IMAGÍNATELO
Yoongi alargó la mano hasta alcanzar una de las sogas. El tacto le demostró que no eran las típicas cuerdas a las que él estaba acostumbrado; es decir, las de tender la ropa, el cordel para atar, las de saltar a la cuerda de niño... Estas eran más suaves, muchísimo más, y eran negras. Acarició con dos dedos el cabo, descubriendo que estaba completamente equivocado. No eran cuerdas, sino cuero. Cuero grueso y suave, trenzado y trabajado hasta formar un cordel redondo, resistente y... exquisito.
— ¿Lo has hecho tú? —preguntó sin dejar de acariciarlo.
—Sí.
— ¿Cuándo? —Tenía que ser un tipo con mucho tiempo libre, sólo hacía tres días que había estado allí por última vez y entonces no había nada de eso.
—No duermo bien últimamente —susurró a modo de respuesta.
¡Genial! Su amante misterioso era un manitas con el cuero, dormía poco, tenía un cuerpo de infarto y le iban los jueguecitos... ¡Qué combinación más apropiada! Y por si todo esto fuera insuficiente, además tenía unos atributos muy, pero que muy notables; determinó al sentir su erección contra la parte baja de su espalda.
Mmm. ¿Por qué estaba perdiendo el tiempo? ¿Por qué él no se ponía manos a la obra? Con una sonrisa ladina en los labios, decidió intentar algo que esperaba le hiciera reaccionar. Recorrió con los dedos los cabos de cuero y fue subiendo hasta que tuvo los brazos alzados. Enredó las manos en ellos, como si estuviera atado, y sintió que sus pezones se tensaban reclamando atención. Esa postura lo excitaba, reconoció para sí mismo. Sólo había algo que lo molestaba: la mesa. Estaba justo debajo de las poleas y chocaba contra sus muslos. Empujó con ellos para apartarla, pero él posó sus enormes manos en sus piernas y se lo impidió. Yoongi las abrió un poco y esperó a ver qué juego se traía él entre manos.
Él dio un paso atrás, alejándose de la piel de su dios para recuperar la cordura. Antes de empezar nada debía asegurarse de que Yoongi no lo descubriera. De hecho, eso era lo primero que debería haber hecho en el mismo momento en que pisó la cabaña, a fin de protegerse de su curiosidad; pero había sido incapaz de pensar.
Buscó en el bolsillo trasero del pantalón lo que instantes antes había guardado allí. Sacó el antifaz de cuero que había hecho un par de noches atrás y lo colocó en su sitio: sobre los ojos de Yoongi. Lo ató con cuidado, cerciorándose de que no quedara ni demasiado apretado ni demasiado flojo. Entonces, y sólo entonces, se permitió dejar fluir la pasión.
Recorrió los brazos lechosos lentamente hasta llegar a las manos enredadas en el cuero. Las envolvió en las suyas. Las hizo soltar el amarre obligándolas a bajar hasta que quedaron apoyadas en su erección. Le tentaron, recorriéndolo por encima de los vaqueros. Él se dejó llevar por las sensaciones. Necesitaba esas caricias más que respirar. No se había permitido así mismo ningún alivio en tres días. Tres días en los que su pene había despertado cada vez que lo veía, cada vez que lo recordaba. Tres noches en las que sus testículos gritaban su deseo en cada sueño que tenía.
Frenó sus caricias apenas un minuto después, si lo dejaba continuar acabaría corriéndose antes de empezar, y quería cumplir un par de sueños antes de eso. Sobre todo necesitaba cumplir uno.
Lo agarró de las manos y lo obligó a girarse. Quedaron frente a frente.
Yoongi estaba ciego gracias al antifaz, si hubiera podido verle, vería la cara de un hombre a punto de cumplir su más deseado anhelo. Vería las emociones recorrer unos rasgos duros y curados. Vería unos labios conocidos tornarse en una sonrisa ilusionada, cuando su imagen se quedó grabada en los ojos chocolate del hombre.
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Sueños Ardientes De Verano
FanfictionAdéntrate a esos días de verano en una solitaria cabaña en medio de la nada... JIMSU MPREG