17| Todo tiene un porqué

4.5K 475 75
                                    

Clara

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Clara

Cuando le pregunté a Owen quiénes había invitado Kant a la fiesta, me había dicho que a su círculo cercano y algunos amigos externos. No obstante, cuando llegamos con Stephen a la puerta de la casa, mejor dicho, mansión, la entrada estaba explotada de personas. Parecía un maldito recital estadounidense, uno de esos que apenas puedes respirar y estás a punto de desmayarte.

Después de que Denise se haya ido, agarré a Stephen y nos fuimos lejos de allí. Al cabo de una hora, comencé a recibir varias llamadas perdidas de Owen, pero no me atreví a contestar ninguna. La imagen de él abrazando a Sarah fue el bucle que flotaba en mi mente destruyendo todo el autoestima que tenía. Era ridículo, lo sé. Pero me jodia como un puto grano en el culo. Stephen me regañaba cada vez que encendía un cigarrillo, sabiendo que era mi distracción.

—No puedes enojarte por eso. Es decir, son amigos, ¿no? Estás actuando como una novia tóxica... ¡Y ni siquiera son novios! —exclamó.

Le doy una calada profunda y suspiré. Miré a un grupo de chicas que entraban a la mansión. Estaban todas ebrias y en vez de hablar gritaban con sus voces chillonas. Cerré los ojos y me volteé a mi mejor amigo.

—No estoy enojada, Stephen —contradije —. Denise me ha jodido la noche, eso es todo.

Cruzó sus brazos sobre su pecho y ladeó la cabeza.

—¿Me dirás qué te dijo?

Me reí. Ni en un millón de años involucraría a alguien que quiero en esa mierda. Le di breves golpes en su pecho.

—No —negué —. Pero te aseguro que cuanto menos sepas, mejor.

Intento rodearlo, sin embargo, me detiene interponiédose en mi camino. Toda diversión en su rostro se había esfumado. Quise pensar algo para que no se preocupe y se olvide del tema. Fue todo un caso perdido. Stephen me obligó a mirarlo buscando mi mirada con insistencia.

—Sé que es algo grave. Te conozco cuando te enojas con ella o hace algo que no te agrada, pero esta vez es diferente. Te noto... preocupada. No. Es miedo. Tienes miedo —explicó. Su tono era firme y me dejaba sin muchas opciones.

Reí en voz baja.

—No tienes idea de lo que dices.

Sus labios se entreabrieron, dolido. Sabía que estaba enojado, su mirada lo delataba de manera escandalosa. El nudo de culpa fue creciendo a medida que su silencio se volvía más alto en mi cabeza. Su silencio lo decía todo. Aun así, mi amigo no se quedó sin palabras.

—¿Qué te ha dicho, Clara? Puedo ayudarte, puedes contar conmigo.

Negué.

—No puedes meterte en los asuntos que no te incumben, Stephen. Que seas mi amigo no significa que tengas que saber todos mis putos problemas. —Avancé un paso y el retrocedió otro. Aquello me hizo sentir horrible. Mis palabras lo habían tomado desprevenido —. Quiero que estés lejos de esto. Serás otro peso en mis hombros si llegas a meterte en dónde no quieres, créeme.

Amar a un élite ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora