a n i l l o

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Una vez a la semana por lo menos todos se reunían en Malfoy Manoir a comer, Barty, Peter, Bellatrix, Andromeda, Regulus, Severus, Narcissa, Sirius, Lucius, Marlen, Rodolphus y Dorcas estaban ahí, charlando y molestandose entre sí. James no estaba pues a él le había tocado recoger a Harry y Draco del jardín de niños, todos esperaban tranquilamente. 

—¿Por qué venimos cada semana a esta casa si todos tenemos una?

Sirius se encogió de hombros. —Es más fácil.

Peter quien estaba sentado en el regazo de Sirius añadió. —Además si se nos hace tarde, es la casa con más habitaciones. 

Severus resopló. —La última vez que se quedaron Lucius lloró porque subastaron uno de sus pavos. 

Lucius se mostró sumamente ofendido. —¡Eso no es cierto!

Todos rieron y las hermanas Black fingían llorar, aumentando la burla. 

Rodolphus se cambió de asiento. —Entonces ¿Qué vamos a comer?

Regulus le restó importancia. —James dijo que cuando regresara con los niños, saldría a comprar pizzas y hamburguesas muggles. 

Todos asintieron de acuerdo. 

—Severus, necesito una caja de pociones reductoras. 

Barty rió pero apoyo a Dorcas. —Deberíamos comenzar a cocinar nosotros cuando vengamos y que Severus nos patrocine a todos las pociones reductoras. 

Narcissa lo secundó. —Si me dan esa opción la tomare. 

Bellatrix miró a su hermana como si estuviera loca. —Pero, eres rica, rubia hueca. 

Sirius desde donde estaba le dio apoyo a su rubia prima. —¿Y que Bella? Estan carisimas. 

—Tacaños. 

Y la sala se volvió a llenar de risas. En un momento las llamas de la chimenea se iluminaron en verde y todos sonrieron en grande, esperando a sus pequeños sobrinos, hasta que estos salieron de la chimenea gritando como si estuvieran a punto de empezar un duelo, -si pudieran tener uno-. 

—¡Tu eres grosero!

Harry dio un fuerte pisotón. —¡Yo no soy grosero!

Barty se tiró del sillón tratando de contener la risa. Nadie en esa habitación entendía nada, pero tres cuartos de ellos vivían por los chismes. 

Regulus miró con ojos cansados a su esposo. —James. 

—¡Yo no fui!— se defendió rápidamente. —Cuando los recogí ya estaban así. 

Lucius lo miró acusadoramente. —Más te vale ciervito, porque donde hayas sido tú el culpable hoy comemos venado. 

Marlene hizo una mueca de asco. —Nos indigestamos. 

—¡Si eres! 

Andrómeda se levantó de su asiento, acercándose a los niños, en verdad esperaba que la magia de sus sobrinos no se descontrolara. 

—¡Hey! ¿Como les fue a la escuela a los pequeños príncipes! 

Respondieron al unísono. —Mal. 

Severus se iba a levantar para hablar con los niños, pero Regulus lo detuvo. —Deja que Andy lo resuelva,— les dio un rápido vistazo. —O que lo intente. 

Severus se recargo en su esposo, todos prestando atención a Andrómeda y el par de niños. 

—Draco, ¿Por qué dices que Harry es grosero? 

Criando a un DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora