Clara
1 hora antes...
Mis pies se tropezaban con el vestido cada dos pasos. Las luces de los coches pasaban tan lento que dejaban una luz marcando su recorrido, como un lienzo en donde alguien le había pasado el dedo estando todavía la pintura fresca. No podía mantener mucho tiempo los ojos abiertos, lo que provocaba chocarme seguido con personas o paredes.
Las estrellas se habían multiplicado, no podía encontrar la Próxima Centauri. Parecía a propósito. Pero no me importaba, me sentía relajada. Los problemas de mi vida se extinguieron como un fósforo. Sonreí, mis mejillas se acalambraron de hacerlo tan seguido, aquello nunca me había pasado.
Sonreír. Era una palabra inexistente en mi vida. Owen lo hacía. Seguido. Lo envidiaba tanto que me hacía apegarme más a él, para ver si yo también podía sonreír de esa manera. Su sonrisa era especial, no esas de coqueteo o las que te da tu madre, no, era de esas que te hace florecer algo en el pecho. No sabía cómo explicarlo, era algo que tenía que sentirse.
Me detuve en una esquina para mirar a mi alrededor. Las bocinas de los coches parecían melodías lejanas y miré mis pies. Encontré la razón del frío que tenía: estaba descalza. Había olvidado mis putos zapatos. Me reí. Extendí una pierna y di un paso. Mis dedos se vieron borrosos lo que me hizo trastabillar. Extendí mi otra pierna, dando otro paso a la calle. Escuchaba gritos pero no pude darles importancia, quería seguir caminando.
—¡Clara! —gritaron mi nombre.
Alcé tan rápido mi cabeza que cuando lo hice, las luces de un coche apuntaban a mí y me hizo quedar ciega por unos segundos. Tapé mis ojos con mi antebrazo.
—¡Clara, sal de ahí! ¡El semáforo está en verde! —volvió a gritar la misma persona.
Giré mi cabeza al poste, que en ese momento parecía más alto de lo normal, y pude confirmar lo que me dijo. El semáforo estaba en verde y yo en el medio de la calle. Algunos coches pasaban por mi lado dando insultos. Sin embargo, no me moví.
Unos brazos me envolvieron y yo dejé que me arrastrara. Olí su aroma, lo reconocía perfectamente. Abrió la puerta y me metió en el asiento del copiloto. Mi cuerpo se caía a un costado pero sus manos me sostuvieron con firmeza para luego colocarme el cinturón de seguridad asegurando mi estabilidad. No sabía en donde estaba, la verdad. Rodeó el coche y se subió para darle al acelerador. Mi cabeza rebotó en la cabecera y luego en la ventanilla.
—Joder, Clara. Mírate —sollozó.
Al no tener miles de bocinas sonando y el ruido de la calle en sí, distinguí a la perfección su voz.
—Estoy bien, Georgia. —Mi voz hizo eco en mi cabeza.
Soltó una risa irónica y noté como sus manos temblaban arriba del volante. Su cabello estaba recogido en una coleta lo que me dejaba ver bien su perfil. Estaba a punto de llorar, lo notaba en sus ojos vidriosos.
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Amar a un élite ✔
Teen FictionEstoy obligada a fingir una relación con el hijo menor del millonario más importante de Londres para salvar la empresa del quiebre. *** Estar en pareja es lo último que Clara quiere, tiene demasiados problemas para centrarse en una relación. Pero c...