho.
-¡Eso huele asqueroso! Como algo tan pequeño puede hacer eso tan... Oloroso-. Me queje.
Mamá tomó las cosas de mis manos y comenzó a limpiar.
-Tu y tu hermano hacían unas cosas mega olorosas y no entendía porque-. Mamá limpio las nalgas de Harriet-. Tu papi hacia unas cacas apestosas-.
-¡Mamá!-. Grite completamente avergonzado por lo que acaba de decir.
Mamá se dedico a cambiar a Harriet, le dio su mamila y la durmió, yo estaba completamente impresionado por la forma en cómo mi mamá trataba a los niño. Me alegraba que mi mamá no se hiciera ido a Ámsterdam, mis padres habían decidido tomar unos meses estar en Boston y de verdad que estaba feliz de que ella hubiera corrido a mi ayuda, cuando le marque casi entrando en un ataque de paranoia y ella se dio cuenta de que algo no estaba bien ya que el llanto de la bebé cera inevitablemente no oírlo y se asustó mi madre y supo cual fue mi problema y agradecí por completo de que ella hubiera comprado cosas para Harriet. Mi madre aún seguía molesta ya no tanto de que hubiera engañado a Liz, pero dicen que el tiempo lo cura todo.
Mi madre dejó a Harriet en su moisés y mientras ella la arruyaba en sus brazos me tomé la libertad de hacer aún que fuera un almuerzo ligero, mire a la sala y mamá miraba con cariño a la niña que estaba durmiendo con tranquilidad, salí de la cocina con dos platos de fruta picada y unas tostadas con mantequilla, mi madre me miró y sonrió, llevé los platos al comedor y me senté a esperar a que me creadora tomará asiento conmigo y así fue. Mamá pincho con el tenedor el kiwi y lo llevó a su boca.
-Gracias-. Solté de la nada.
Mi madre se veía confundida ante mí agradecimiento.
-Se que no merezco tu ayuda luego de lo que ocurrió con Liz, pero realmente estaba asustado, mamá-. Fui sincero al respecto.
Mi madre tomó mi mano y yo solo pude sonreírle con tristeza.
-Cariño, se que tu no deseabas tener hijos, pero cariño nadie nace sabiendo ser padre, crees que tu padre no estaba asustado cuando te esperabamos-. Me guiño un ojo-. Tu padre moría de miedo de tener que cargar con un bebé, el tampoco era fan de los niños, no los toleraba, pero cuando los niños son tuyos y los miras cuando nacen tu mundo cambia por completo-.
Lleve la mirada al moisés dándome una vista de Harriet durmiendo profundamente.
-¿Ella en donde está? -.
La pregunta de mi madre me hizo volver a la realidad y me hizo mirarla. Mi madre lucia intrigada por la aparición de Amber, se que ella le preguntaba a mi hermano si él la conocía y sabía como era, pero Jonathan nunca le dijo nada ya que él tampoco la conocía y no sabía nada de ella hasta hace poco tiempo.
-Ell... Ella se fue-. Los ojos de mi madre se abrieron grande-. Se fue dejándome a cargo de la niña y no sé cuando volverá-.
La cara de decepción de mi madre se hizo presente.
-Pues cariño, tendrás que hacerte cargo de esa niña-.
Ahora fui yo quien se sorprendió por completo al oír lo que me acaba de decir.
-¿O sea, como?-. Pregunte confundido-. No me ayudaras con ella-.
Mi madre soltó una risa que parecía bastante sarcástica y que en cierto parecía carente de humor, se puso de pie de su lugar y se acerco a mi para darme un beso en la mejilla.
-Ella es tu responsabilidad, yo solo soy su abuela-.
Me dio unas palmadas en mi hombro y se fue.
-¡Oh mierda! -.
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Mi propio infierno |Henry Cavill| +18
FanfictionUna tiene experiencia. Otra tiene juventud. Una tiene mi apellido. Otra tiene deseo y pasión. Pero ahora mi corazón se dividía en dos, a las dos las amaba con locura y me encontraba en un problema grave por querer salvar a una lastimaría a otra ¿Qu...