SI NO PUEDES CON ELENEMIGO, UNETE A EL
Yoongi levantó la vista del libro que supuestamente estaba leyendo y observó satisfecho al hombre paralizado en la entrada del cuarto.
«Donde las dan, las toman, muchachote», pensó con fija sonrisa maligna en los labios al ver la perplejidad reflejada en su rostro.
Hacía menos de media hora que, al ver las habitaciones vacías, había pensado en matarle —lenta, muy lentamente—, pero segundos después, cuando él contestó a sus reproches con monosílabos, pensó en estamparle la bolsa —llena de piedr... ropas— en la cabeza. Y lo había hecho y se había quedado en la bendita gloria. Luego había abandonado la habitación absolutamente convencido de que pasaría la noche durmiendo en el salón —o al menos intentándolo—, pero al pasar delante del cuarto de baño en su cerebro se encendió un potente halógeno de cien vatios (llamarlo bombilla sería quedarse corto). Entró y mientras se aseaba decidió su futuro —por decirlo de alguna manera—. De nada valía luchar contra corriente.
Por lo tanto ahora, siguiendo los dictados de su (in)consciencia, bajó perezosamente el libro que le ocultaba la cara y lo dejó colocado, sin premeditación alguna, sobre su regazo, ocultando sin querer su pene. Sonrió lánguido, con una sonrisa pensada para volver loco a un hombre. Y vaya si lo consiguió.
Jimin observó sus movimientos sin parpadear, dio un paso atrás, tentó con las manos hasta encontrar el picaporte y empujó hasta cerrar la puerta a sus espaldas. Un suave clic indicó a quien quisiera oírlo que también había girado el pasador del cerrojo.
Yoongi arqueó las cejas y sonrió aún más maléficamente.
— ¿Dónde estabas? —preguntó.
—En la cocina —mintió él sin parpadear. Quizá porque no estaba dispuesto a perderse el espectáculo o, tal vez, porque aún esperaba algún ataque por parte de Yoongi.
— ¿Has recorrido toda la casa desnudo? —inquirió mirándole de arriba abajo.
—Es mi casa.
—Está llena de gente.
—Mi padre y mi sobrino.
—También estoy yo —comentó, peinándose el pelo con las manos en una pose que era de todo menos inocente.
—Ya me has viso desnudo —«y erecto», terminó Jimin la frase en su cabeza al notar su pene erguirse en busca de atención.
—Podría pensar que quieres hacerme... algo —insinuó doblando una rodilla, lo que hizo que el libro de su regazo cambiara de posición y quedara apoyado en precario equilibrio sobre el valle entre sus piernas.
—No pareces asustado.
— ¿Debería de estarlo?
—Sí —Dio un par de pasos hasta quedar a los pies de la cama.
— ¿Por qué?
—Porque me estás volviendo loco.
— ¿Tú crees? No estoy haciendo absolutamente nada —afirmó inocentemente, a la vez que se agitaba el pelo, arqueando la espalda.
— ¿Qué estás tramando? —inquirió entornando los ojos.
—Nada.
—Nada bueno —lo corrigió a la vez que se arrodillaba sobre el extremo del colchón.
—Pudiera ser.
—Estás maquinando algo —afirmó, cogiendo uno de sus preciosos y finos pies, colocándolo sobre su pecho. El libro cayó por fin del regazo, permitiéndole ver el pubis sedoso y el pene semierecto. Estaba excitado.
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Sueños Ardientes De Verano
FanfictionAdéntrate a esos días de verano en una solitaria cabaña en medio de la nada... JIMSU MPREG