35.

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Conforme iban pasando los días las cosas parecían ir yendo cada vez mejor, con Liz había llegado al acuerdo que ella misma me pidió, claro que me dolió, era mucho dinero, pero a parte del dinero ¡Ella tenia mi Audi! ella ni si quiera sabía manejarlo y se que se lo había quedado para joderme y desquitarse porque sabía perfectamente que amaba ese auto como si fuera un hijo para, literal, lo cuidaba y casi no lo usaba porque no quería que se gasta, mierda, eso se escucho algo raro, maldito enfermo que soy. 

Era raro volver a la soltería, estaba casado desde hace veinte años y ahora que estaba completamente soltero sin un perro que me ladrara se sentía completamente extraño estar así, me mude de la casa que compartía con Liz, cosa obvia, y me mude a lujoso departamento por el centro de Boston y no me quejaba realmente, me agradaba la linda vista que tenia desde el noveno piso. Las atardeceres desde mi balcón me hacia sentir tan tranquilo. No voy a negar que me sentía solo en algunas veces, pensaba en todo lo que había perdido, había perdido a las dos mujeres que yo quería y que amaba, había perdido la oportunidad para conocer a mi hijo, bueno, tenia la ligera esperanza de poder conocerlo y por alguna razón sentía que era un niño, que tendría mis ojos y el cabello negro como el mio y el de  Amber y sería tan pequeño y frágil como un vidrio, pero para olvidarme de la idea de que tenia un hijo en alguna parte del mundo simplemente me dedicaba al trabajo y bueno, en cuanto a Will, seguía sin hablarle no me interesaba escuchar nada de lo que él tenia que decirme ya que él se había metido con mi esposa de forma descarada. 

Hoy era un día nuevo, me vestí, me arregle y estaba listo para irme a trabajar. 

Al salir de mi departamento mis ojos fueron hacía una joven chica de al menos de unos treinta años con un uniforme de departes bastante ajustado, cabello rubio largo que a pesar de que estaba amarrado con una liga de cabello las puntas de este le llegaban abajo de sus hombros, muy abajo de sus hombres ¿Por que no vi a esta chica antes? lo mejor de todo es que era mi vecina de enfrente. Aclare mi garganta y seguí con mi paso anterior de cerrar la puerta de mi casa. 

-Buenos días vecino-. Dijo la voz de la joven chica. 

-Oh, buenos días vecina-. Salude 

La rubia quito sus audífonos  y me sonrio de una sola forma que era muy conocida de mi parte, ya que la forma en como me recorría con la mirada y yo a ella. 

-Soy Nadia Million, un gusto-. La chica estiro su mano. 

-Henry Cavill, el gusto es todo mio Nadia-. Acepte su mano. 

La chica paso un mechón rebelde de su cabello detrás de su oreja, era muy hermosa, piel blanca, algunos lunares adornaban su cuerpo, pecho con una proporción nada exagerado y con curvas muy pronunciadas, exquisita. 

-Bueno, tengo que ir a darme un baño-. Movió su mano cerca de su cara como un abanico-. Salí a correr y estoy algo sudada-. Sonrió con picardía. 

-Claro, fue un gusto conocerte Nadie-. 

-Igualmente Henry-. Me guiño un ojo y se adentro a su casa. 

¡Joder! la vecina me puso caliente. 

Luego de tomar mucho aire paras poder controlar mi cuerpo tomo mi rumbo para poder irme al trabajo. 

Al llegar al trabajo miles de papeles me invadieron por completo en mi oficina y me alegraba por primera vez tener algo de trabajo para poder entretenerme y dejar de estar pesando en mi vida, tenia que acostumbrarme a lo que estaba pasando a mi alrededor, vida dio un cambio y tendría que aprender de este cambio y si era para bien como el de esta mañana que salí de mi departamento quien soy yo para negarme para ello ¡Mierda esa rubia! también se me cruzaba de la mente, es que ese uniforme deportivo que tenia puesto ¡Dios! que mujer, espero verla dentro de poco e invitarle una copa. 

Mi propio  infierno |Henry Cavill| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora