Clara
—¡Me estás aplastando! —exclamó Jack peleando con su cinturón de seguridad para alejarse de Sarah.
—¡Tú eres el que me arruga el vestido! —respondió Sarah con el mismo tono de voz.
Recibí un codazo de Sarah y Owen me miró por el espejo retrovisor con una expresión divertida. Le saqué el dedo del medio y este volvió a enfocar su mirada en el camino con una sonrisa. Estábamos yendo para su casa. Mi madre iba adelante con Owen y a mí me tocó ir atrás, no teniendo en cuenta que viajaba con dos niños de cuatro años conmigo.
Antes de entrar al coche había inhalado heroína. Era lo que me quedaba de la última vez. La última bolsita que me quedaba. Aunque a mí me gustaba más inyectarlo. Lo tuve que hacer rápido, limpiar bien mi nariz y le robé los lentes de sol que tenía mi padre. Estaba siendo vigilada desde cerca por mi madre y lo único que se me ocurrió de excusa es que los necesitaba porque no me veía bien.
El viaje en el coche me mareaba demasiado. Sin embargo, ahora me sentía más relajada y enérgica.
—¡No lo hago apropósito! —Jack se vuelve a Sarah con el rostro rojo.
—Dios mío —susurré masajeando mi sien.
No había mucho tráfico gracias a que el espectáculo de fuegos artificiales comenzaba pronto, y es por eso que el viaje no duró más de veinticinco minutos.
Cuando llegamos a la mansión, Jack salió disparado del coche soltando palabras de alivio. Sarah lo siguió diciéndole que era un exagerado y ambos desaparecieron por la puerta principal de la mansión. Los recibió el señor que trabajaba con la familia Feller. Owen salió del coche y se adelantó en abrirle la puerta a mi madre. Le dio las gracias y caminó hacia la entrada sin antes de echar un vistazo hacia atrás. Me quedé sola en el coche. La mansión me hacía viajar a recuerdos que quería borrar, pero también recuerdos que quería quedarme para toda la vida.
Dos golpes en el vidrio hicieron que me sobresalte. Owen estaba inclinado a mi altura esperando a que baje la ventanilla. Toqué la pequeña palanca y de a poco iba obteniendo una vista de su rostro más clara. Una vez bajo, apoyó sus antebrazos en la parte superior de la puerta. Su camisa estaba a punto de salir de su pantalón de vestir. Ubiqué mi mirada en un lugar apropiado. Su rostro se acerca al mío.
—¿Estás cómoda aquí, agente? —Ladeó su cabeza hacia un lado y un mechón quedó colgando en el aire. Su burla ante mis lentes me alertó.
—Demasiado.
—Puedo asegurarte que adentro está mejor y no hay sol que moleste tus hermosos ojos.
Tragué en seco. Mi garganta estaba quemando por las ganas contenidas que tenía de besarlo. O era que no había consumido hace más de veinticuatro horas y mi cuerpo me sacudía con urgencia de algo.
—Hay muchos recuerdos allí —Hice un gesto con la cabeza hacia la mansión. No toqué el tema de mis lentes —, no quiero causar más problemas.
Los labios de Owen se entreabrieron con la intención de decir algo, pero aquellas palabras se quedaron en su cabeza. Juntó nuestros labios en un beso cargado de nosotros. De locura, esperanza, caos, tristeza, problemas. Mis ojos se quedaron cerrados unos segundos más después de separarnos. Cuando los abrí, Owen estaba serio.
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Amar a un élite ✔
Novela JuvenilEstoy obligada a fingir una relación con el hijo menor del millonario más importante de Londres para salvar la empresa del quiebre. *** Estar en pareja es lo último que Clara quiere, tiene demasiados problemas para centrarse en una relación. Pero c...