1.

5.6K 190 13
                                    

-Bien la cena ya casi está lista, cariño ve a lavarte-. Dijo mi esposa sonriéndome.

Lo único que hice fue asentir con la cabeza, me levante de la isla de la cocina para así ir al baño, una vez ahí mi celular comenzó a vibrar y sabía de quien se trataba, lo tomé de mi pantalón y era ella, mi chica:

hola cariño, te echo de menos ¿cuando podré verte?

Joder esta chica me volví a loco de deseo desde que la conocí no podía dejar de pensar en ella y menos en su dulce y delicado cuerpo, era perfecta para mi, si que lo era, curvas perfectamente marcadas, con cara en los huesos, pechos a la medida, un hermoso rostro que muchos envidiarían y bueno para mi lo era. Nuevamente sonreí y conteste diciéndole que pronto nos volveríamos a ver cuando menos lo esperara.

Al terminar de lavarme las manos salí del baño para ir al comedor donde ya mi familia estaba ahí reunida, mi esposa en la cabecera y mi sobrino a un lado de ella, el vive con nosotros desde hace unos meses ya que la hermana de mi esposa se fue de viaje con su esposo y para no dejar a su hijo solo, mi esposa le hizo el favor de cuidar de él.

Llevaba casado desde hace ya veinte años y podría decir que en cierto punto era feliz, éramos una pareja de casados unida a pesar de mi falta de moral por tener una amante que me vuelve loco, pero también mi esposa es la mujer más bella y perfecta que he conocido en mi vida al igual que Amber, mi chica, como dije sé que mi esposa no se merece lo que hago, pero desde que conocí a Amber no pude evitar enamorarme de ella, porque si, me enamoré de ella llevo con ella desde hace dos años, Amber no me exigía nada y yo a ella, se que Amber sabía la situación en la que estaba, pero eso le gustaba, le atraía que yo fuera casado pues es joven de solo veinticinco años y yo en los cuarenta y dos años así que se veía y se notaba la gran diferencia de edad que teníamos, pero no me importaba.

-Espero que te guste el vino que compre cariño-. Mencione, Lizbeth, mi esposa le dio un sorbo a la copa y sonrió.

-Esta deliciosos mi amor, gracias-. Elevó su copa en brindis y yo correspondí.

Realmente estaba consciente de que mi esposa sufriría al saber que yo tenía una amante y me dejaría por completo, pero como dije la amo a ella y amo a la otra. Jamás había hecho algo así en mi vida, siempre había sido un hombres fiel cuando tenía novias podrían coquetearme muchas pero siempre tenía ojos para las que estuvieron conmigo, pero esta vez fue la excepción realmente ya que me cautivaron dos mujeres que nunca creía que tuvieran mi corazón al mismo tiempo. Nuevamente mi celular comenzó a vibrar y mire el mensaje:

Esperare paciente amor, compré algo nuevo y espero que me lo quites con los diente, te espero.

Ese mensaje me había prendido del todo, podía sentir que una ereccion crecía  dentro de mis pantalones cuando vi la foto que Amber me había enviado con un conjunto erotico de color negro de encaje, mierda tenía que estar con ella, pero ya había estado lejos de casa por casi el fin de semana y no podía irme, lo bueno de mi trabajo es que me permitía ir de una lado a otro y Lizbeth sabía de qué consistía todo esto así que no había problema de que sospechara.

Mire a mi mujer y ella hablaba con su sobrino, hijo de su hermana quien se había ido de viaje con su esposo a varios lugares de latino América y nos dejaron encargados de su hijo ya que el pobre iba ir a la universidad pronto y en lo que empezaba las clases el se quedaría con nosotros, claro que también supe que el motivo de cuidado de chico era porque estaba vigilado, debido a que hizo una gran fiesta con sus amigos y su casa era un verdadero desastre, su madre se volvió completamente loca y castigo a su joven hijo, por ello no fue con ellos al viaje, así que nosotros fungiamos como sus tutores por ahora.

