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La señal de la verdad: La reconciliación de la Segunda Guerra Mundial

Se tomó su tiempo para caminar hacia el bote de Donald, con los pies y el corazón pesados, su respiración profunda. Debe haber sido una mentira, nunca había puesto a Donald en peligro... bueno, está bien, excepto por esa vez, y esa otra... y... pero nunca quiso dispararle, de eso estaba seguro.

Finalmente, se paró frente a la puerta, el bote en su piscina se balanceaba levemente con el viento. Miró hacia arriba y vio nubes oscuras que se acumulaban sobre la mansión: se avecinaba una tormenta. Apartando la mirada, se dio cuenta de que podía ver el interior de la cocina del barco. Su sobrino estaba sentado allí, junto a dos cajas con sus cosas, agarrando una taza en sus manos y mirando fijamente a la nada. Era ahora o nunca. Scrooge llamó. Donald abrió con una expresión de preocupación.

"¿Hay algo mal?" preguntó echando un rápido vistazo a las manos de Scrooge, que estaban nerviosamente jugueteando con su sombrero de copa.

"¿Puedo pasar?" preguntó a cambio.

Donald asintió y le hizo un gesto para que entrara. Scrooge miró a su alrededor y notó que la taza que Donald había estado sosteniendo estaba vacía. Donald vio su mirada y se rió con torpeza.

"Iba a hacer un poco de té pero me quedé atascado. ¿Quieres un poco?"

Sin esperar respuesta, sacó otra taza del armario y puso a hervir la tetera.

"Siéntate", señaló Donald a su tío, "entonces, ¿Qué quieres? ¿Estas bien?"

"Sí, estoy bien muchacho, solo quería preguntar," Scrooge tragó saliva, "quería preguntar por ti. Acabas de pasar un buen día ayer."

"Se podría decir eso, supongo", sonrió Donald con expresión cansada.

"Entonces, ¿estás bien?"

"Sí, definitivamente, he tenido peores", agitó Donald con la mano y dejó escapar una breve risa seca.

Scrooge notó las ojeras debajo de los ojos de Donald y se preguntó si había dormido algo. Y cuánto duerme en general, con todas las aventuras y trabajos y...

"Si eso es todo lo que viniste a..." Donald detuvo su línea de pensamiento.

"Bueno," Scrooge se detuvo por un momento, preguntándose si debería decirlo, pero tenía que saber, "Solo tengo una pregunta más, muchacho."

"¿Y eso es?"

"¿Cuándo casi te disparé?" Scrooge dijo apresuradamente, arrancándolo como una curita.

Donald pareció sorprendido por esta pregunta. Por su rostro, Scrooge reconoció que estaba a punto de despedirlo también, pero después de que los dos ojos se cruzaron, Donald solo hizo una seña y asintió.

"Iré a traerte el té, tú... quizás lo necesites. Esto llevará un tiempo", admitió y se levantó para tomar las bebidas.

"No tengo nuez moscada, pero tengo Earl Grey", sonrió un poco, entregándole a Scrooge su taza.

Luego se sentó y, agarrando la taza ahora llena, comenzó a hablar.

"Fue cuando estaba en la marina, podría haber tenido veintiuno, veintidós... Acababa de salir de la universidad, porque me di cuenta de que ya no podía pagarlo y el ejército era una buena forma de pagar mi préstamos estudiantiles... pero supongo que eso no es importante", se detuvo y tomó un sorbo de té.

Sin embargo, todavía hacía demasiado calor y tuvo que respirar con la boca durante unos momentos para enfriar su lengua quemada.

"¿Donde estaba? Ah, sí, la marina... Acababa de salir en la costa de Alemania y fui a dar un paseo, pensé que exploraría un poco, pero con mi suerte, me perdí y estaba empezando a oscurecer, cuando De repente vi esta luz azul brillante."