17.

1.4K 75 2
                                    

No dejaba de pensar, estaba mi mente completamente revuelta por tantas cosas y para acabarla de joder mis ojos me dolían como una puta mierda, malditas cirugías que lo único que para lo que servían era una sacarme el dinero y la segunda que estuviera todo el día de mal humor. 

La temporada de cirugías solo estaba comenzando, en el transcurso de una semana sin poderlo evitar mi primera cirugía de muchas otras más comenzó y no fue nada agradable, estaba de mal humor y un dolor de cabeza que no pude evitar de tener, la cirugía duro dos malditas horas para poder arreglar no se que mierda de mis ojos y que no podían encontrar ya que uno de mis nervios era tan jodidamente pequeño que no lo alcanzaban a ver y ya estaba harto, lo malo no era aquello sino que la jodida recuperación era la que más molestaba ya que me provocaba ardor en los ojos la putas gotas que tenia que estarme poniendo y no se que tanta cosas, sentía que me ponían limón en los ojos, realmente era molesto. Liz decía que tener una actitud positiva pero realmente no lo quería tener ya que ella no tiene que soportar lo que yo siento con todo esta mierda. 

Pase mis manos mojadas por mi cabello para humedecerlo un poco ya que comenzaba a secarse, llevaba mas o menos una hora en la tina sin siquiera haberme echado algo de shampoo simplemente estaba sentado disfrutando del agua tibia, no tenia humor de nada, mire a la gran ventana del baño que daba al jardín trasero el día estaba algo nublado y con un poco de lluvia nada para que preocuparse, solo los días eran de mi agrado me gustaba sentirme tranquilo por un momento. 

-¿Henry?-. La voz de Liz se hizo presente en el gran cuarto de baño, la mire y ella estaba medio asomada en la puerta, le sonreí un poco y le extendí mi brazo para que se acercara a mi y así lo hizo, entro al cuarto de baño para estar en unos segundos a mi lado, se hinco a la de la tina para tomar mi mano y darle leves caricias-. ¿Como te sientes?-. 

-Del carajo, pero bueno ya no puedo hacer nada más que aguantarme-. Sonreí sin ánimos. 

-Henry no me gusta verte de esa forma, se que no es nada fácil para ti todo esto que esta pasando, pero veras que todo esto pasara y estarás muy bien-. Se acerco a mi para darme un tranquilo beso. 

Cuando nos separamos un poco pude ver su perfecto rostros, ojos color avellanes, su cabello ahora en tonos rubios y castaños la hacían lucir más joven, un cuello exquisito que adoraba llenar de besos, unos pechos espectaculares y demás anatomía me encantaba que me hacía sentir de alguna forma afortunado de estar casado con una mujer como ella. Tome la nuca de Liz para volver acercar mis labios a los de ella y así podernos fundir en un beso lleno de pasión y deseo, los jadeos que ella soltaba con solo sentir mi toque confirmaban que yo aun era quien podía hacerla vibrar de deseo y excitación, eso alimentaba mi ego. 

Sin dudarlo ni un segundo más ella entro a la tina junto conmigo sin importarle mojar sus prendas, por suerte la tina no estaba del todo llena así que no se podía tirar el agua, mis manos se posaron sobre su cintura para hacer que ella se sentara mejor sobre mi regazo y ella pudiera sentir que mi erección ya estaba lista para ella. Sus pequeñas y suaves manos jugaban con los mechones largo de mi cabello y eso sabía ella perfectamente que me gustaba que hiciera eso conmigo, un gemido broto de mi boca cuando comenzó a moverse de adelante hacia tras sobre mí. La temperatura de este lugar comenzaba hacer efecto y que los vidrios que estaban perfectamente claros comenzaron a empañarse por lo caliente que estaba todo esto. 

Liz se quito su camiseta de deportes y al hacerlo pude ver sus perfectos pechos sin sujetador, mierda sus pechos son sexys, redondos y medianos para mi gusto, lleve mis manos a esto y los acaricie ella reacciono a mi toque haciendo que ella arqueara su espalda un poco pero gimió más cuando mi boca fue a uno de sus pezones dándoles unas lamidas y mordidas. 

-H-Henry-. Jadeo ella al sentir mi lengua jugando con su pezón. 

-¿Te gusta cuando mi lengua esta en tus pezones, no es así?-. 

Su cuerpo tembló ante mis palabras, ella jadeaba se estaba deshaciendo ante mis dedos y caricias, es mía y solamente mía esta mujer fantástica. Nuestros labios se volvieron a fundir en ese beso deseoso, nuestras lenguas se encontraban en una pelea y eso me ponía cada vez más caliente, Liz se levanto un poco de la tina y con movimientos lentos y sensuales comenzó a bajar sus pantalones junto con sus bragas delante de mi, no pude evitar no morderme el labio ante la gran imagen que tenia delate de mi. Me senté de una forma más cómoda en la tina y pase mis manos de sus chamorros hasta llegar a su trasero redondo al cual le di un leve apretón ganándome una risita nerviosa de parte de ella. 

La acerque a mi haciendo que su zona intima quedara a la altura de mi boca, su respiración estaba acelerada cuando di un leve soplido ahí mismo, con aun mis manos en su trasero la empuje haciendo que por fin mi boca quedaran sobre sus labios vaginales, usaba mi lengua para poder darle caricias a su punto de placer, Liz no paraba de jadear y de gemir ante mi tacto. 

-¡Henry! ¡Joder...q-que rico!-. Gimió ella, sus caderas comenzaron a moverse sobre mi boca estimulando mas su clítoris en mi lengua-. Joder...no pares corazón dame más-. 

Con una mano tome sus labios vaginales para abrirlos dejándome a la vista su dulce punto chorreante que deseaba por mi, dejando de lado su trasero con mi otra mano chupe uno de mis dedos para así llevarlo a su entrada el cual entro sin ningún problema, Liz gimió más alto cuando comencé a penetrarla con mi dedo volviéndose completamente loca por la sensación de placer que le estaba dando. Sus manos se colocaron sobre mi cabeza para poderme impulsar hacía adelante acercandomé a su vagina y así mientras la penetraba yo chupaba su clítoris. 

-¡Si! ¡Así, mierda así! me voy...me voy a venir H-Henry-. 

Entonces su corrida vino en mi boca. 

Con toda la enrgía que sentia recorriendo todo mi cuerpo, la tome de la cintura para hacerla sentarse en mis piernas y así penetrarla sin más no tenia nada que perder era ahora o nunca, los dos soltamos un jadeo de placer cuando nos sentimos conectados, mis estocadas eran fuertes y ansiosas la deseaba con un maldito enfermo a estar mujer, tenia que sentirla. Su vagina se acoplaba perfectamente a mi polla. 

Entraba y salia... 

Lento y fuerte...

Jadeos y gemidos... 

Deseo y placer...

-Mierda...¡Mierda!-. 

Estaba completamente invadido por el placer que sentía, las manos de Liz no dejaban mis hombros podía sentir sus uñas clavadas en el lugar donde ella se sostenía, mis estocada se volvieron violetas haciendo que el agua de la tina se saliera de esta solo un poco, me sentía tan extasiado. 

-Mierda...Am-.

¡Alto que mierda iba a decir!

Mire a Liz quien parecía realmente concentrada en lo que estaba haciendo que era subir y bajar, joder que bueno que detuve mis palabras antes de cometer una jodida estupidez si no estaría realmente perdido si se me sale el nombre de mi amante. 

-¡Henry!-. 

Fue en ese momento donde nuestro placer llego, los dos soltamos un suspiro, Liz cayo a mi pecho abrazándome, sentí sus labios en mi hombro y cuello. Me miro y sonrió. 

-No tienes la idea de cuanto te amo-. Dijo ella con una sonrisa. 

-Y yo a ti-. Nos acercamos y nos dimos un pequeño beso. 

Nuevamente ella me abrazo mientras nos relajábamos en la tina, mierda por poco la cago teniéndola a ella delante de mi, pero es que por algún momento la imagen de Amber apareció en mi mente y eso me llevo a que lo dijera la echaba de menos eso si, la necesitaba como un jodido loco. 

Mi propio  infierno |Henry Cavill| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora