30.

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Esto parecía salido de una película, me sentía así, como en una jodida película.

Salí de casa sin nada que llevar conmigo, no tenia tiempo para tomar mis cosas en algún momento de la vida o de la semana iría por mis cosas y ver en donde podría quedarme en lo que solucionaba esta situación, pero a pesar de las frías miradas de todas las personas que estaban en casa solo tome las llaves de mi auto y arranque este para ir a un solo lugar que se que estaría del todo bien por el momento, con Will.

Por suerte por las calles de la ciudad estaban algo vacías así que no me tomo mucho tiempo llegar a la casa de mi amigo, aparque el auto enfrente de su casa y salí de este para caminar hacia su pórtico que estaba adornado de muchas luces y adornos navideños, la casa de Will era hermosa era un poco más grande que la mía, muy colorida y llena de vida a pesar de que mi amigo era un hijo de puta, pero por suerte Gissell su esposa era una mujer tan linda y llena de amor que no puedo creer que se haya casado con mi amigo a pesar de toda la mierda que podía llegar a hacerle, pero bueno el amor es así. Toque el timbre de la casa sonó al instante, espere solo unos segundos cuando la puerta se abrió dejándome ver a Gissell que lucia espectacular con un hermoso vestido rojo sangre con algunos toques de encaje en las orillas de su vestido y en las mangas, unos tacones sencillos de color negro de charol, su cabello rubio perfectamente acomodado dándole un hermoso aire de elegancia, ella al verme parado en su pórtico adornado de navidad me sonrio con calidez.

-¡Henry! que gusto verte-. Dijo ella acercándose a mi para darme un cálido abrazo y eso me hizo sentir por unos segundos tranquilo y en paz, la verdad es que esta mujer era un verdadero pan de amor, lastima de mi amigo.

-El gusto también es mio Giss-. Dije una vez que ella se alejo de mí y yo sonreí un poco desganado.

-¿Donde esta Liz?-. Pregunto mirando detrás de mi.

-Ella no viene conmigo esta noche...-.

Entonces la mirada de aquella mujer dejo de ser una sonrisa cálida a una mirada llena de lastima e incluso de tristeza así que lo único que hizo fue darme una leve caricias en mi brazo en forma de compresión y yo solo estaba ahí parado a punto de desmoronarme como una niña que se acaba de enterar de que su novio la engaño con otra y más buena...pero no si era eso o tal vez una sensación de tranquilidad, no podía describir como me sentía al respecto ni nada ello pero se que era algo parecido a la esperanza de ya no ocultar más las cosas. Gissell me dejo pasar a su humilde morada y el calor que emanaba este lugar se hizo presente en mi cuerpo, todo en la casa de Will era completamente moderno y muy elegante, todo lleno de arreglos de navidad y muchas luces, podía oírse el tronar de la madera cuando es quemada y un delicioso olor a buñuelos de canela, joder que delicia.

-Henry, hermano-. La voz de Will se hizo presente en la estancia y se acerco a mi para darme un abrazo-. ¿Como estas amigo? ¿Donde esta la familia?-.

Yo realmente no podía decirle a Will frente su esposa que había jodida ya mi matrimonio y que se había enterado de todo y que todo esta perdido y a pesar de esa situación sentía la sensación de estar liberado de una penitencia completamente frustrante. Lo único que hice fue desviar un poco la mirada y creo que fue ahí donde el había entendido que las cosas no estaban del todo bien.

-Los dejare solos para que hablen-. Dijo Gissell dándonos algo de espacio y eso se lo agradecía por completo.

Ella se adentro a otra habitación que era el comedor y podía oír un poco de voces así que podía decirse que interrumpí la cena familiar de mi amigo.

-Mejor me voy Will, están cenando y yo no quiero ser una molestia-. Solté a punto de darme la vuelta para irme, pero mi amigo fue rápido y me detuvo por los hombros.

Mi propio  infierno |Henry Cavill| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora