18.

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-¡¿Que a caso no hay nadie en esta maldita casa?!-. Grite completamente exasperado por el jodido ruido del timbre que desde hace cinco minutos no dejaba de sonar, estaba realmente furioso y al no recibir respuesta alguna solté un gruñido-. Maldita sea-.

Estaba molesto, si, espero que realmente se haya notado que estaba molesto, por una vez en mi jodida vida tenía un momento de paz luego de haberme tomado las pastillas y las gotas par los malditos ojos, Liz no se en donde mierda se metió solo me dijo que no tardaría y después ya no supe nada de ella, yo solo quería estar medio acostado en mi cama disfrutando del silencio y ademas solo quería dormir, lo necesitaba con un loco, pero no la maldita persona que estaba del otro lado de la entrada de mi casa estaba insistiendo en el timbre.

Baje las escaleras con molestia, una vez que abrir la puerta y iba a soltar unas maldiciones pero me detuve al instante al ver la hermosa imagen que iluminaba mi día, mire a los lados de la estancia para asegurarme de que nadie estuviera a mi alrededor. La joven chica que estaba enfrente de mi con una pequeña sonrisa de coquetería, mordió su labio de manera lenta y hasta podía decir que era algo muy tierno de su parte, como yo miro a los lados de la casa para asegurarse de que nadie estuviera viendo y sin más se aventó a mis brazos haciendo que diera unos cuantos paso hacia atrás ante la fuerza que la chica que le puso para brincar sobre mi, reí un poco, pero aquello fue interrumpido cuando sus labios fueron a los mio, joder como amo besarla y más de esta forma, mis manos se colocaron en su trasero y comencé a caminar hacia la sala donde rápidamente tome asiento en el sofá más largo.

Amber se alejo de mi y acaricio mi mejilla, sonreí ante su acción que adoraba.

-¿Que haces aquí, pequeña?-. Pregunte rompiendo el silencio que nos abordaba.

Ella soltó un suspiro y me dio un ultimo beso corto. Se enderezo un poco pero entrelazando sus manos en mi nuca para no caerse.

-Solo quería venir a verte, saber como estas y sino necesitabas a una linda y hermosa enfermera-. Sonrió con travesura.

-Bueno respondiendo a tus palabras, que da gusto ver, pero tengo miedo que alguien nos atrape pero por ahora me arriesgare, estoy bien solo que tengo dolor de ojos y si, creo que si necesito de un linda enfermera para que me cuide, porque me dejan solo, solin, solito-. Solté mi carcajada ante mi ultimo comentario lo que a ella también la hizo sonreír.

-Bueno, déjame curarte entonces-.

Amber se acerco a mi frente para dejarme un beso ahí, para proseguir a besarme las sienes, los ojos con mucho cuidado, la nariz, las mejillas, los labios, la barbilla y así hasta llegar a mi cuello donde se entretuvo un buen rato, por suerte se me ocurrió estar en bata de pijama. Ella deshizo el nudo de la bata para luego abrir esta dejando a la vista mi pecho peludo, joder eso se oyó raro, pero no importa, las manos de ella tocaron mi pecho por completo entreteniéndose bastante hacia que mi piel se volviera de gallina sus caricias tenían un efecto en mi cuerpo que hacia sentirse con mucha energía, con electricidad, eso me provocaba muchas sensaciones. Nuevamente los labios de mi chica fueron a mi pecho haciendo que mi respiración se acelerara, mi cabeza fue hacia atrás y cerrando mis ojos disfrutando de todo esto, sus labios seguían bajando hasta llegar a su objetivo y fue ahí donde la mire.

Me tentaba, lo estaba haciendo, ella sabía perfectamente bien que sus labios me provocaban tantas cosas y más si los sentía en la polla pero se que a Amber casi no le gustaba hacer sexo oral, no era algo de su agrado y lo se lo entendía no quería presionarla en hacer algo que ella no le agradaba.

Jugaba con el resorte de mi pantalón.

-¿Quieres que te chupe la polla, papi?-.

¡Oh mierda! ¡Mil veces mierda! Eso se oyó de una forma tan sensual y tan ¡Dios mio esta mujer me quiere matar!

Mi propio  infierno |Henry Cavill| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora