10.

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Idiota, era poco como podría yo describirme en estos precisos momento, pero no podría evitar decirme una y otra vez por haber abierto este maldito juego a prueba ya que me arrepentía profundamente el haber dicho lo del viaje delante de Amber, pero simplemente no pude evitarlo quería que viera que conmigo no se juega.
Luego de que la viera de una manera deslumbrante en la Expo, fue todo un éxito todos estaban felices e incluso mis padres se sentía de una manera felices por haber realizado un gran número, les encantó el nuevo auto del año con alta tecnología y con un color perfecto. Liz estaba feliz de igual forma fue ella quien me demostró que tan orgullosa estaba de lo que estaba logrando, claro yo estaba molesto un poco porque Paul no paraba de poner sus manos sobre Amber todo el tiempo y eso me hacía enfurecer.
De ahí en fuera me dedique a mis clientes y a la vista de los hermosos autos que tenía ante mi.

Al día siguiente Paul, Amber, mi esposa y yo tomamos el primer avión que nos llevaría a los Cabos, aun que nuevamente el maldito camino en todo el avión sentía la mirada de aquella chica morena que me coqueteaba con la mirada como me retaba con esta, se lo que quería hacer lo sabía perfectamente y ella sabia perfectamente bien como me gustaba que usara aquellas faldas pomposa que hacia que su delicioso culo se alzara más, me gustaba esta mujer y mucho, la deseaba cada vez más y estaba a nada de mandar al carajo este maldito juego quería tomarla entre mis brazos para poderla besar como un loco y cogerla, necesitaba hacerlo ahora o me volvería un demente. Pero yo también aportaba mi granito de arena ante la coquetería y de provocarla, me acercaba mucho a Liz para poderla besar el cuello y acariciarla como a ella y a mi nos gustaba, se que Amber me miraba y según ella le ponía toda la atención a mi hijo, pero en realidad no era así. 

Una vez que llegamos al hotel, tuve la oportunidad de conseguir la mejor Suite del hotel, una muy amplia que nos permitiría a todos estar juntos,  al llegar Liz y yo nos fuimos a la nuestra y yo rápidamente me tire en la cama soltando un gran suspiro pase una mano por mi cabello y así por ultimo colocar mis brazos detrás de mi nunca cerrando mis ojos. 

-Esto es realmente hermoso cariño-. Dijo Liz, sentí como a un lado de mi la cama se hundía y ella colocaba una mano sobre mi pecho, yo solo sonreí y asentí con la cabeza y sin abrir los ojos, necesitaba dormir-. Henry-. Hice un ruidito con la garganta y ella continuo-. ¿Cómo vez a esa chica con la que sale Paul?-. 

Ahí fue donde mi atención se volvió vivida, mire a Liz un poco confundido. 

-¿Como que como la veo, Liz?-. Me acomode sobre mis codos y ella se sentó en la cama. 

-Si, no sé, siento que esa chica no es para mi sobrino-. Menciono desviando un poco la mirada. 

-Puedes ser un poco más clara, por favor-. Esto comenzaba a molestarme. 

-¡Si! es que esa chica...no sé, note algo medio raro la verdad...es que ella no dejaba de verte en todo el maldito camino podía jurar que te comía con la mirada, además ella se ve muy corriente...-. 

Ok, eso si no se lo iba a permitir realmente. 

Me levante de la cama molesto por los tipos de comentarios que ella estaba haciendo y por mucho que quisiera ocultar mi molestia. 

-¡Escúchame muy bien Lizbeth García! si a tu sobrino le gusta esa chica y él es feliz con ella a ti no te debe de importar ¡Es su vida y es su...pareja!-. 

La verdad es que la mirada de Liz era una verdadera poesía cuando mi voz fue alzada, eran las pocas pero muy pocas veces las que yo le alzaba la voz pero ella me incitaba a hacerlo por luego la clase de comentarios que llegaba hacer, era luego muy elitista y eso lo odiaba, por mucho que yo haya nacido en cuna de oro pero mi querida esposa no lo había echo. 

-¡Pero es mi sobrino y quiero lo mejor para él!-. Grito de vuelta. 

