á r b o l

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Algo que Lucius y Severus no terminaban de comprender del jardín de niños, es ¿Por qué le dejan proyectos a niños de 3 a 5 años? ¡Son prácticamente bebés! Lo peor de eso es que ahí se encontraban ellos ayudando a Harry y  Draco con sus proyectos, porque James y Regulus creyeron buena idea ir a una misión en conjunto. 

—No Harry, la semilla va después. 

Harry miró a Lucius con el ceño fruncido. —Ya no quiero una plantita. 

Draco, quien estaba tirado en la alfombra a un lado de Harry, resopló. — Yo tampoco. 

Lucius se pasó la mano por el rostro, escuchando las risas de su esposo de fondo. 

—Niños, tienen que hacerlo. 

Draco se levantó del suelo cual resorte. —¡No me gustan las plantas! 

—Dragón, tú habías dicho que querías un árbol. 

Draco miró a su papá como si lo que hubiera dicho no tuviera nada de sentido. —¡Justo papi!

Harry ahora se dejó caer en el piso. —Yo tambien quiero un árbol. 

Draco acarició suavemente el cabello de Harry. —Tendremos un arbolito. 

Lucius quería desaparecer. 

Se aclaró la garganta antes de tratar de convencer a los niños. —¿Como van a cuidar de un árbol si no pueden cosechar un pequeño grano de garbanzo? — Su esposo asintió, dándole la razón. 

Draco se dejó caer a un lado de Harry. —Tu lo cuidas, también el buelo Abraxas. 

—¡Papi James también!

Draco asintió como si fuera lo más absoluto del mundo. —¿Ves papi? Todos cuidan un árbol, es bonito. 

Y Severus no contuvo más su risa.  Lucius lo volteó a ver, buscando algo de ayuda. —Cariño, por favor. 

Acercándose lentamente hacia ellos, Severus se sentó a un lado de su esposo. 

—¿Por qué no están haciendo su tarea? 

—La hacemos, pero el tío Lu no nos da un árbol. 

—Y no les dará un árbol, porque no se apuran a plantar este garbanzo. 

Eso pareció despertar el interés en su hijo. —Papi Sev, si plantamos el garr- garrbanzo, papi nos dará un árbol. 

Harry también se despabiló, esperando una respuesta. Una respuesta que el matrimonio Malfoy temía dar. Y como si Merlín oyera a Severus y sus plegarias, la chimenea sonó y un par de segundos después, la puerta del salón se abrió. 

—¡Ya llego por quien lloraban!

Ambos niños se levantaron deprisa, corriendo hasta el recién llegado, llenándolo de abrazos y besos. 

—¡Tio Barty!

Gracias Merlín, pensó Lucius cuando vio llegar al castaño, al menos él sería el foco de atención ahora.

 —¡¿Cómo  están mis sobrinos favoritos?! 

Con un niño colgado en cada pierna, Barty camino hasta el sillón donde el matrimonio descansaba. 

—¡Bien-

Draco interrumpió a Harry. —Mal. —Harry sin saber porque asintió, ahora ambos se encontraban mal, perfecto. 

Sentándose y subiendo a ambos niños a su regazo, Barty fingió revisarlos, apretando sus mejillas y haciéndoles cosquillas. Haciendo muecas exageradas de preocupación, les preguntó. —¡Mis  niños! ¡¿Qué les ha pasado?! ¡¿Por qué están mal?!

Harry se dejó caer a la alfombra nuevamente, seguido por Draco y Lucius ya sabía que esto no iba para bien. 

—Papi no nos quiere dar un arbol. —Draco fingió llorar y Harry consolarlo. —Dijeron qu- que no tendramos uno. 

—¡Jamás!

Malditos mocosos, claramente no exterizo su pensar el pobre Lucius. 

Barty miró a ambos adultos como si hubieran cometido un crimen. 

—¡Pero! ¿Cómo se atreven a negarles un insignificante árbol de quince metros a estas pobres criaturas? ¡Mirenlos! Son tan tiernos como un crup aplastado.

Ambos niños  hicieron una mueca ante eso. 

Severus se aclaró la garganta, controlando sus ganas de lanzarle un par de hechizos poco agradables a ese adulto con crisis de los treinta que se hacía llamar su mejor amigo. 

—Barty, puedes explicarles a los pequeños cara de crup, que no podemos darles un árbol. 

Barty negó, ahora fue el turno de Lucius de reir, recibiendo un apretón en el muslo por parte de su esposo. 

—Niños, no habrá árbol, porque no han tratado de germinar ese garbanzo. 

—¡Es injusto!—Replicó Draco. 

Harry le secundó. —¡Sí, es una injuztes!

—Injusticia, pequeño. —Le susurró por lo bajo Barty. 

—¿Por qué quieren un árbol?—Preguntó Lucius tratando de mantener el orden, ante la posible rebelión. 

Draco estiró una de sus deditos. —Ay papi, porque son bonitos. 

Barty asintió al igual que Harry. Como amaba a esos niños. 

—Me parece una buena razón, Dra, eres muy listo. 

Un garbanzo de los de la tarea de los niños salió volando a la cara del castaño mientras Harry y Draco hablaban entre ellos. Barty miró dolido al rubio mayor y fingió limpiarse una lágrima, sin embargo se recompuso rápidamente de su drama.

—Muy bien. —Barty aplaudió un par de veces. —Atención aquí por favor. 

Cuatro pares de ojos lo miraron fijamente, Barty sonrió en grande. 

—Sí ustedes consiguen quitarle una pluma a cualquier pavo de Lucius, yo les consigo el árbol más bonito que encuentre. 

Lucius y Severus lo querían golpear, por otro lado ambos niños se deslumbraron por la propuesta. Draco fingió cuchichear algo importante con Harry y luego ambos estiraron su meñique hacia Barty. 

—¿Lo prometes?

Barty estiró su meñique, juntando con los de los niños. —Lo prometo. 

Un pequeño hilo dorado se enredo entre los tres dedos. Lucius sabía que Barty debería de ir cavando su tumba. Ambos niños salieron corriendo del salón. 

Barty les gritó antes de perderlos de vista por completo. —Vuelvan con vida. 

Y cuando se dispuso a prestar atención a su mejor amigo y casi cuñado, ambos lo miraban depredadoramente. Barty sabía de quién debía cuidarse. Entre dudas se atrevió a hablar. 

—¿Sev? 

Lucius mirándose las uñas como si estas fueran lo más interesante murmuró un escueto. —Corre. 

Y Barty brinco del sillón, tropezándose mientras intentaba salir rápido con Severus pisándole los talones. 

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Quiero que quede claro que en Malfoy Manoir hubo una sola víctima: El pavo. 

Ily, Pickly. 

Criando a un DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora