Sensación

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"Siento que voy a morir."

Lo había dicho muy de repente y Della se tensó.

"No seas ridículo", se rió, aunque sonó cuando se volvió para mirarlo con una sonrisa falsa pegada en su rostro. "No vas a morir."

Sus manos temblaron levemente. Donald se dio cuenta de que la molestaba.

"Lo sé", dijo, aunque no lo decía en serio. "Es sólo mi paranoia", se rió y Della se rió con él.

Las risas de ambos eran huecas. Ambos sabían que estaba mintiendo, pero ninguno lo dijo.

No volvieron a hablar de eso.

Scrooge era similar, pero muy diferente.

Donald no había querido decirlo. La aventura en la que habían estado se había vuelto mala, un desastre y medio, pero al final Scrooge consiguió su oro de todos modos. Donald, por otro lado, se paró en la barandilla del barco en su camino de regreso a casa, sosteniendo con fuerza el metal mientras miraba el agua.

Un escalofrío recorrió su espalda. Su corazón latía demasiado rápido. Podía sentirlo más que nunca.

"¿Qué pasa, muchacho?" Scrooge había preguntado en una rara muestra de preocupación.

Se escapó. "Siento que voy a morir", casi susurró mientras las olas rompían bajo el peso del barco.

Scrooge lo descartó y le dio unas palmaditas en la espalda. "No te preocupes, muchacho. Hoy fue una casualidad, no vas a morir."

Fue casual, y en cierto modo reconfortante, pero Donald solo sintió frío.

Podía sentirlo filtrándose en sus huesos.

"Uno, si muero, ¿le enviarías un mensaje a mi familia?"

Fue de la nada, y claramente tomó a su amigo de IA con la guardia baja.

Sin embargo, Uno no negó que Donald pudiera morir, no como lo hicieron Della y Scrooge. Sabía lo peligrosos que eran los trabajos de Donald.

Entonces estuvo de acuerdo. Honestamente, sin embargo, no esperaba que Donald muriera; había pasado por mucho, luchando contra alienígenas hostiles y piratas de otros períodos de tiempo y criaturas de otras dimensiones... Era casi ridículo pensar que Donald Duck, Paperinik, moriría.

Pero todavía grabó los mensajes para Donald. No expresó sus pensamientos, solo hizo lo que le pidió su amigo; después de todo, podía ver que esto era importante para Donald.

Nunca pensó que tendría que enviar esos mensajes.

"Gladstone, no tengo mucho tiempo", había dicho Donald tan pronto como Gladstone descolgó el teléfono. Gladstone era, aunque Donald odiaba admitirlo, la única persona en la que podía confiar con esto: Scrooge, por mucho que Donald lo amara y admirara, era un hombre de negocios ocupado, Della ahora era madre, la abuela era demasiado mayor, Fethry demasiado frívolo... la lista podría continuar.

Gladstone era, hasta cierto punto, digno de confianza.

"No digas nada", instruyó Donald antes de que Gladstone pudiera responder. "Me siento como que me estoy muriendo. Y yo soy. Simplemente no de la manera que pensé que lo haría. No digas nada, no tengo mucho tiempo. Pronto recibirás un mensaje mío, cuando lo hagas, sabrás que me he ido. Entonces lo sabrás todo. Hay instrucciones especiales para ti, no para Della, no para Scrooge, para ti. Sé que es extraño, pero están demasiado ocupados y tú eres el único en quien puedo confiar con esto."

—Donald... —lo intentó Gladstone, pero Donald siguió adelante.

"Cuando reciba el mensaje, recuerda; uno." Para Gladstone no tenía sentido, pero no tenía oportunidad de preguntar. "Lo siento. Quiero que todos sepan que los amo y por eso hago esto."

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