7| Secreto por secreto

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Si era sincera, estaba cagada hasta las patas

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Si era sincera, estaba cagada hasta las patas.

En todo el viaje no intercambiamos palabras. Mi mente estaba en lo que podía pasar en esa reunión urgente. ¿Qué nos iban a pedir? Éramos sus títeres después de todo. 

Owen terminó de subir las escaleras de la casa y se detuvo al abrir cuando me vio abajo. Me dio una mirada difícil de descifrar. 

—¿Estás bien? —preguntó, todavía con las llaves en su mano.

Negué con la cabeza. No sé que me pasaba. Sería la primera vez que vea a mi padre luego del trato. No estaba lista. Me abracé y mordí el interior de mi mejilla, mi corazón latía a mil por segundo y no quería quebrarme allí mismo. Aunque Owen ya todos me habían visto en ese estado.

Owen bajó las escaleras, quedándose en el último. Mi mirada quedó en su abdomen, hasta que extendió su mano. Alcé mi cabeza, encontrándome con sus orbes celestes. Una presión en mi pecho hizo que deje de respirar. Pude verme en sus ojos, en lo que transmitían.

—No haré esto solo y tú menos —dictó con firmeza.

Me quedé unos segundos quieta, mirando su mano extendida. Di una inhalación larga, dejando que el frío queme mis pulmones. 

—No creo que sea buena idea...

—Si queremos hacer esta locura, tendremos que apoyarnos mutuamente —insistió.

Extendí mi mano, sin llegar a tocarlo. Owen terminó de sellar el espacio entrelazando nuestros dedos. Su tacto era amable, su piel caliente a comparación de la mía. Subimos las escaleras y entramos a la mansión. El ambiente estaba climatizado, causándome escalofríos. El rubio se rio de mi reacción. Revolee mis ojos.

Buscamos por la cocina y salón común en busca de nuestros padres, pero no había rastros de ellos. 

—Deben estar en la oficina de Halton —murmura.

Subimos por las escaleras hasta llegar a un pasillo desconocido para mí. Mi mente decidió invadirme con el recuerdo de aquella noche, Owen en esa habitación con quién sabe quién. Sacudí mi cabeza para descartar ese pensamiento lo más rápido posible. Su mano nunca abandonó la mía. Ni siquiera cuando habíamos llegado a la puerta indicada.

—Aquí vamos —susurré para mí misma.

Owen no se molestó en tocar la puerta e interrumpir cualquier charla divertida que estaban teniendo. La imagen de mi padre riendo con Halton me dio ganas de vomitar. Ambos sujetaban un vaso de alcohol y se agarraban el estómago tratando de tranquilizar su risa. Llevé mi mirada a Owen y pude ver como su semblante se transformaba a uno de ira.

Nuestros padres se giraron al mismo tiempo hacia nosotros. Ninguno habló por unos cuantos segundos. Se me formó un nudo en la garganta cuando la mirada de mi padre baja a nuestras manos entrelazadas. Estuve a punto de quitarla, pero el agarre de Owen era bastante firme.

Amar a un élite ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora