QUIERO MIRARTE
— ¿Tampoco vas a salir hoy con tus amigos? —preguntó Jimin arrancando el coche.
—No sé... KyungSoo me ha dicho que han quedado en la Corredera y que luego van a ir a La Charca a darse un baño —contestó Hoseok, abrochándose el cinturón.
—Parece un buen plan.
—Pse, creo que paso.
— ¿Pasas? La semana pasada te encantaba ir a La Charca...
—Ahora no me apetece.
— ¿Y no tendrá nada que ver cierto chavalo?
—No empieces de nuevo, tío —refunfuñó Hoseok, mirando por la ventanilla.
—Eres idiota —declaró Jimin enfadado.
— Te pasas el día pegado a tu papá porque un chico te salpicó hace tres días.
—Déjame en paz —dijo enfurruñado.
—Si el chico no te gusta, vete con tus amigos y pasa de él —propuso Jimin.
—Siempre viene con nosotros. Es de la banda —gruñó Hoseok.
—Pues ignóralo.
—No quiero.
— ¿No quieres ignorarlo?
—No. Me gusta —dijo en voz tan baja, que Jimin apenas consiguió entender sus palabras.
— ¿Te gusta? Entonces, ¿cuál es el problema? —preguntó atónito.
—Me dejó en ridículo. Me tiró agua delante de todos... Y ahora, cada vez que veo a mis amigos empiezan con sus bromitas: que si me pongo colorado cuando lo veo, que si se ha declarado, que si nos dejan solos para que él me tire a la fuente... Y me tienen hasta las narices.
—Ah. Entiendo.
Jimin miró a su sobrino por el rabillo del ojo. Estaba sentado muy tieso en el asiento del copiloto, con los brazos cruzados sobre el pecho y mirando por la ventana. Al pobre se le veía perdido y avergonzado. Aún era un muchacho. Alto y desgarbado, delgado y con algunas imperfecciones en la cara, como todo adolescente. No cabía duda que era hijo Yoongi. Alto, casi tanto como cuando conoció a su cuñado, delgado y de piel pálida, aunque no tanto como la de Yoongi, de rasgos definidos y ojos marrones. Por suerte no se parecía en nada a Taemin, su padre. No era extrovertido, ni tenía su carisma; era como Yoongi, un chico serio y circunspecto que cuando menos te lo esperabas daba el do de pecho mostrando un genio de mil demonios. Jimin le adoraba, pero en esos momentos estaba un poco hasta las narices de sus inseguridades. Habían pasado tres días desde el incidente con el chico y la Fuente Nueva, y desde entonces Hoseok se negaba a salir con sus amigos; en su lugar salía con Yoongi. Y no es que a Jimin le pareciese mal que ellos dos salieran juntos. Pero con cierta mesura.
Esos tres días su sobrino lo había acompañado todas las mañanas a la recogida de brevas y todas las tardes a la cooperativa, y agradecía profundamente su ayuda. El chico era trabajador y no se quejaba por el trabajo duro. Pero al regresar casa, en vez de irse con sus amigos, instaba a Yoongi a pasear por la Soledad. Y, francamente, Jimin estaba harto. Pasaba los días deslomándose en el campo y cuando acababa con el trabajo, lo único que encontraba era su cabaña vacía porque Yoongi pasaba las tardes con su "bebe"; como si Hoseok fuera un niño de pecho y necesitara su consuelo. La situación estaba empezando a irritarle. Había trazado un plan, un plan complicado que implicaba ganarse la confianza de Yoongi en todos los ámbitos de su vida. Como Jimin en el pueblo, como su amante desconocido en la cabaña. Y era imposible llevarlo a cabo si lo único que podía hacer para estar con él era dar paseos con Hoseok de carabina bajo los olmos negros del parque. Ni siquiera Eli había conseguido que Hoseok se separara de Yoongi, mucho menos él mismo, que veía como día a día su cuñado se distanciaba de él en pro de su niño y de los amigos que había hecho en el pueblo.
ESTÁS LEYENDO
Sueños Ardientes De Verano
FanfictionAdéntrate a esos días de verano en una solitaria cabaña en medio de la nada... JIMSU MPREG