-Pues te recuerdo mi quería y hermosa elitista esposa, que cuando yo te conocí, tu, tu hermana Alma y tus padres vivían en uno de los peores barrios y de una casa de un solo piso y eso me impidió que me casara contigo ¡Pues no! así déjate de tus tonterías de la alta aristocracia que aparentas siempre, ya que tus padres han vivido en Estados Unidos de indocumentados ¿No es cierto? ¡Y él no es tu hijo ni nada, es tu maldito sobrino!-. Solté completamente molesto. 

Sin más y sin importarme la mirada de tristeza y dolor que tenia Liz en estos momentos yo simplemente pase a su lado para salir de la habitación ahí estaba Paul y Amber estaban en la gran estancia de la Suite, sus miradas estaban sorprendidas y más de la morena que se abrazaba así misma y se veía algo preocupada. No quería por ahora enfrentar a mis hijos así que lo único que hice, fue arreglarme la camisa delgada que tenia puesta para así salir de ahí azotando la puerta.

Salí del hotel para ir al área de las albercas, las cuales estaban con poca gente, había un bar que daba vista al mar y sin dudarlo me acerque a este tomando asiento en una de las islas de este. 

-Buena tardes señor ¿Qué le ofrezco?-. Dijo el barban. 

-Una cerveza bien fría por favor-. Sonreí con gratitud y el chico no dudo más y al instante me la entrego-. Muchas gracias-. 

El me sonrió y continuo creando cócteles. 

Yo miraba todo a mi alrededor y debo decir que la vista no estaba del todo mal, había un gran paraíso afrodisíaco delante de mi, tanto como el mar como las chicas en bikinis que desfilaban por este, dios adoro como habías unas sus trajes de baño hacían resaltar sus preciosos cuerpos, joder el cuerpo femenino es los más hermoso que un hombre puede admirar es como si vieras obras de artes. 

Le di un trago a mi cerveza y cuando la baje mi mirada cayo sobre una chica que estaba en la otra esquina del bar bebiendo lo que parecía una piña colada, ella me miraba y sonreía de una forma que yo mismo yo conocía a la perfección y me gustaba, debo decir que era muy guapa y con un lindo cuerpo. Ella alzo su copa en el aire indicándome un "salud" a lo que yo se lo regrese con mi cerveza y ambos al mismo tiempo bebimos las bebidas.  Al bajar las bebidas ella sin dudarlo se bajo de la isla y comenzó a caminar hacia mi dirección. 

-¿Puedo sentarme?-. Dijo ella de forma lenta y sensual. 

-Por favor, adelante-. Sonreí. 

-Muchas gracias, soy Fiona Black, un gusto-. Extendió su mano para que yo la tomara y así lo hice. 

-Henry Cavill para servirte-. Volví a sonreír. 

-¿Es tu primera vez que vienes a los cabos?-. Pregunto moviendo su pajilla con su dedo índice. 

-Si es mi primera vez ¿Y la tuya?-. 

-No, soy dueña del lugar-. 

Mis ojos se abrieron como platos al oír su comentario. 

-Cielos, es un hotel precioso y las habitaciones exquisitas-. 

-¿Así? ¿Te gustan las habitaciones?-. 

Asentí con la cabeza, entonces ella se acerco un poco más, colocando su dedo índice acariciando los míos y debo decir que el dedo que ella acariciaba era mi dedo anular donde tenía mi anillo de compromiso y al parecer a ella no me importaba ya que no quitaba de vez en cuando su mirada de este. 

-Son perfectas-. Solté. 

¡¿Pero que mierda me pasa?! Joder nunca lo había echo, bueno excepción de Amber. 

-Y no quieres ver la nueva Suite VIP que hice-. 

Di que no, di que no maldito caliente de mierda ¡Di que no!

Tenía un poco de razón mi consciencia no podía irme con una desconocida a una nueva suite que Fiona había apenas abierto, pero que mierda, no debo irme eso es lo que tengo que hacer, debo ir a mi habitación y estar con mi familia y con mi amante...si es lo que tengo que hacer no me puedo dejar llevar por la calentura, porque yo no soy así, si es lo mejor. 

Mi propio  infierno |Henry Cavill| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora