HOY NO
—Voy a comprar, ahora vuelvo...
Eli levantó la mirada de la caja que estaba montando y observó a su yerno salir cabizbajo de la casa. Se preguntó por enésima vez qué podía decirle para erradicar la tristeza de su mirada, pero no se le ocurrió nada. No tenía ni idea de lo que pasaba por la cabeza de Yoongi ese día.
Se habían levantado al amanecer, habían desayunado en silencio... Bueno, casi todos habían desayunado, Yoongi había devorado casi un kilo de mandarinas mientras Hoseok, con el disgusto y el arrepentimiento dibujados en la cara, se había dedicado a masacrar las tostadas con mantequilla. Cuando terminaron, tío y sobrino se montaron en el coche y su yerno y él habían ido hasta su casa a montar las cajas que contendrían los higos ya clasificados. Y desde entonces no había dejado de observarlo. Algo le pasaba, pero no sabía qué era.
Yoongi entró en «La Park» a comprar el pan, y un olor delicioso se coló por sus fosas nasales. Incapaz de resistirse se acercó hasta el mostrador y casi comenzó a babear.
—Ponme un kilo —pidió a Dara, la tendera.
— ¿Un kilo? ¿Estás seguro?
—Sí. Y dame uno para probarlo —pidió Yoongi tragando saliva. Olía muy, pero que muy apetitoso. Dara observó al muchacho con atención, recorrió su cuerpo con la mirada y se paró en sus caderas. Sonrió. Tendría que hablar con Jimin, aunque lo mismo él ya lo sabía, pensó encogiéndose de hombros a la vez que añadía el último pedido a los tres kilos de mandarinas, las cuatro barras de pan, los dos kilos de chuletillas y la docena de huevos.
Yoongi salió de la tienda relamiéndose los labios. ¡Por Dios, que rico estaba! Entró en la casa, saludó a Eli y fue a la cocina para comenzar a preparar la comida; pero antes de ponerse el delantal, subió a la terraza de arriba con el móvil en la mano. Llevaba toda la semana recabando información, pensando, calibrando las opciones y por fin esa mañana se había decidido. Por mucho que le costase, por muy triste que se sintiera, había cosas que no se podían ignorar, y la felicidad de Hoseok era una de ellas.
Comprobó la cobertura de teléfono móvil y comenzó a marcar: 920...
Cuatro horas después, los hombres regresaron del campo. Se asearon y ayudaron a poner la mesa mientras sus estómagos cantaban tan fuerte como tenores de ópera. Cuando la fuente de chuletillas apareció ante ellos, comenzaron a babear, literalmente. Comieron sin apenas hablar, no porque no tuvieran nada que decir, sino porque no les daba tiempo a vocalizar palabra entre mordisco y mordisco.
— ¡Jo, papá! Está todo riquísimo —piropeó Hoseok, mojando la última gota de salsa en pan.
—Pues espera a ver el postre —advirtió Eli arqueando las cejas.
— ¿Qué has hecho? —preguntó excitado el muchacho. No esperó respuesta, se levantó de un salto y abrió la nevera impaciente, para un segundo después dar un paso atrás con gesto extraño.
— ¡Joder! Qué raro huele. ¿Qué has comprado? —inquirió, arrugando la nariz.
—Exagerado —exclamó su hijo tragando saliva y lamiéndose los labios. — Déjame, anda —dijo empujándole a un lado y sacando una fuente tapada con papel transparente.
Jimin arrugó la nariz cuando le llegó el fuerte olor a vinagre de la nevera abierta. Miró a su padre interrogante y Eli se encogió de hombros sonriendo. Se levantó intrigado y se asomó al interior del frigorífico.
— ¿A qué huele?
—Eso quisiera saber yo —comentó Hoseok, a su lado.
—Oh, por favor, parecen perros olfateando un hueso —les apartó Yoongi cerrando la puerta. — Si no quieren el postre, ya nos lo comeremos Eli y yo —afirmó, dejando la fuente en la mesa y quitándole el plástico que la cubría.
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Sueños Ardientes De Verano
FanfictionAdéntrate a esos días de verano en una solitaria cabaña en medio de la nada... JIMSU MPREG