Luego de la cena mi sobrino se fue a su habitación ya que mañana tenía clases, yo estaba lavando los trastes pensando en muchas cosas que tenían que ver con el trabajo y con Amber ya que no podía sacar de mi mente esa imagen de mi cabeza con ese conjunto sensual que tenía, mierda lo que daría por estar con ella en esos momentos y cogermela como debía por estarme provocando de esa forma, ella sabía que clase de efecto tenía en mi. De pronto sentí las manos de Liz en mi pecho y eso me había asustado un poco ya que no había oído cuando entro a la cocina, sus labios fueron a mi cuello y recargó su frente en la parte trasera de mi hombro.

-¿Estas bien?-. Ella pregunto.

Sacudí mis manos para quitar el exceso de agua que tenía y luego pase la toalla sobre mis manos para secarlas por completo, me giré y tomé a mi esposa de la cintura, la mire a sus bellos ojos grises y la besé.

-Porque crees que estoy mal-. Escupí.

-No lo se...estuviste callado todo la cena y te notaba algo distraído-. Me sonrió con dulzura.

-Estoy bien amor, solo es trabajo nuevos autos llegaron y quieren ver a donde pueden ser exportados, solo eso-. Volví a besarla.

Nuestro beso se comenzó a tornar cada vez más fogoso y más caliente, sus brazos me rodearon el cuello haciendo que me agachara a su altura ya que yo era más alto que ella, mis manos fueron a su trasero para así hacer que sus piernas se enredaran en mi cintura y la senté en la mesa de la cocina, me aleje de ella y comencé a desabotonar su blusa que le quedaba a la perfección y cuando la prenda salió de su cuerpo sus dulces y desnudos pechos salieron a la luz, sus pezones estaba duros y no dudé ni un segundo llevármelos a la boca y degustarlos. Los gemidos de Liz se hicieron presente, sus manos estaban en mi cabello y me empujaba más para que no dejara de besarla, por unos segundos estaba ahí disfrutando me aleje para bajarme el pantalón junto con los bóxers y por suerte ella tenía falda y le abrí las piernas para poder bajarle la tanguita roja que tanto me gustaba, joder tengo un problema con el encaje.

-¿Quieres esto?-. Dije entre jadeos, lo quería, lo necesitaba.

-Si lo quiero...cojemé-.

-Dímelo, dímelo...como debes perdirlo-. La tomé de las mejillas y la hice mirarme directamente a los ojos. Liz trago nerviosa.

-Cojeme...-. Tomó unos segundos-. Cojeme durl-.

-Eso es-. Sonreí con satisfacción.

Sin tomarme un segundo más me clave dentro de ella, Liz mordió su labio para no gritar ya que si me clavé duro como me gustaba, mis envestidas eran un vaivén preciso. Las manos de Liz no dejaban mi cabello y yo no paraba de morder su cuello y de decirle cosas sucias que se que le gustaban, se que tenía un límite de palabras que decirle a mi esposa, ya que ella decía que le hablaba como si ella fuera una callejera y eso la incomodaba pero a pesar de mi pinta de ser un hombre tranquilo y serio tenía mis juegos, tenía mis manías y mucha veces mi esposa las cumplía en cambio Amber hacía lo que yo quería y cuando yo quería sin decir nada porque sé que le gustaba.

-Henry...Henry no me digas eso-. Decía entre jadeos-. ¡Henry!-.

Fue ahí donde ella me dio una bofetada, eso me sacó de mi trance, la mire y ella estaba molesta, se bajo de la mesada y salió de la cocina echa una furia, joder me dejó con una ereccion sin terminar...joder. Me agache y me coloque mi pantalón y saque mi celular del pantalón, fui a su chat y le escribí:

Llego en un rato y más te vale que estés lista para mi, por que te voy a joder el culo.

Mi propio  infierno |Henry Cavill| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora