Sueños Ardientes De Verano

32

¿COMO OLVIDAR QUE NO PODÍATENER LO QUE MAS ANHELABA?

Poco después de las once de la mañana, y tras decidir que empezarían la recogida el lunes, regresaron a casa. Hoseok entró corriendo y salió menos de un minuto después con su bici y la mochila al hombro. Tenía tanta prisa que ni siquiera se despidió. Yoongi y Jimin decidieron pasar el resto de la mañana en la Soledad y así fue como acabaron sentados en el muro del kiosco, junto a todos los amigos que había hecho en el pueblo. Y entonces sí que se divirtió.

Lo habían echado mucho de menos, o al menos esa fue la impresión que le trasmitieron sus abrazos, palmadas en la espalda y besos en la mejilla. Enseguida lo pusieron al día de todo lo que se había perdido en su ausencia. Y fue mucho, pero mucho...

Durante las horas que duró la conversación, Jimin fue haciendo poco a poco avances indiscretos. En primer lugar, se posicionó a su lado en el banco de piedra. Un minuto más tarde pasó el brazo sobre su hombro. Yoongi frunció el ceño, pero no dijo nada. Un rato después, la mano que colgaba de ese hombro comenzó a acariciarle la clavícula, Yoongi se removió, Jimin lo ignoró y por ello recibió un discreto codazo en las costillas, él se quejó, se giro, y le dio un buen beso con lengua delante de toda la gente del kiosco. Yoongi abrió los ojos como platos ante su atrevimiento y esperó enfadado escuchar comentarios o risitas tontas por parte de la «audiencia», pero no paso nada; cada cual seguía a lo suyo.

A las dos de la tarde, tras una charla amena, tres o cuatro codazos a las costillas de Jimin, unos cuantos besos con lengua y muchos, pero muchos arrumacos —incluyendo caricias disimuladas en la barriguita—, abandonaron el kiosco y se dirigieron a casa... cogidos de la mano.

Al llegar les recibió el aroma de carne asándose a la brasa. Eli había encendido la barbacoa y estaba preparando unos deliciosos chuletones. Hoseok llegó poco después y devoró dos de ellos ante la mirada estupefacta de Yoongi, que no había sido capaz de acabarse el suyo. Cuando acabaron de comer, Eli avisó que era sábado, «noche de tute» y que pasaría la velada en casa de Ho Dong. Hoseok por su parte solicitó permiso para dormir en casa del 'Manguera', uno de sus amigos. A Yoongi no le hizo ni pizca de gracia, pero Jimin se mostró encantado. Tras hablar por teléfono con el padre del muchacho y convencerse de que iban a estar vigilados, accedió.

Estaban acabando de recoger la cocina cuando Jimin propuso que lo acompañara, al ayuntamiento y, Yoongi, pese a que había soñado durante toda la mañana con una buena siesta aderezada con caricias y algo de sexo, aceptó. Así fue como se enteró de que Jimin estaba a un solo paso de convertirse en alcalde y que tenía en marcha, entre otros proyectos, las obras de una ludoteca infantil.

—Al final lo has conseguido —comentó sonriente cuando salieron, ya tarde, de la sala de juntas.

—Eso parece —contestó él, dándole un ligero beso en los labios.

Desde que habían salido de casa esa mañana, Jimin parecía aprovechar cualquier oportunidad para besarlo; como si no pudiera creer en su suerte y necesitara confirmar que estaba allí, con él, a su lado; como si quisiera contar a los cuatro vientos que eran pareja.

—Va a ser un trabajo tremendo —comentó Yoongi lamiéndose los labios, saboreando el sabor de Jimin en ellos.

—No tanto como parece. La casa está en muy buenas condiciones. Con una mano de pintura y algunos muebles, estará lista.

— ¿Sólo eso? Ay, que ingenuo eres —rió Yoongi. — Harán falta muchas más cosas: material escolar, libros, alfombras, pizarras... Y además tienes que conseguir los permisos y cumplir todas las normativas.

—No es tan complicado. La casa cumple todas las reglas y, en cuanto a los permisos... Yo seré el Ayuntamiento. —Sonrió guiñándole un ojo. — Lo más complicado será conseguir maestros — comentó fijando la mirada en Yoongi. — El Ayuntamiento se hará cargo de los gastos de luz, agua, calefacción... pero del resto, incluyendo su sueldo, tendrá que hacerse cargo la persona que dirija la ludoteca.